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Domingo, 14 de agosto de 2011

OPINIONES

El crecimiento de la organización de trabajadores

Victoria Basualdo Flacso

La agenda sindical

Entre 2003 y 2010, en un contexto de crecimiento económico sostenido y de un pronunciado descenso de la tasa de desempleo, hubo un alza de la negociación salarial por rama de actividad, que marcó una fuerte ruptura con la dinámica existente en los años ‘90. Se produjo también un fuerte ascenso de los conflictos motorizados por distintos sectores de la clase trabajadora, que jugaron un papel importante en los incrementos logrados en el salario real. Una dimensión clave a la hora de pensar en formas de fortalecer a la clase trabajadora es la organización en el lugar de trabajo, que ha tomado gran actualidad en los últimos años por la importancia creciente del conflicto sindical en el ámbito de los establecimientos laborales, y la participación de delegados y comisiones internas en ellos. El surgimiento y reconocimiento de nuevas camadas de delegados en los establecimientos laborales, que aprendiendo de la larga historia de organización obrera pudieran al mismo tiempo construir nuevas formas de organización y de lucha, podría ser un punto de partida para promover una mayor participación y discusión interna en los sindicatos, y elevar la tasa de sindicalización


Mariana L. Gonzalez, Cifra-CTA

Mayor afiliación

El crecimiento en la afiliación y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales son expresiones de los profundos cambios que han tenido lugar en el mercado de trabajo en la post-convertibilidad. En los años ’90, el empeoramiento de las condiciones del mercado de trabajo conspiraba claramente contra las posibilidades de los trabajadores de organizarse y de fortalecer sus gremios: el alto desempleo funcionaba como un mecanismo disciplinador y la expansión de formas de contratación precarias y la mayor inestabilidad y rotación laboral implicaban condiciones menos propicias para la afiliación sindical. El contraste con el período actual resulta evidente. La fuerte creación de empleo implicó un abrupto descenso de la tasa de desocupación. La proporción de empleo no registrado tuvo también una fuerte caída, aunque continúa siendo elevada, y del mismo modo se observaron mejoras en otros aspectos que hacen a la calidad de los empleos. Además, la definición del nivel de los salarios volvió a centrarse en la negociación colectiva, lo cual influyó decididamente en la disminución, al menos relativa, del grado de desigualdad salarial


Hector Palomino, Ministerio de Trabajo

Puja distributiva

La dinámica económica y laboral de la Argentina volvió a situar el conflicto entre capital y trabajo en un lugar central. Como representantes del trabajo, los sindicatos intervienen hoy en la puja distributiva, que demanda la intervención y mediación estatales. La expansión económica impulsó el crecimiento del empleo, al mismo tiempo que las regulaciones laborales promovidas por el Estado orientaron ese incremento hacia el empleo registrado, que es el que nutre de afiliados a los sindicatos y sostiene su representación en la negociación colectiva. Los nuevos afiliados sindicales incorporados entre 2003 y 2010 se estiman en más de un millón de trabajadores, convirtiéndose nuestro país en uno de los pocos que incrementa la densidad sindical, lo que contrasta con su declive en varios de los países industrializados. Hoy, los salarios están determinados por la negociación colectiva: para cada trabajador, el convenio colectivo cubre 90 por ciento o más de su salario efectivo, que dependen cada vez más de la capacidad sindical de negociar aumentos frente a los empresarios. Esto incentiva la “acción colectiva” en muchas empresas donde hasta los gerentes y “mandos medios” muestran hoy disponibilidad para sindicalizarse”

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