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Martes, 12 de mayo de 2015

PLASTICA › ANA GALLARDO, ERNESTO BALLESTEROS Y EDUARDO BASUALDO

Tres argentinos en la muestra central veneciana

Los tres artistas argentinos incluidos en la muestra Todos los futuros del mundo y convocados por el curador general de la bienal son Ana Gallardo (Rosario, 1958), Ernesto Ballesteros (Buenos Aires, 1963) y Eduardo Basualdo (1977).

La obra de Ana Gallardo está en un entorno muy bello, al final del recorrido de los Arsenales y continuando hasta los Giardini delle Virgini, dentro de un recinto que luce como una sala de depósito, que está en relación metafórica directa con el entorno carcelario en que fueron realizados los objetos que presenta.

La explicación de la artista es elocuente: “Estas cien esculturas han sido hechas por las presas de la Casa Reclusione Donne, en Giudecca (Venecia).

”Me inspiré en un ritual de origen mexicano que ofrece pequeños objetos realizados con barro del lugar a la Virgen, con el propósito de que el pedido sea concedido.

”Les propuse a estas mujeres hacer un objeto en el mismo sentido. Ellas tuvieron que imaginarse a sí mismas como mujeres mayores y tratar de pensar en aquello que necesitarán durante la vejez.

”Tomamos el barro utilizando el compost de la huerta de la cárcel, el mismo compost en el que crece su alimento.

”A su vez, las piezas hechas por las presas están presentadas sobre exhibidores realizados por presos.

”Nos hemos encontrado varias veces por semana durante algunos meses. En esta prisión hay mujeres mayores que estarán hacia el final de sus días cuando sean liberadas. Otras, las más jóvenes, no son capaces de visualizar su futuro”.

Se trata de una exposición pequeña y conmovedora, realizada por una artista que sabe como pocas ponerles el cuerpo y las ideas a situaciones y temas difíciles.

En el caso de Ernesto Ballesteros, el artista tiene asignado un sector dentro los Arsenales, para hacer volar, casi al modo de un performer, sus bellísimos y muy delicados avioncitos de interiores (que pesan desde menos de un gramo hasta un gramo y medio). En ese espacio, en uno de los laterales, hay una larga mesa junto a la pared, que es una suerte de “laboratorio/taller” donde Ballesteros fabrica los aviones con madera balsa y film. Como los avioncitos son de una gran delicadeza y livianísimos, el vuelo es casi una suspensión en el aire, donde se mantiene un tiempo mucho mayor al de las expectativas de los visitantes. Dentro de la relativa indiferencia con que los visitantes pasan otros sectores cercanos de la bienal, la zona de Ballesteros resulta una parada obligada, porque se transforma en un momento poético, donde el tiempo se ralenta.

Finalmente, la obra de Basualdo, también en el sector de los Arsenales, se ofrece con gran potencia. Se trata de una breve serie de piezas en metal, madera y papel, realizadas entre 2014 y 2015, que evocan un fuerte impacto dramático y juegan con la ficción a lo que ayudan la iluminación y el espacio despojado.

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