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Jueves, 16 de diciembre de 2010

BERLIN CALLING, DE HANNES STöHR

Atrapado con salida

 Por Horacio Bernades

Una diferencia entre las buenas películas y las otras es que en las buenas lo que hacen los personajes los define. En cambio, Berlin Calling no sería muy distinta de lo que es si, en lugar de dj, el protagonista fuera mecánico dental, obrero de la construcción o actor porno. La propia película presenta el oficio o vocación del personaje como algo esencial, tanto para él como para los demás. Sin embargo, lo que le sucede –ir a parar a un centro de rehabilitación, por haberse tomado todo– se presenta como desgajado de su condición de músico, o programador de música electrónica, o lo que sea. Finalmente todo termina siendo un Atrapado sin salida con salida. Esto es: sin golpes bajos, efectismos o demagogias –como en el caso de aquella película, más famosa que buena–, pero también sin dramas o motivos. Porque finalmente, ¿de qué sirvió la odisea de baja intensidad que atraviesa el tipo, si termina igual que como empezó?

Un dato que tal vez defina qué le pasa a la película es el título, el mismo que la dueña de la discográfica impone para el disco que el protagonista está por editar. O sea: la película elige nombrarse con un nombre impuesto. El que Martin había elegido estaba mucho mejor: Tetas, tecno y trompetas. Aunque no muy riguroso, en verdad, porque de lo primero hay poco en su vida, y de lo último nada en el disco. Pero al menos suena bien. Mejor que Berlin Calling, que no establece alguna clase de diálogo con The Clash, sino que se limita a vampirizar un título famoso de la historia del rock. Porque las programaciones de Martin no tienen absolutamente nada que ver con la música de Joe Strummer y sus muchachos. Así como tampoco tiene mucho que ver el nombre artístico con el que Martin se presenta: dj Icarus. Salvo que por volar demasiado alto, como le sucedió al héroe mitológico, se entienda tomarse un trip de aquéllos. Y por quemarse las alas, quemarse el cerebro. Pero ni así, porque tampoco está tan dado vuelta este muchacho...

En tren de hacerse preguntas, ¿por qué el papá de Martin es reverendo luterano? ¿Incide eso en la relación que tiene con su hijo? No que se vea. ¿Por qué la novia, cuando a él lo internan, vuelve con una antigua novia? ¿Y por qué cuando se reencuentran los tres practican un ménage à trois? ¿Por qué los ménages à trois dan bien en cine? ¿Porque siempre viene bien un poco de ratoneo? Hay un momento gracioso en Berlin Calling, que es cuando Martin organiza su fiesta de despedida del centro de rehabilitación. Se va a buscar bebida y un par de chicas, la música ya la tiene (la pone él) y uno se imagina que todo va a ser un gran descontrol (estilo Atrapado sin salida, donde Nicholson armaba una festichola parecida). Sin embargo, parece que a los internos de acá les tira más lo depre, ya que el único que baila un poco, solo y a 2 x hora, es el esquizo que jamás abre la boca, en medio de la cerrada oscuridad de la sala de espera. El resto de Berlin Calling está como más empastillado.

5-BERLIN CALLING

Alemania, 2008.

Dirección y guión: Hannes Stöhr.

Intérpretes: Paul Kalkbrenner, Rita Lengyel, Corinna Harfouch, Araba Walton y Peter Schneider.

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