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Lunes, 2 de octubre de 2006

MUSICA › BABASONICOS E INTOXICADOS, EN EL PEPSI

Una larga noche en Lugano Hollywood

Pity invitó a Dárgelos y luego el líder babasónico devolvió la gentileza. Afinidad entre “opuestos”, ante 22 mil espectadores.

 Por Javier Aguirre

Y los músicos se amaron en público. La jornada 9 del festival tuvo como dato emocional el romance escénico que compartieron los dos números centrales de la noche, Babasónicos e Intoxicados, con sus respectivos cantantes sumándose como invitados en ambos sets e intercambiando abrazos, elogios y actitud rocker. Evidentemente, las bandas se sumaron a la misma confraternidad –sin divismos, celos ni competencias– que sugiere ese verdadero “crisol de sponsors” que es el Pepsi Music 2006.

Fue la noche, hasta el momento, de mayor concurrencia de espectadores, ya que los 22.500 que dieron el presente superaron los 22 mil que habían asistido a la noche-Gustavo Cerati, la tercera del ciclo. El concierto de Intoxicados generó una gran respuesta del público. La figura escénica de Pity Alvarez ratificó la idea de que, por mucho que les duela admitirlo a los creadores de Gorillaz, el primer cartoon del rock es argentino y nació en Lugano. Colorido, sórdido, gangsteril, metafísico y tierno a la vez, Pity en escena es un dibujo animado humano. Para los fans, las canciones más movilizantes del repertorio aún parecen ser las de Viejas Locas, la vieja –aunque no tan loca como Intoxicados– banda de Pity: “Perra”, “Una piba como vos”, “Lo artesanal” y, por lejos, “Homero”, entrañable comic sobre el arquetipo del working class hero de Piedrabuena. Sin embargo, cuando más juega Intoxicados, cuando más se luce su base rítmica y cuando más vuela su música, es a la hora de las canciones de la propia cosecha de la banda, como “Departamento deshabitado” o “Quieren rock”. Sobre el final del show comenzó el romance entre las “hormigas” de Lugano y las “cigarras” de “Miami”: el cantante babasónico Adrián Dárgelos apareció para conformar un dueto con Pity, que necesitó machete para el pegajoso y críptico estribillo que dice “trance roller sheeba boogy son de adictos sónico” de la bonita versión “intoxicada” de “Patinador sagrado”, añejo hit de Babasónicos.

El espectáculo de cierre fue el de Babasónicos, basado en la tríada de sus últimos discos, Anoche, Infame y Jessico. Estos Babasónicos que en un año pleno de giras (España, México, sur argentino) parecieron estrellas de rock de visita en la ciudad cuando tocaron el potente “Fizz” y se lo dedicaron “a Buenos Aires”. Ataviados con capas brillantes, y con un Dárgelos de tan buen humor que no abandonó su sonrisa en toda la noche, ofrecieron un set impecable. Canciones como “Pendejo”, “Rubí”, “Curtís”, “Y qué” o “Pobre duende” sonaron invariablemente claras, felices y emotivas, y trajeron mucho baile allí donde –minutos antes, durante el show de Intoxicados– había habido mucho pogo. La devolución de gentilezas o bien esa trascendental segunda cita que confirma que el romance no fue sólo de una noche –o sólo de una canción–, apareció para “Deléctrico”, cuando Pity regresó a escena para aportar su voz.

Antes, el primero de los roles protagónicos del menú había correspondido a Los Tipitos, quienes se mostraron muy cómodos en el escenario principal y podrán ufanarse de disponer de un público con un altísimo índice de remeras de la banda. En tanto, y bajo el curioso status de “bonus track”, en uno de los escenarios paralelos, Virus recordó algunos de sus hits de hace dos décadas. Y permitió que unas niñas fans de Adicta, a las que su tío canoso acompañó al show, terminaran acompañando al tío canoso a sacarse fotos con los hermanos Moura. Todos los target, un target.

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Adrián Dárgelos y Pity, en un encuentro sin prejuicios.
 
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