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Sábado, 1 de abril de 2006

CINE › ENTREVISTA CON MARCELO CESPEDES, UNO DE LOS FUNDADORES DEL CINE OJO

El ojo del cine puesto en lo social

Junto a Carmen Guarini y Alejandro Fernández Mouján, Céspedes creó hace veinte años el Cine Ojo, actualmente una de las productoras más importantes de cine documental. Sus temáticas se inclinaron siempre hacia derechos humanos y cuestiones sociales.

 Por Oscar Ranzani

Hace veinte años, cuando la democracia había dejado de ser un deseo popular para convertirse en una realidad, un grupo de cineastas argentinos que abordaban temáticas vinculadas con los derechos humanos a través de su mirada del país de entonces decidieron crear Cine Ojo. El trío estaba compuesto por Marcelo Céspedes, Carmen Guarini y Alejandro Fernández Mouján. Lo que ellos no sabían era que, tiempo después, aquello que nació como Colectivo Cine Ojo (y que luego se denominó Grupo Cine Ojo) se convertiría en una de las productoras más importantes de cine documental argentino. Fernández Mouján siguió su camino como realizador independiente pero ese triángulo fundacional hoy vuelve a tener sus tres vértices, ya que Cine Ojo produjo el año pasado Espejo para cuando me pruebe el smoking que enfoca el trabajo del escultor Ricardo Longhini, y actualmente están elaborando un trabajo audiovisual sobre la obra del artista plástico Daniel Santoro, también dirigida por Fernández Mouján.

Si hay algo que identifica a Cine Ojo son las temáticas sociales y vinculadas con los derechos humanos que la convierten en una productora de la democracia, imposible de imaginar en un contexto totalitario. “Eso es algo que, además de habernos identificado, nos ha marcado un rumbo en la elección de ciertos proyectos que nos han ido caracterizando. Un sello que distingue a la productora”, comenta Marcelo Céspedes en diálogo con Página/12. Y para corroborarlo pueden mencionarse algunas producciones propias como Hospital Borda, un llamado a la razón, que enfoca las diversas problemáticas en el seno de esta institución de salud mental; Jaime De Nevares. Ultimo viaje, sobre la vida del obispo de la Patagonia argentina, símbolo de la defensa de los aborígenes y de los obreros de la región del sur argentino; La voz de los pañuelos, realizada con motivo de los quince años de las Madres de Plaza de Mayo, o bien, H.I.J.O.S. El alma en dos, que aborda la temática de la identidad. Cine Ojo también produjo Yo no sé qué me han hecho tus ojos, ópera prima de Sergio Wolf y Lorena Muñoz, que indaga en la enigmática vida de Ada Falcón, y Los perros, de Adrián Jaime, entre otras. Por el camino recorrido, Cine Ojo recibió un homenaje a la trayectoria en el reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

–¿Qué aspectos priorizan a la hora de producir un documental que no dirigen ustedes mismos? ¿El abordaje de una temática política o social es excluyente?

–No, hay varios temas ahora. Primero y ante todo, la viabilidad del proyecto a nivel económico para poderlo realizar. En ese sentido, tenemos que encontrarnos con un proyecto que hable de esto que usted dice pero que también lo vea desde un punto de vista más universal y que sea un tema que tenga una comprensión no exclusivamente localista, de un público de acá, sino de un público internacional. Que eso permita la posibilidad de ser exhibido en televisión, que es algo que pide cualquier televisión europea, por ejemplo. Segundo, el tema pero más que el tema, cómo va a ser contado, desde qué lugar. No simplemente desde lo testimonial, desde lo informativo, porque eso es algo que hoy la televisión lo viene haciendo desde informes semanales, reportajes, noticieros. Entonces, hoy es necesario hacer algo más personal, de autor. Aunque se esté trabajando con el mismo material.

–¿Cuál es el rol que deben tener las productoras independientes en un mercado tan competitivo? ¿Tienen el suficiente espacio para desarrollar sus productos?

–Acá en la Argentina, no. Porque todavía el mayor espacio está por conquistarse que es la televisión. Y ésa es la asignatura pendiente que tenemos y sobre la que debemos trabajar para lograr que la televisión pueda y tenga que pasar cine argentino, sea de ficción o documental. El destino final del documental no es el cine sino la televisión. En eso se han ganado espacios a través del cable donde han empezado a programar. Yo creo que con el tiempo, los canales de aire lo tienen que empezar a ver, también para la ficción. Es un camino largo a recorrer. Si no se transforma en un cine que está dependiendo exclusivamente de los subsidios del Estado o de la respuesta del público.

–Actualmente existe un interés mayor en las coproducciones.

–Es que hoy en día la coproducción es el camino, porque no basta con la ayuda que te da el Estado para poder hacerlo sino también se necesita de la coproducción. En ese sentido, Francia es el país que, por naturaleza y por su gran política audiovisual, tiene el documental. Coproducir con Francia es fundamental. El presupuesto de la industria audiovisual francesa es de 1000 millones de euros anuales. Y de eso, una gran cantidad va destinado al formato documental.

–¿A qué atribuye el marcado interés por el cine documental que existe hoy en día?

–Fundamentalmente porque en estos últimos años se ha elevado muchísimo la calidad del documental argentino. Ha dejado de ser un documental meramente testimonial, paisajista o descriptivo para ser un documental de autor o gran formato. En ese sentido, el documental se ha acercado a la ficción y, a partir de ahí, ha empezado a narrar historias y no a describirlas. Eso ha llevado a que haya un público que se interese más por el documental. También el hecho de que hay mayor difusión del documental en salas y también por el éxito que ha tenido el documental a nivel internacional.

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La productora fue recientemente premiada en el Festival de Mar del Plata.
 
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