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Domingo, 18 de noviembre de 2007

UN ANTICIPO DE LA NOTA DE TAPA DEDICADA A FLORENCIA DE LA V

“La gente está cada vez más tolerante”

–Para nosotras, las travestis, vos sos un éxito y un orgullo. Nos identificamos con vos. No pasaba tanto con alguien como Cris Miró. Será que a vos te vemos absolutamente trans.

–Es que a Cris las travestis la veíamos como transformista que se disfraza de mujer. Y nunca terminó de definir la mujer que quería ser.

–En nosotras, en cambio, hay como un coraje al toque, ¿no? A los 14, a los 15 te decidís. Si lo hacés más tarde, te habrás perdido algo del ser travesti. ¿Vos recordás alguna escena de la infancia?

–¡Me vestía de mujer desde el jardín de infantes! Tenía la necesidad de hacerlo todo el tiempo y no me importaba absolutamente nada, a pesar de que a mi papá cuando se enteró no le gustó nada. Después cuando sos más grande y no sabés lo que te va a deparar la vida, parece que te fueras olvidando del asunto hasta que te pasa lo que me pasó a mí: me vestí por primera vez a los quince para salir a bailar y, desde ese momento, nunca más volví a ser la que era. Fue una experiencia increíble: me encontré a mí misma. Pero en el pasaje de la primaria a la secundaria, ¿viste que se te despierta todo? Yo sentía que no estaba ni de un lado ni de otro, sin actividad sexual, ni femenina ni masculina. Hasta que me pasó que me descubrí como mujer.

–¡Te descubriste como mujer! En ese momento te das cuenta de que tenés poder sobre el varón.

–Por supuesto. La mujer es la que de verdad maneja el mundo, aunque el hombre crea otra cosa. Uno puede hablar porque vivió de las dos formas: como hombre y como mujer. Pero el comienzo fue muy duro. Yo tengo treinta años. Y cuando yo empecé con las transformaciones todavía existía el Código de Convivencia.

–¿Tenés noción sobre el activismo trans y la lucha por los derechos?

–Mucho no. Recién desde hace un tiempo me estoy enterando un poquito más. Pero siempre conocí los problemas que tienen todas las travestis en Buenos Aires. Aquí ser travesti es como ser indocumentado, o sea que ni siquiera te consideran argentino. Y eso es una aberración de la que la gente no toma conciencia. Uno puede tomar diferentes elecciones sexuales, pero creo que el precio que pagan las trans es muy alto, porque encima la mayoría suelen ser de familias marginales, de barrios carenciados, maltratadas desde chicas; han sufrido violencia psicológica o física.

Entonces salen a la calle y lo único que pueden hacer es tratar de subsistir sometiéndose a todo ese tipo de esclavitud con todas sus consecuencias: los enormes trastornos por los implantes y las inyecciones, el HIV. Las vas a buscar al hospital y en general no sabés ni el nombre.

Podés conocer el nombre “de guerra”, pero no el nombre completo. Entonces se convierten en NN. Es una cosa realmente muy fuerte.

–Las putas mexicanas dicen que, como travestis, no tenemos ni patria, ni madre, ni padre, ni nación. Estamos fuera del sistema, en un no lugar. Ese es nuestro dolor.

–Claro, entonces sos ilegal en tu propio país. Claro que el caso de la maestra está sentando precedentes. Porque en general la gente se cree que una travesti lo único que quiere ser es artista en el mundo del espectáculo. Y la verdad es que no creo que ésa sea la expectativa de todas.

–En la construcción de un futuro, ¿vos ves que esto está cambiando? Si es así, vos sos una parte importantísima ya que la gente al menos te ve en la tele y te conoce...

–Saben que hay travestis, que existimos. Yo hace diez años que trabajo en el medio y la gente me incorporó. Y es más: creo que no me ven como a una travesti, me ven como a una artista como cualquier otra. No dicen “la travesti actriz”. Eso habla muy bien de la Argentina. Porque en otros países, sobre todo en Latinoamérica, eso no sucede. En los últimos años la gente se está volviendo más tolerante.

Entrevista: Marlene Wayar.

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“Sos ilegal en tu país”, dice Florencia.
 
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