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Domingo, 9 de diciembre de 2007

CINE › III FESTIVAL TRANSTERRITORIAL DE CINE UNDERGROUND

Una red cinéfila sin fronteras

El encuentro gratuito, que tendrá hoy su cierre, motorizó la proyección de 200 films ajenos al circuito oficial.

Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Montevideo, Asunción, Bogotá y Cuzco. Esas son las ciudades donde se realizó el III Festival Transterritorial de Cine Underground, que hoy tiene su cierre y balance en la Feria del Libro Independiente y Alternativa (Ramón Falcón 2714) desde las 19. Se trata de un interesante acontecimiento que articuló más de 200 cintas independientes (entre largos, cortos, experimentales y clips) en una múltiple red de centros culturales y espacios comunitarios.

La premisa fue simple: dar tiempo de pantalla a las producciones locales que no pueden acceder a los festivales oficiales ni a las salas comerciales, y que tampoco tienen apoyo oficial. “Más allá del valor estético, que te puede gustar o no, tienen un valor de producción y merecen pantalla”, plantean desde la organización del Festival como principio fundante.

Además, dado que también apunta a la difusión de la cultura, todas las proyecciones fueron gratuitas. El FTCU es, en esencia, una red de colectivos que trabaja con la mayor horizontalidad posible para pasar películas. Tuvo su germen en el BaFreeCi que allá por el 2005 reunió a un grupo de cineastas militantes que organizaron la exhibición gratuita de films incluidos en el Bafici y de otras producciones locales que no habían podido acceder a esa prestigiosa pantalla. A la distancia, Marcelo Páez, uno de esos activistas del cine independiente y ahora coorganizador del FTCU, recuerda que la realización del BaFreeCi no era contra el Bafici, sino “contra algo más sistémico”.

Tras realizar ciclos de cine independiente en distintas salas porteñas, el primer festival se constituyó en 2005 como una jornada que reunía todo el material reunido durante el año. “El festival surge cuando se intenta sumar a la gente del mundo del cine”, comenta Páez. “Es gente que viene de las escuelas, donde te bajan una forma de trabajar muy concreta, donde hay bajadas de línea estética. Es un camino válido el ‘camino del Incaa’, pero aun así quedan un montón de producciones afuera”, señala.

Esas producciones dejadas de lado por el circuito oficial incluyen la mayoría del cine político, el experimental y el de género, que son justamente las que se presentan en este festival. Que el cine de género sea ignorado en el Incaa es una queja recurrente –y que se escucha habitualmente en otro festival, el Buenos Aires Rojos Sangre–. Quizás por eso aquí se vuelve a presentar Filmatrón, la película de Pablo Parés, ganadora del premio del público en el último Bafici y que se ha erigido a lo largo del año en ejemplo de buen cine independiente y, además, de buen cine de género. Sin estreno en salas comerciales, Filmatrón se proyectó durante todo el año en distintos centros culturales y festivales de cine.

Un eje que cobró mucha fuerza este año fue el ambiental. Al festival llegó material sobre problemas de la tierra, falta de espacio vital, alimentación y cultivos no agresivos, entre otros.

Abrir el juego a todo este abanico de producciones dio como resultado este Festival de Cine Underground, que el año pasado

se convirtió en Transterritorial cuando las noticias de su realización se difundieron por Internet y empezaron a llegar los primeros pedidos para sumarse al proyecto. “Tenemos listas de correo, páginas, toda la parafernalia de herramientas virtuales que nos permiten difundirnos. Somos spammers, floggers, bloggers... nerds”, comenta Páez.

El núcleo del evento, por cantidad de producción local y experiencia en la organización, está en Buenos Aires, pero la dinámica siempre es de articulación e intercambio. Por eso, muchos films convocados en la Argentina se proyectarán en Cuzco, o Quito, por ejemplo, y material de esas regiones se vio en las salas locales durante los primeros días del festival. “Es un poco romper con esas fronteras políticas que son de otros y de otras épocas, pero no las nuestras”, asegura Páez.

Informe: Andrés Valenzuela.

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Filmatrón, sin estreno en salas comerciales, es un emblema de los festivales independientes.
 
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