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Martes, 10 de noviembre de 2015

CINE › EL JUEVES EMPIEZA UNA NUEVA EDICIóN DEL FESTIVAL BUENOS AIRES ROJO SANGRE

Con los ojos bien abiertos del susto

Desde su primera edición a la fecha, el BARS se convirtió en un hito de los festivales locales y también en una cita anual impostergable para los realizadores locales, que proyectan sus películas con el encuentro siempre en su calendario.

 Por Andrés Valenzuela

Hay muchos tipos de miedo, de inquietudes, de incertidumbres. Algunos son más bien inocentones, como el que puedan provocar los dentistas o el ruido de un jarrón roto por el gato en la madrugada. Otros son más atávicos, como el que promueven los economistas del establishment o la falta de Internet. Los miedos, dicen algunos científicos, son un mecanismo de supervivencia. Y algunos de ellos se celebran y se gozan, sobre todo si llegan en la forma de una buena película. Para disfrutar del terror comienza este jueves la decimosexta edición de Buenos Aires Rojo Sangre, el festival de cine fantástico que incluye también al cine bizarro, las distintas vertientes del terror, la ciencia ficción, el suspenso y lo sobrenatural. Cine de género del bueno, de Argentina y del mundo, en una de las citas más emblemáticas que tiene el sector. El encuentro se extenderá hasta el 22 de noviembre y tendrá como sede central el Monumental Lavalle Multiplex (Lavalle 836), del que ocupará tres salas. La programación completa y los horarios se encuentran en el sitio oficial del BARS: www.festivalrojosangre.com.ar.

Desde su primera edición a la fecha, el BARS se convirtió en un hito de los festivales locales y también en una cita anual impostergable para los realizadores locales, que proyectan sus películas con el encuentro siempre en su calendario. El BARS consiguió nuclear a toda la movida del cine de género y se convirtió en su principal difusor, antes de que las salas comerciales aceptaran dar oportunidades a los films de terror de factura nacional y de que el Incaa volviera a dar subsidios a las producciones de este tipo. Desde entonces el sector creció muchísimo y ahora el festival no sólo es una grata excusa para acceder a films argentinos que de otro modo eran inhallables en las grandes salas, sino que también concentra propuestas internacionales de cada vez mayor envergadura.

Los asistentes al festival podrán disfrutar películas de Finlandia, Canadá, India, Australia, España, Nigeria, Rusia, Suecia, Alemania, Malta, Chile, México, Brasil, Colombia, Venezuela, Cuba, Estados Unidos y Gran Bretaña, además de la nutrida oferta de producciones argentinas. Esto, claro, en lo que hace a largometrajes, porque los cortos también tienen su espacio y la programación incluye 130 de ellos provenientes de 13 países.

El BARS propone al público cuatro secciones de competencia (Internacional de cortos, Internacional, Argentina e Iberoamericana), secciones de reposiciones, novedades, documentales, cortometrajes fuera de competencia y el ciclo del cineclub La Cripta. Además de los premios que entregarán los jurados, el público puede votar para entregar su propio galardón. Los premios se anunciarán y entregarán el sábado 21.

Más allá de la oscuridad de las salas, el festival ofrece numerosas actividades gratuitas, que para la ocasión se extenderán hasta el Auditorio de Radio Nacional (Maipú 555): presentaciones de libros y juegos de mesa, charlas, debates y el espacio de formación ¡Hacé tu Corto! dominan este segmento de la grilla. Allí destacan especialmente libros como Latidos: el pulso del cine argentino, Manual de cine de género y Porno argento.

Para quien está fuera del circuito, la noción de cine de género nacional puede parecer una entelequia difícil de aprehender. Pero basta echar un vistazo a las propuestas de la ocasión para descubrir la variedad de las ideas de los directores y guionistas argentinos. En esta edición del BARS hay desde “superproducciones” independientes como Daemonium: soldado del inframundo, de Pablo Parés (que ya tuvo un notorio éxito en YouTube), la ciencia ficción de El expediente Santis (de Brian Maya), el horror gótico de Resurrección (Gonzalo Calzada), el thriller psicológico Presagio (Matías Salinas), el realismo mágico de Un cuento latinoamericano (Juan Manuel Rampoldi), el policial de Testigo íntimo (Santiago Fernández Calvete), el documental El sistema Gorevisión: Cine Z, micropolítica y rocanrol (Valentín Javier Diment), la ultraindependencia de Reencarna (perros, karma y balas) (Marcelo Leguiza), las comedias Grasa (Pablo Marini, Pablo Parés) y La muerte juega a los dados (Martín Riwnyj), la producción independiente cordobesa Mirlos de Arkansas (Pablo Vergara), o la bizarra Hard Cop vivir y dejar matar (Juan Gabriel Coñuel).

De las producciones extranjeras, habrá que prestar mucha atención a lo que sucede en el continente: los mexicanos desembarcan con cuatro cintas y los brasileños con tres (incluyendo una del legendario Zé do Caixao), pero no faltan propuestas de Chile, Venezuela y Colombia. Y cruzando uno o varios charcos se llega a films europeos e incluso africanos, como Kpians: The Feast of Souls. Atención en este segmento a la finlandesa Bunny the Killer Thing, la canadiense Bite, la de animación Battledream Chronicle, la india Ludo, la rusa III o la española Vampyres. Además, visitará el festival el director cubano Eduardo del Llano, responsable de Omega 3, la primera película de ciencia ficción de la isla. De yapa, el CineClub La Cripta ofrecerá un homenaje a clásicos del mítico ciclo televisivo Sábados de súper acción. La suma conforma un gran cóctel para quedarse con los ojos abiertos del susto. Imperdible.

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Vampyres, del español Víctor Matellanos, participa de la Competencia Iberoamericana.
 
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