Los siete son argentinos, pero se juntaron en Nueva York. Ellos, los seis Escalandrum, estaban tocando en el emblemático club de jazz Birdland, mientras ella, Elena Roger, andaba por ahí presentando Evita en Broadway, cuando los invitó a verla. “A partir de entonces, hubo una excelente onda entre no- sotros”, se adentra Daniel “Pipi” Piazzolla sobre el amor musical a primera vista que nació hace cuatro años. “Al único que conocía era a Martín Pantyrer (clarinetista de la banda) con quien habíamos hecho Jazz, swing, tap, una obra por Alejandro Romay. Obvio que en ese entonces (2003) ya sabía que existía Escalandrum, pero nunca los había escuchado en vivo, hasta ese día en el Birdland”, se extiende Roger, sobre el minuto cero de un partido que empezaron a jugar con Astor Piazzolla como 10 imaginario. El primer concierto juntos lo dieron causalmente en Mar del Plata, la ciudad natal del formidable bandoneonista, y ahí mismo surgió la idea de meter el primer gol con el disco conjunto, que presentarán esta noche a las 21, en el teatro Coliseo (M.T. de Alvear 1125). “Ellos ensayaron en Buenos Aires, yo en Ushuaia, y nos encontramos el día del show. Fue mágico, en la prueba de sonido tocamos los temas y sonaron espectaculares. Después los hicimos en vivo a la noche y fue increíble… Ahí mismo tomamos la decisión de hacer proyectos juntos. Y así surgió 3001”, detalla la cantante.
Sólido resultado de la juntada, 3001 contiene piezas emblema de Astor (“Balada para un loco”, “Los pájaros perdidos”, “La bicicleta blanca” y “Vuelvo al sur”, entre ellas) arregladas por Nicolás Guerschberg, dirigidas por el tándem Roger-Piazzolla y tocadas por el resto de los Escalandrum: Mariano Sívori en contrabajo, Damián Fogiel en saxo tenor, Gustavo Musso en saxo alto y soprano y el mencionado Pantyrer en clarinete bajo. “El grupo ya tiene experiencia haciendo Piazzolla. Lo moderno o actual parte de mantener nuestro ensamble y sonido, y tratar de que la articulación sea la adecuada para interpretar esta música, manteniendo nuestra formación. Además, la incorporación de Elena le suma mucho a este sonido actual. Ella es una de las mejores voces del momento y así lo demuestra en este disco”, señala el nieto de don Astor sobre el tenor actualizado de las versiones. “No hay un bandoneón pero el sonido está, existe igual. Y esos tres excelentes músicos que son Musso, Fogiel y Pantyrer tocan como uno, se ensamblan perfectamente, y hacen del disco algo súper exquisito”, alaba Roger, ducha también en comedias musicales, incursiones en cine y arremetidas solistas a través de discos como Vientos del Sur y Tiempo Mariposa. 
–El título 3001 es otra forma de decir que Piazzolla es atemporal.
Pipi Piazzolla:
–El “es” la música del futuro. Además, 3001 es parte del nombre de Preludio para el año 3001 y nos pareció acorde con lo que estábamos grabando: nuevos arreglos, nuevas orquestaciones, nuevas generaciones, nuevas interpretaciones y hasta incluso abrir la puerta a la improvisación.
Elena Roger: –Siento que Piazzolla se transforma en un clásico, que es universal porque su música se ha escuchado en todo el mundo. Musicalmente, él hizo evolucionar al tango de una manera muy poderosa, muy exquisita. En este disco, lo que tratamos de hacer, o por lo menos lo que siento que hacemos, es renacer en su propia sangre. Es algo que se siente al tocar cuando está Pipi en el medio y todos lo acompañamos en ese viaje.
Un viaje que se originó hace quince años, cuando Escalandrum nacía bajo un buen signo. Tiempo suficiente como para moverse por cuarenta países, publicar siete discos, y recibir varios premios, entre ellos un Gardel de Oro en 2012. “Yo era chico y presencié los ensayos donde se gestó la música que versionamos en 3001, y queríamos probar con este ensamble. Son temas hermosos”, sentencia Pipi y se la deja picando en la línea a Elena, para que hable en nombres propios: “‘Vuelvo al Sur’, en particular, tiene esa manera tan jazzera, tan tranquila al principio para luego subir mucho al final, pero manteniendo, a la vez... Súper íntimo, muy bello”, ensalza la cantante, sobre el clásico del film Sur, de Pino Solanas. “Con ‘Los pájaros perdidos’ me subo a la moto de ellos facilísimo y en “La bicicleta blanca” siento que trato de poner mi impronta en el recitado, en la transmisión de la historia. Es un tema en el que Pipi también quiso romper un poco con la polka y hacerlo de otra manera”.
Respecto del concierto de esta noche, hay prevista una puesta especial a cargo de la escenógrafa y vestuarista Renata Schussheim, a la sazón, directora artística del espectáculo. “Seguramente, ella embellecerá más aún la música en el sentido de lo visual, para que la gente tenga todos los sentidos atentos y pueda sentir y ver un acompañamiento muy bello para que el espectáculo termine de ser redondo. También va a haber alguna sorpresa en cuanto al repertorio, cosas que no están en el disco”, adelanta la cantante, que también prevé un 2017 ligada a Escalandrum y alguna actividad en cine. Respecto del sexteto, hay un futuro inmediato (marzo del año que viene) vinculado a la presentación de un disco sobre piezas de Mozart y Ginastera, que acaba de grabar en ION “a dos micrófonos” y, por supuesto, la subsistencia de anclajes piazzollianos entremezclados con músicas propias.