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Viernes, 27 de febrero de 2015

CINE › MARIE-LOUISE ALEMANN (1927-2015), UNA FIGURA DEL GRUPO GOETHE

Adiós a una pionera del cine experimental

 Por Luciano Monteagudo

Es difícil sobreestimar la importancia que tuvo Marie-Louise Alemann –fallecida ayer en Buenos Aires, a los 87 años– en el campo del cine experimental argentino y en la difusión del mejor cine alemán. Permanente agitadora cultural y cineasta ella misma, Marie-Louise –como todos cariñosamente la llamaban– había nacido en Alemania en 1927 y se radicó en el país en 1949. Se desempeñó como fotógrafa, periodista, actriz teatral y artista plástica y hacia 1967 –cuando la dictadura militar de Juan Carlos Onganía comenzaba a cercar al Instituto Di Tella– participó junto a sus amigos Walter Mejía y Narcisa Hirsch de un ha-ppening en la puerta de la sala donde se estrenaba Blow Up, de Michelangelo Antonioni. Aquella intervención en la vía pública fue documentada por Raymundo Gleyzer, en lo que se considera fue una de los pocas coincidencias entre lo que por entonces eran las vanguardias políticas y estéticas.

“Era todo un juego, incluso los happenings, que estaban muy a la moda. Se podía hacer cualquier cosa, en cualquier parte. El cine, el arte y la actuación eran todo lo mismo, parte de un mismo juego. No quería ser profesional, mi experiencia como profesional no me había gustado, porque era demasiada esclavitud. Entonces decidí jugar con todo esto y creo no haberle hecho mal a nadie”, contó en una entrevista poco tiempo atrás, sobre aquellos años pioneros.

Luego de sus primeras experiencias en el formato Súper 8mm, Marie-Louise (madre de la actriz Katja Alemann) fue en 1972 una de las fundadoras del llamado Grupo Cine Experimental Argentino, junto a Claudio Caldini, Juan Villola, Juan José Mugni, Horacio Vallereggio, Adrián Tubio y Narcisa Hirsch. Pero fueron mejor conocidos como el Grupo Goethe, porque fue el Goethe-Institut el que les cedió un espacio para sus reuniones y luego, con la inauguración de su magnífico auditorio (que al día de hoy permanece cerrado), también para la difusión de sus obras.

A partir de entonces, Marie-Louise, gracias a sus frecuentes viajes, se convirtió en una interlocutora privilegiada del joven cine alemán de esa época. Entre 1979 y 1985, cuando tuvo a su cargo la programación cinematográfica del Goethe, logró traer a Buenos Aires a tres de los cuatro grandes Werner del Nuevo Cine Alemán: Werner Nekes, Werner Schroeter y Werner Herzog (con quien compartió parte del rodaje de Fitzcarraldo en el Amazonas). Nekes y Schroeter dieron aquí sendos seminarios sobre cine experimental y el de Schroeter –a pesar de las amenazas que recibió durante los estertores de la dictadura militar– produjo como resultado el film colectivo De la Argentina (1983-1985), que recién llegó a verse en el país en 2013, para la retrospectiva Schroeter exhibida en la Sala Leopoldo Lugones.

Su obra como cineasta nunca llegó a trascender tanto como su actividad de difusora cultural, siempre orientada a los jóvenes. Dos años atrás, sus films y su figura fueron objeto de un rescate en el documental Butoh, dirigido por Constanza Sanz Palacios y estrenado en el Bafici. Tal como señaló el comunicado del Goethe-Institut que dio cuenta de su fallecimiento, “se fue una gran amiga de la casa, una mujer incansable en su búsqueda de la esencia de la vida y de las imágenes que trascienden. Una joven de espíritu”.

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