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Viernes, 27 de abril de 2012

LITERATURA › UNA RECORRIDA POR EL SECTOR DEDICADO A E-READERS Y E-BOOKS, UN FORMATO EN EXPANSION

En el templo del papel crece lo digital

Ya no es una rareza reservada a un público especializado: los 200 metros cuadrados que la Feria del Libro destina este año a los nuevos formatos sirven para dar una adecuada idea de las maneras en que el hábito de la lectura crece, muta y se adapta al uso.

 Por Silvina Friera

El laberinto de la pasión por la lectura no es un itinerario que se pueda recorrer de memoria. A pesar de las líneas que se cruzan, que conviven, perderse puede resultar encantador. Como cuando se camina por una ciudad sin mapas, sólo bajo el imperativo de la curiosidad y el deseo. Quizá sean como llaves que abren las puertas de un mundo en construcción, que aún se despliega con misterio, con más preguntas que certezas y con zonas de ambigüedad que empiezan a desvanecerse. Los nuevos dispositivos de lectura tienen una vez más, por segundo año consecutivo, un ámbito para que los lectores se animen a experimentar con e-readers, tablets y e-books. El Espacio Digital de la 38 Feria del Libro, en el pabellón amarillo, es el cuerpo complejo de un niño inquieto que ha pegado el estirón: más amplio, 200 metros cuadrados, con más propuestas para que los lectores muerdan el anzuelo de la tinta electrónica. Las pantallas están sobre la mesa. Javier, un adolescente brotado de rulos castaños que cubren parte de sus ojos, desliza el dedo índice de izquierda a derecha sobre la pantalla de una tablet y pasa una página más de Rafa, la biografía del tenista Rafael Nadal.

Lucio Arrillaga trabaja en Amabook, librería especializada en libros digitales que cuenta con 2000 títulos electrónicos en formato iPad. “Nuestro principal contenido son las novedades”, dice el encargado a Página/12. Los modos de nombrar –de ser y estar– mutan. O se reciclan de un pasado remoto. Nadie objetaría que se puede leer en cualquier lugar. Cada cual elegirá si prefiere el cuarto, el living, el colectivo, la plaza, un cafecito o la cola de un banco. Pero Amabook ofrece una variante: “la lectura en la nube”, categoría que confirma la inclinación hacia símbolos, metáforas y alegorías de la galaxia virtual. Arrillaga comenta que es un tipo de lectura que no requiere descargar el contenido. “La lectura en streaming permite acceder a los textos en cualquier lugar y a través de cualquier dispositivo.” Leer en las nubes suena encantador. Pero hay más. “El texto en la pantalla es fluido, líquido”, subraya Arrillaga. Y muestra cómo las letras emergen con la suavidad de la espuma que dejan las olas en la orilla de una playa. Esa tableta no es de arcilla, pero ostenta las huellas de otros dedos que han pasado por sus aguas. En el stand de Bajalibros.com, otra tienda online en la que se pueden descargar algunos de los 40 mil títulos del catálogo, el surtido incluye tabletas iPad (de Apple), lectores de Sony y de Grammata, que fabrica Papyre, empresa española que se instaló en el país en diciembre de 2010. Los lectores que andan curioseando los modelos que ofrece Papyre llevan al paroxismo el verbo toquetear. El e-reader básico cuesta 999 pesos. Los más sofisticados –con pantalla táctil, la posibilidad de subrayar párrafos, hacer notas y conectarse a Internet– arrancan desde los 1699 pesos. La corriente no se detiene. Avanzará más o menos rápido. La industria del libro toma nota y procede.

La parte hard del Espacio Digital tiene su contracara soft en Zona Futuro, curada por el trío de editores de Clase Turista: Esteban Castromán, Iván Moiseeff y Lorena Iglesias. Hay una muestra titulada “20 hechos que están cambiando la lectura en la era digital”, una suerte de viaje por conceptos clave como memes –nuevo formato del humor, opinión y anécdotas–, videojuegos, autopublicación, e-books y Facebook, entre otros. El ámbito está articulado para reflexionar sobre las nuevas tecnologías, las nuevas estéticas y los nuevos escritores. “Las mejores movidas y ciclos emergentes de la ciudad –como Carne Argentina, Slam de poesía y No lo intenten en sus casas– ahora tienen un lugar en la Feria”, celebra Castromán, escritor y editor. En uno esos ciclos, Próximos estrenos, que se realizará mañana a las 18, participarán Leonado Oyola, Alejandra Zina, Leandro Avalos Blacha, Oscar Fariña y Gabriela Cabezón Cámara. “La idea es que el escritor pueda trabajar con diferentes materiales para vincular una imagen, un sonido, un olor y transformar esos materiales en cierto acto performático en el que cuentan lo que están escribiendo”, plantea el autor de 380 voltios.

Otra propuesta tentadora de Zona Futuro es el ciclo 7 maravillas. Un puñado de cineastas, periodistas, escritores y agitadores culturales narrarán en doce minutos, proyector en mano, las cosas que los fascinan: desde páginas web bizarras a libros, ideas, canciones, un videíto de YouTube y muchos otros etcéteras. Se suben al escenario –el próximo lunes a las 18–, el director Javier Van de Couter, los periodistas Nico Artusi y Emilio Ruchansky, y Andrés Park y Tae Kun Choi de Munguau, un colectivo que tiende puentes entre Corea y Argentina. “Cuando uno piensa en Zona Futuro, no es el futuro como una utopía tecnológica retro con naves espaciales”, aclara Castromán. “Las tecnologías están cambiando las praxis del futuro, pero el canon del futuro es lo emergente del presente. En este radar de nuevas tendencias no hay versus; convergen los libros en papel y las nuevas tecnologías. Las gramáticas, las ideas y los modos de considerar el mundo cambian. Pero seguimos siendo personas que queremos escuchar y contar historias.”

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Los lectores digitales básicos cuestan 999 pesos, pero hay modelos sofisticados a 1699.
Imagen: Télam
 
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