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Jueves, 6 de octubre de 2005

MUSICA › LUCIA PULIDO ACTUA EN BUENOS AIRES

“A mí me interesa que cada canción contenga una búsqueda”

La cantante colombiana, junto al guitarrista Fernando Tarrés, presenta hoy y mañana su nuevo disco.

 Por Diego Fischerman

“En Colombia, cuando algo ha salido realmente mal, cuando algo se rompe en pedazos, hay una expresión. ‘Quién lo ha tirado’, dicen, y uno contesta, invariablemente, ‘yo no he sido’”, relata Lucía Pulido, con un perfecto acento colombiano y una voz casi inaudible, que desconcertaría a cualquiera que haya escuchado el espesor de su canto. “Cuando terminamos de tocar en Rosario, se acercó alguien del público y me preguntó quién nos ‘había tirado’ Juan Panadero. Yo lo entendí en colombiano. Pensé que me estaba diciendo que lo habíamos roto en pedazos. Y claro, no podía decir que no había sido yo porque sí había sido. Lo raro es que su actitud parecía amable, entonces entendí que se refería a cómo habíamos llegado a conocer el tema, que no está entre los más transitados; que me preguntaba quién me lo había enseñado. Y es que, aunque lo habíamos roto en pedazos, le había gustado.”
Radicada desde diez hace años en Nueva York, donde tal vez a su pesar es considerada una de las figuras más promisorias del jazz vocal, Pulido grabó en Buenos Aires un disco llamado Songbook 1 y dedicado a canciones tradicionales colombianas y argentinas. Allí aparecen temas como la chacarera Agüita demorada de los hermanos Núñez o La arenosa de Manuel Castilla y el Cuchi Leguizamón. Pero el sello que publicó el disco es BAU, un sello predominantemente de jazz, el productor musical es un músico de jazz, el guitarrista Fernando Tarrés, y el resto del grupo es un grupo de indudable raigambre jazzística, como lo demuestran, por ejemplo, el fantástico solo del saxofonista Rodrigo Domínguez en La arenosa o la magnífica guitarra eléctrica de Juan Pablo Arredondo en La hoguera. El disco, entonces, es uno de los productos más originales y desafiantes entre los publicados recientemente pero, al mismo tiempo, no hay allí nada de forzamiento ni impostura. Ningún crossover ni mezcla extraña. Apenas una cantante excelente y un grupo de intérpretes sensibles y creativos entrando en el mundo de cada canción y haciéndolo propio. Junto a los nombrados, en el disco participan Jerónimo Carmona en contrabajo, Carto Brandán en batería y, como invitados, Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Luis Nacht en saxo, Alberto Garantón en clarinete bajo y Jorge Sepúlveda en percusión. Y hoy y mañana, a las 22, lo presentarán en Notorious (Callao 966).
Tarrés y Pulido se conocieron en Nueva York, donde el guitarrista vivió durante un tiempo. Ahora, él opina que “el proyecto surgió tan rápido porque hubo una química inmediata. Viajamos juntos a Colombia, de la mano del saxofonista Antonio Arnedo; por un lado iba mi grupo, para juntarse con algunos músicos de allí, y por otro iba Lucía, que llegaba sin banda. Nosotros fuimos su grupo y enseguida surgió la sensación de que había un territorio digno de ser explorado en conjunto”. La cantante, por otra parte, se ocupa de puntualizar: “Nunca he sido cantante de jazz”. Sin embargo, sabe que “hay un espacio común con los músicos con los que trabajo, tanto en Nueva York como aquí”. Y ese espacio común está dado, en gran parte, por el jazz entendido como una especie de lengua franca. “A mí me interesa que cada canción sea un aprendizaje. Que contenga una búsqueda para encontrarle la sonoridad necesaria”, afirma Pulido. “Tocar con músicos de jazz posibilita que algo se ramifique, que pueda explotar en cualquier dirección, que un tema sea una materia viva y transformable. Es decir, esa materia se puede amasar de muy diferentes formas pero siempre sigue siendo la misma materia.”

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Lucía Pulido y Fernando Tarrés: la química inmediata.
 
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