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Sábado, 18 de agosto de 2007

PLASTICA › LEVANTAN UNA MUESTRA DE LA REVISTA “BARCELONA”

Una solución tucumana a los problemas de la expresión

Un grupo de municipales secuestró las contratapas de la publicación, exhibidas en la peatonal de la capital provincial.

 Por Mariano Blejman

Tucumán arde. Es otra de las verdades de Perogrullo que la revista de humor Barcelona ha sabido explotar (perdón por la expresión, pero es la mejor palabra). Porque si Barcelona es “una solución europea a los problemas de los argentinos”, el “levantamiento” arbitrario y a plena luz del día de la muestra de Contratapa’s (cuyo nombre era justamente Tucumán Arde), en pleno centro de la capital de esa provincia, pareciera ser la “solución tucumana a los problemas de las elecciones”.

Preparados para el efecto boomerang que provocó el secuestro de la muestra, Pablo Marchetti, uno de los fundadores de la revista, ironizó ante la consulta de Página/12: “En realidad estamos contentos: sabemos que fue una operación para llevarle la muestra a Julio López (el testigo secuestrado en la provincia de Buenos Aires), así él también podía verla”, dijo.

El jueves a la tarde un verdadero grupo de “tareas” de la municipalidad se acercó hasta la puerta de la librería El Griego, ubicada en la peatonal Muñecas 287, pidiendo los permisos de instalación de la muestra, que resulta un panegírico irónico de la realidad social argentina: Videla, con su número de teléfono real y un asterisco que dice: “si llama del interior del país disque 011”; la imagen de Juan Carlos Blumberg disfrazado de Papá Noel quien reza: “Feliz Navidad, me entiende”; o la imagen de Cecilia Bolocco embarazada y de perfil, con la frase “Feliz día mamá” y una mira telescópica apuntando a la panza, entre las contratapas más recordadas.

La muestra Tucumán Arde (en honor a otra muestra sobre Tucumán realizada a fines de los ’60 en Rosario, que llevaba ese título) estaba colgada en la peatonal tucumana desde el 3 de agosto pasado, pero los municipales –aunque en un principio no se identificaron– aparecieron recién cuando al “griego” Miguel Frangoulis (dueño de la librería) se le ocurrió poner dos tapas más: una era la de la imagen de Barbarita, la niña desnutrida de la Tucumán de la poscrisis; y la otra, una del cura Grassi con leche en la boca, con un bebé bajo el brazo y la frase “Got Milk”.

Según contó ayer Frangoulis a Página/12, “vinieron a pedirme la autorización, les dijimos que Germán Alfaro, el secretario del intendente, le había dado el permiso a la Asociación de Prensa de Tucumán; pero como el papel no estaba decidieron levantarla”. Frangoulis pidió una identificación o una orden judicial, pero recibió una negativa. En el acto, uno de los operarios sugirió a Frangoulis que “esto se arreglaba”. Ante la negativa, procedieron a descolgar las contratapas. Mientras el hijo del “griego” sacaba fotos de los municipales (fotos que ayer colgaban frente a la librería, bajo la frase “mírenlos bien, y tengan cuidado”), el gesto fue devuelto con una golpiza por uno de los municipales. “Evidentemente no querían ser identificados”, reflexionó Frangoulis. Según el librero, ante su insistencia, los municipales dijeron que habían sido enviados por “el comisario Martínez”.

En este punto, las versiones sobre la responsabilidad de la decisión de levantar la muestra entran en franca contradicción. El jueves, el director de Tránsito de la Municipalidad, Miguel Angel Molins, dijo al diario La Gaceta: “No se otorga permiso para ocupar ninguna zona del microcentro, porque hay una orden judicial que dispone que el microcentro debe estar libre”. Ayer, en cambio, Molins le dijo a una radio local: “Jamás autoricé a que se levantara la muestra”. Autorizada o no, las contratapas yacían ayer en el área de Tránsito de la Municipalidad, según el vocero de la Asociación de Prensa de Tucumán, Ramiro Rearte (organizador de la muestra), “a la espera de la autorización del intendente Domingo Amaya para poder ser retirada del lugar”.

Como si se tratara de otro chiste de Barcelona, el director de Tránsito, Molins, atendió una vez su teléfono celular ante el llamado de Página/12 y pidió un favor: “¿Me puede llamar más tarde porque estoy manejando?”. “¿Va a volver a atender o vamos a tener que decir que no quiso hablar con este diario?”, requirió este cronista. “Ponga lo que quiera”, sugirió Molins. Por las dudas, el funcionario no volvió a prender el aparato. “Hasta ayer, las contratapas estaban desaparecidas, con los mismos métodos que seguramente usaron en el pasado”, dijo Frangoulis.

La muestra se viene realizando desde hace meses en distintas provincias y es un punto de partida para la incursión de Barcelona en el interior. “Seguramente, las contratapas van a aparecer, pero con algunos cambios”, ironizaba ayer Marchetti. Dispuestas en la calle, las contratapas compiten gráficamente con la ciudad empapelada que el domingo 26 elige gobernador y legisladores. Había dos citas que aludían a la situación de la provincia: una hacía referencia a la canción de Donald (“Las olas y el viento”), que había servido de inspiración a la Secretaría de Turismo para usar el slogan “La tierra y el valle, sucundúm, sucundúm”. Los de Barcelona usaron la frase “El hambre y el Chagas, sucundúm, sucundúm” con la foto de Barbarita, la niña desnutrida, para armar la polémica contratapa. La otra mención era un recorte de la revista Gente de 1975, que decía “Con Videla en el frente”, mientras en la tapa se ve la cara de una modelo. “Es similar al tono para vender una nota ‘Con Vilas en la Costa Azul’”, reflexionó Marchetti.

¿Molestaban las alusiones en la recta final de la carrera electoral? ¿O se trató de un intento de coima, que no llegó a buen puerto? Como sea, la cuestión creció inesperadamente: ayer el intendente dijo que la muestra iba a ser “devuelta”. Según Rearte, “la presencia de los carteles con contratapas críticas a la política nacional y provincial, puestas en la peatonal, era un espacio de comentarios y fotografías para los espectadores, lo cual no debe haberles gustado mucho”. Pero Frangoulis fue más allá: “No hay mayor diferencia entre esta gente sin uniforme y una patota de la dictadura. Esto y que Scilingo te tire de un avión es similar en cuanto a los procedimientos. Quiero recibir las disculpas del intendente. La dictadura se terminó en el ’82. Me emocioné cuando bajamos la foto de Videla y cuando entregamos la ESMA a los compañeros presos, detenidos y desaparecidos, pero esos actos tienen que seguir con otras políticas”.

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Empleados municipales cargan las contratapas de la muestra.
 
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