Hernán Aramberri se desparrama distendido en la silla mientras ve bailar el humo de su café con leche. A través de la ventana del bar transcurre un desfile de bermudas, mangas cortas y ojotas. El verano se anticipó en pleno corazón de Almagro y nada de lo que se ve o se siente en esta mañana de calor y relajo parece remitir a aquella noche fatídica en Mendoza. Pero todo queda guardado en la memoria. “Fue el recital más hostil de nuestras vidas. Entre tema y tema nos frotábamos las manos para darnos calor y varios terminamos con los dedos ajados. Encima, con el viento que había, el sonido iba y venía, como si se escuchara mal. Habíamos conseguido un buen lugar, las entradas se vendieron bien y todo estaba preparado para que fuera una fiesta. Digamos que nos mostraron el dulce de entrada y después vino lo peor”, dice. El show del Indio Solari y sus Fundamentalistas del Aire Acondicionado en el Autódromo Jorge Angel Pena de San Martín no será tan recordado por haber marcado un nuevo record de asistencia en un espectáculo pago, sino por las insufribles condiciones climáticas que padecieron los músicos y el público con persistente agua nieve y temperaturas por debajo del grado cero.

Pero eso quedó en el tiempo, y esta noche la música le ofrecerá revancha a Hernán Aramberri y también a Gaspar Benegas, quienes se desprenden ocasionalmente de la locura que rodea al mundo Solari para dedicarse a un proyecto íntimo que... replica al mundo Solari. Aunque en menor escala. “Todo comenzó el año pasado cuando le propuse a Gaspar realizar una serie de charlas, a modo de clínicas, intercalándola con canciones de los proyectos en los que trabajamos. Como vimos que teníamos buena repercusión, seguimos. Y acá estamos”, explica Aramberri, quien secunda al Indio versión solista casi desde el comienzo, aunque ya venía trabajando con él desde la última época de Los Redondos como asistente tecnológico y también como segundo baterista del grupo. Además de hacerle soporte a la hora de grabar y maquetar el material que luego toma forma de disco, Aramberri oficia de embajador solariano (tal como le gusta autodefinirse) ante el resto de los compañeros. “Me encargo de darle mística de banda a un grupo de músicos que en su momento fue convocado de manera separada”, resume.

El proyecto no tiene nombre, aunque algunos productores lo denominaron “Noche Fundamentalista”, pues el repertorio se apoya en canciones de los tres discos de Solari y también de los últimos dos de los Redondos, cuya identidad sonora estuvo decididamente influida por las innovaciones tecnológicas introducidas por Aramberri. El debut fue a fines de abril del año pasado, cuando ambos se presentaron en Río Grande, Tierra del Fuego. Una noche realizaron una especie de clínica privada en una sala de ensayos y al día siguiente ofrecieron un show en la Casa de la Cultura. El formato consistía en una charla con el público, detalles técnicos, anécdotas de cocina y, entre tanto y tanto, canciones de las que saben todos. Aramberri en la batería y Benegas en la guitarra, más la apoyatura de pistas. Solos y de noche. “No teníamos cantante preestablecido, así que la gente se encargó de llenar el hueco. Eso después se hizo una fija y es un agregado alucinante a nuestros shows que no estaba en los planes originales”, se sincera el baterista.

Los resultados de esa primera experiencia fueron tan alentadores que el teléfono comenzó a sonar con ofertas de todo el país. Así fue como aparecieron en Rosario, Necochea, Olavarría, Salta, Córdoba, Villa María, Río Cuarto y en varias ciudades de Mendoza. Incluso llegaron a presentarse en Guaymallén una semana antes del último show del Indio, espectáculo que fue oportunamente presentado como “Misa previa”. A pesar de todas las señas y referencias inevitables, Aramberri se siente incómodo con las asociaciones excesivas. Teme sentirse abusivo de un linaje que le fue convidado por la confianza que supo ganarse de “el artista” (como él lo llama, respetuosamente), y de hecho evitar revelar intimidades acerca de si Solari está al tanto de este proyecto o de cuál fue su reacción al respecto. “Con Gaspar nos definimos como un dúo de productores, músicos y docentes que mostramos nuestro arte apoyado en nuestra experiencia, trayectoria, presente y futuro”, sale del paso el baterista, tratando de concentrarse en el show que esta noche darán en Niceto Club (Niceto Vega 5510).

Será el estreno porteño de la pareja, que hasta el momento sólo se había presentado en el interior, aunque para esta ocasión habrá algunos ajustes que lo distinguirán de sus precuelas. Por empezar, no tendrá el tono de una clínica o de una charla, sino el de recital. Además, habrá una lista de invitados que incluirá a otros “fundamentalistas”, como el tecladista y guitarrista Pablo Sbaraglia y el saxofonista Sergio Colombo, también a Valentina Cooke, Santiago Aysine (cantante de Salta La Banca, producidos por Benegas), la ex “Patito feo” Brenda Asnicar, músicos de Las Manos de Filippi y Sergio Dawi, ex Redondo que junto a sus viejos compañeros Walter Sidoti y Semilla Bucciarelli grabaron en el próximo disco del Indio. “No puedo anticipar nada”, se ataja Aramberri, aunque ya se sabe que el álbum está terminado después de casi dos años de trabajo y será presentado en vivo recién después del verano próximo, en lugar a definir.

¿Seguirán tocando juntos después del show en Niceto? ¿Harán temas propios? ¿Incorporarán nuevos músicos? Preguntas urgentes sin respuestas inmediatas. “Las ideas a futuro están condicionadas por la falta de tiempo. Por ahora, tenemos la energía puesta en este formato que está en plena maduración. Aunque con el Indio jugamos en Primera A y armar otra banda sería arrancar desde abajo”, concluye Aramberri.