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Sábado, 9 de abril de 2011

BAFICI LOS TRES PRIMEROS TíTULOS DE LA COMPETENCIA OFICIAL ARGENTINA

Westerns, novias y fábricas quebradas

En Amateur se homenajea a un odontólogo que filma spaghetti westerns en el fondo de su casa. Novias-Madrinas-15 años logra pintar un universo más rico y más amplio. Y La carrera del animal aporta la clásica cuota FUC al festival.

 Por Diego Brodersen

Dos largometrajes documentales y uno de ficción abrieron el juego de la Competencia Oficial Argentina de esta 13ª edición del Bafici. Uno de ellos tiene como trasfondo geográfico la ciudad de Concordia, Entre Ríos; el segundo, el muy porteño barrio del Once; finalmente, unas calles que podrían ser de cualquier ciudad argentina ubican el relato del tercer estreno local que se presenta por estos días en las salas del Abasto y aledaños.

Amateur, cuarto largometraje de Néstor Frenkel, viaja al reencuentro de uno de los personajes que habitaban su documental Construcción de una ciudad, Jorge Mario, quien supo aportar en aquel entonces imágenes inéditas del antiguo pueblo de Federación. Mario anunciaba en pantalla, casi como una amenaza, que había otras películas caseras que no deseaba hacer públicas. No cumplió con su promesa el hombre, ya que este odontólogo de profesión, cinéfilo empedernido, boy scout, coleccionista de toda clase de cosas, director de cine amateur y conversador por demás es el centro neurálgico de la película.

Festejo del cine fatto in casa y del alguna vez extinto (ahora redivivo) formato Súper-8, Amateur propone un viaje sin filtros a la vida y obra de su homenajeado, personaje vital y excéntrico que, con su exceso de energía y bonhomía, sostiene la totalidad del metraje, apoyado por las imágenes de sus imitaciones del spaghetti western filmadas en los años ’70. El film es virtualmente un homenaje y sin dudas derrocha simpatía, pero no hay mucho más allá de la superficie, como si se tratara de una cinta institucional que no puede evitar que la banalidad asome la cabeza por encima del entusiasmo. A pesar de su tono humorístico y de la aparición sorpresiva de recursos que incluyen la construcción ficcional, Amateur hubiera requerido tal vez un tono más anárquico, menos esquemático en su inquebrantable deseo celebratorio.

Con una infinitamente menor cantidad de recursos de estilo, Novias-Madrinas-15 años logra pintar un universo más amplio, más abierto a los ecos y reverberaciones de la vida. Y ello a pesar de no salir de un local de pocos metros cuadrados en la calle Azcuénaga. Los hermanos Diego y Pablo Levy encararon un proyecto en apariencia sencillo: retratar el ritmo cotidiano en la sedería de su padre, una típica casa de telas del Once. Lejos del aguafuerte judío de Daniel Burman en El abrazo partido, el documental presenta a un grupo de hombres de cierta edad –el mayor ronda los noventa años– haciendo lo que vienen haciendo desde hace décadas: vender telas a mujeres deseosas de ostentar un vestido a medida en alguna ocasión especial.

En apenas sesenta minutos y entrelazando las entrevistas a cámara (las mejores telas del negocio de fondo) con el registro de charlas, ventas y momentos de distensión cotidianos, la película recrea un mundo que podría estar desapareciendo, en el cual el anecdotario e incluso los modos del habla aparecen como algo anacrónico. Novias -Madrinas-15 años no es una película ambiciosa, pero es precisamente en esa supuesta carencia donde los realizadores encuentran la mayor de sus virtudes. Concentrados en los sujetos que tienen delante de la cámara, evitando cualquier tipo de ornamentación estilística, encuentran dos o tres momentos de luminosa verdad.

Con una estilizada y granulosa fotografía en blanco y negro de Gustavo Biazzi, el film-FUC de esta temporada se suma al estilo transitado por películas como Castro, El hombre robado, El pasante y otros proyectos de la famosa escuela de cine de San Telmo. Pero los juegos verbales y tránsitos constantes de los personajes de aquellas películas abandonan en La carrera del animal, ópera prima de Nicolás Grosso, cualquier atisbo de ligereza para centrarse en una historia de ribetes dramáticos, graves incluso. La historia del film es la del cierre de una fábrica vista desde el punto de vista de los empleadores, especialmente el del hijo menor de la familia, poco interesado en proseguir con el linaje empresarial que parece habérsele asignado desde la cuna.

Vuelve a ser notoria, como en alguno de los films ya citados, la influencia casi inevitable (¿inconsciente?) de Invasión, el clásico de Hugo Santiago, tanto en sus particulares diálogos, por momentos casi literarios, como en la ominosa aparición de personajes que pueden torcer el destino del joven protagonista, su hermano mayor y su padre, este último una ausencia de notable peso específico. El espíritu de La carrera del animal es extrañado, por momentos cercano al fantástico, y se destacan en ese sentido, por sobre otras características, una esforzada prolijidad en cada uno de los rubros artísticos y técnicos. Pero más extraño aún, provocador incluso, es el telón de fondo de un film que hace de los trabajadores despedidos una suerte de secta en las tinieblas, un elemento más en un tablero de juego donde la vida real –con sus miserias concretas y dolorosas– se desdibuja a tal punto que resulta irreconocible.

* Amateur se exhibe hoy a las 11.30 hs en Hoyts 11 y el martes 12 a las 16.45 en el Teatro 25 de Mayo.

* Novias-Madrinas-15 años se exhibe el jueves 14 a las 18 hs en Hoyts 10 y el domingo 17 a las 13.15 hs en el Teatro 25 de Mayo.

* La carrera del animal se exhibe el martes 12 a las 19.45 hs en Hoyts 12 y el domingo 17 a las 11 hs en Hoyts 11.

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Novias-Madrinas-15 años, de Diego y Pablo Levy, un cálido retrato de la vida en el Once.
 
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