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Jueves, 29 de noviembre de 2012

CINE › LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE

Modosa y típica

 Por Horacio Bernades

Al ver Las ventajas de ser invisible no es fácil entender por qué el libro en que se basa es de culto desde hace más de diez años. Tal vez el autor de esa novela, Stephen Chbosky, escribe mejor de lo que dirige. En pantalla, The Perks of Being a Wallflower (título original) peca de una modosidad que es un poco la del protagonista, un chico tan tímido que ni cuando tiene la respuesta correcta levanta la mano en clase, para que los compañeros no le tomen bronca. Al hacer desaparecer todas las marcas personales, Las ventajas... reitera todos los tics y clichés de los relatos de iniciación: el protagonista sensible, que aspira a escritor; los pesaditos del cole que se la agarran con él; la chica linda que aunque tiene novio le echa el ojo, de tan sensible que lo ve; el profe de Literatura (siempre es de Literatura) que lo toma como su favorito; los primeros besos y los primeros ácidos. Como es una historia de iniciación contemporánea, a todo eso se le encaja una historia de abuso familiar que parece arrancada de otro relato. ¿Será mejor la novela? A quien quiera averiguarlo no le faltará ocasión: acaba de editarse en la Argentina.

No es que le falte drama al protagonista, Charlie (Logan Lerman, rotundamente inexpresivo), quien en cuanto la película empieza informa que el mejor amigo se suicidó y que él acaba de salir de una internación psiquiátrica. Del amigo y del suicidio no se sabrá más nada. El motivo de la internación es la carta que el casi impronunciable Chbosky (con antecedentes como productor de cine y televisión y guionista de la falsísima Rent, los bohemios) se guarda para el final. El problema es que antes de que llegue la revelación, pasada la hora y media de película, no hay ninguna clase de suspensión, ni en el protagonista ni en el relato. El Charlie de Logan (o de Chbosky) no es un pibe traumatizado, sino ese wallflower del que habla el título: el que juega a ser invisible, no sea cuestión de que los demás se enteren de su existencia. El truco es, claro, que van a venir en su rescate los chicos piolas del cole (sobre todo un chico gay, tan refinado y malicioso como un Rupert Everett en chiquito) y la chica linda: Emma Watson, la Hermione de Harry Potter. Así cualquiera es un wallflower.

La modosidad no se manifiesta sólo en el respeto por el canon de la película de high school, sino sobre todo en el tono de la película, que también es como que quisiera pasar inadvertida, como Charlie. En el caso de este crítico, lo logró. Típico es también el recurso de colocar estratégicamente en el elenco a actores adultos de cierto nombre, para que funcionen como gancho. Dylan McDermott hace del padre de Charlie, Paul Rudd del profe bueno, Melanie Linskey (una de las Criaturas celestiales de Peter Jackson, la memorable vecina metida de Two and a Half Men) de la tía compinche (pero ya se verá) y a Joan Cusack es como que la llamaron de apuro cuando la película se estaba terminando, para que viniera e hiciera de psiquiatra comprensiva. Ah, a Chbosky le da por usar unos filtros flou totalmente demodées, tal vez para representar que la historia transcurre en el pasado (se supone que se trata de un recuerdo autobiográfico).

5-LAS VENTAJAS DE SER INVISIBLE

(The Perks of Being a Wallflower, EE.UU., 2012)

Dirección y guión: Stephen Chbosky,sobre su novela homónima.

Fotografía: Andrew Dunn.

Intérpretes: Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller, Dylan McDermott, Paul Rudd, Melanie Linskey y Joan Cusack.

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