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Jueves, 4 de enero de 2007

CINE › “SECRETOS INTIMOS”, PRETENCIOSO FILM DE TODD FIELD

Primero hay que saber sufrir

 Por D. B.

Si las grandes empresas de Hollywood han llevado la idea del “cine con temática adulta” y tratamiento ídem a la categoría de oxímoron es algo que aún resta discutir, pero lo cierto es que todos los años, en estas semanas pre Oscar, afloran en cantidad ciertas películas que, en términos de competencia en la taquilla, no la tienen nada fácil durante el resto del año. El segundo largometraje del actor y director Todd Field –de quien pudo verse en nuestro país su primer esfuerzo en la realización, En el dormitorio (2001)– viene antecedido por los oropeles de tres nominaciones a los Globos de Oro, incluida una para su actriz central, Kate Winslet, y el prestigio que en ciertos ámbitos sigue convocando esa entelequia conocida como “cine independiente americano”. Segura candidata a algunas estatuillas doradas en el próximo mes de febrero, Secretos íntimos es el último ejemplar de una raza de films empeñada en explicar su propio mundo a partir de un juego básico de premisas morales, tres o cuatro cruces aleatorios (o predestinados, dependiendo de la mirada del espectador) de un puñado de personajes bajo la influencia de los más variopintos dilemas y la noción de que la felicidad, o algo parecido a ella, sólo es alcanzable luego de sufrir un poco y redimirse en consecuencia. Pathos, que le dicen.

O no tanto. En Secretos íntimos el sufrimiento existencial de todo ser humano es entendido como algo patológico, exacerbado, y ni siquiera la vieja y querida masturbación es expuesta como algo normal e incluso saludable: tres escenas tres de hombres de mediana edad en pleno acto de sexo manual parecen dejar en claro que se trata de algo sucio, patético al menos. Las mujeres del pueblito donde se desarrolla la acción tampoco se salvan del escarnio, atadas a la hipocresía, la incultura y la intolerancia. En ese contexto aparece nuestra heroína, Sarah –que el film relaciona una y otra vez, por si no había quedado claro en la primera ocasión, con la figura de la Emma Bovary de Flaubert–, esposa y madre en plena crisis matrimonial que encuentra un escape en la figura de su vecino Brad, también casado y con problemas de alcoba similares. Pronto se transformarán en amantes marginales, mientras alrededor de ellos otros dramas no menores tienen como protagonistas a un ex policía con desequilibrios psicológicos, una documentalista demasiado aplicada a su trabajo (flaquísima, raquítica Jennifer Connelly) y un pedófilo sometido a la vigilancia y persecución de la comunidad toda. A propósito, ¿qué sería del cine norteamericano “serio” sin la paidofilia, el nuevo cuco de los padres modernos?

Cine expositivo e indicativo, donde la posibilidad del estilo es reemplazada por la apariencia de realidad, siempre grave y perentoria, la película de Todd Field se ve atravesada por una narración en off literaria y omnisciente que describe todas y cada una de las sensaciones y anhelos personales que las imágenes no logran transmitir (autoindulgencia inexcusable: el hecho de que Sarah posea una maestría en literatura no justifica en lo más mínimo este pobre recurso). Secretos íntimos, en la senda de Belleza americana y films corales como 21 gramos, cree decir cosas importantes sobre los personajes y sus tribulaciones, sobre las sociedades y sus estados de ánimo. En el fondo no hay nada, o apenas muy poco, aunque la desgracia y la crueldad gratuitas intenten convencernos de lo contrario.

4-SECRETOS INTIMOS

(Little Children, Estados Unidos, 2006)

Dirección: Todd Field

Guión: Todd Field y Tom Perrotta

Fotografía: Antonio Calvache

Montaje: Leo Trombetta

Música: Thomas Newman

Intérpretes: Kate Winslet, Patrick Wilson, Jennifer Connelly, Gregg Edelman, Sadie Goldstein.

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