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Miércoles, 9 de junio de 2010

TELEVISION › LOS ENVIADOS A SUDáFRICA REPITEN VICIOS DE OTROS MUNDIALES

De cómo rellenar con “color”

Con el poco contacto de los jugadores argentinos con la prensa, los equipos de periodistas (y otras yerbas) que mandaron los canales de aire y de cable recurren al chiste o la “cháchara” para cubrir los carísimos minutos de satélite.

 Por Emanuel Respighi

Aunque aún falten dos días para que la indescifrable pelota Jabulani comience a rodar (y convertirse en una pesadilla para los arqueros), el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 ya está en marcha. Al menos desde lo mediático. Es que, desde el lunes, la televisión argentina dio comienzo a ese extraño, tortuoso y placentero ritual –todo eso junto y en tratamiento acelerado de un mes– que cada cuatro años convierte la pantalla chica en una caja de resonancia sobre el deporte más popular del mundo. Basta encender el televisor por estos días para constatar que de lo único que se habla es sobre cómo formará el seleccionado argentino en el partido del debut contra Nigeria, el próximo sábado. Y como en cada una de estas citas donde la orden es transmitir la fiebre mundialista las 24 horas, los cronistas enviados al continente africano se las ingenian –algunos con más creatividad que otros– para rellenar el costoso tiempo del satélite abierto con información deportiva o con actuaciones que no le temen al ridículo. Nada nuevo bajo el inclemente sol africano.

La instalación de los equipos periodísticos de todos los canales de aire y deportivos de cable en el IBC de Johannesburgo marcó el inicio oficial de la competencia mundialista que se da delante de cámaras, pero fuera del campo de juego. Germán Paolosky, Fernando Carlos y Walter Queijeiro, de Telefe, son los abanderados del género televisivo que combina humor e información y se recicla cada cuatro años, a puras notas de color. Claro que el escaso contacto de la prensa con los jugadores argentinos hizo que el portón de acceso, tapiado con lona verde, del campo universitario en el que se entrena el seleccionado nacional se convierta en la imagen más conocida del Mundial hasta el momento. La TV made in Africa repite vicios de anteriores mundiales.

Con la cuenta regresiva de las horas, minutos y segundos que restan para que comience el Mundial en reloj digital en pantalla –recurso heredado de 24 al que diversos ciclos meten mano para incrementar el nivel de futbolitis aguda en los televidentes–, la TV argentina ingresó en la etapa previa a los partidos con una programación en la que cualquier excusa vale para que cualquier programa y/o género haga referencia a la pelota. En momentos en los que el contacto con las figuras argentinas es casi nulo, los entrenamientos se realizan a puertas cerradas y no hay competencia, no interesa si lo que se transmite desde tierra africana sea pertinente o no o si puede resultar interesante o gracioso: lo único que importa es transmitir, “estar ahí”. Y eso justifica todo: hasta que el paseo de los sparrings –los juveniles que completan la delegación nacional– por un shopping de Pretoria sea centro de atención para una multitud de cámaras sedientas de imágenes mundialistas.

Evento masivo para todos, negocio redondo para pocos, el Mundial –cuya lógica mueve la industria televisiva local durante este atípico mes, siempre y cuando el seleccionado argentino juegue rondas finales– es la explotación al máximo de los recursos humanos, técnicos y económicos que se invirtieron para la cobertura. Bajo ese precepto, la programación habitual de los canales pasa a ser plausible de “levantamiento” o de reacomodamiento de su ámbito de interés si la fiebre mundialista así lo amerita. Por eso, no llama la atención que los noticieros hayan incrementado su espacio deportivo a niveles impensados, mostrando cualquier cosa que provenga de Sudáfrica, ni que las recetas de Cocineros argentinos se interrumpan por la emisión de un duplex en directo con el corresponsal del 7 en Sudáfrica.

Por lo que se vio en esta larga previa, las señales deportivas de cable son las que intentan tener una cobertura más periodística de lo que sucede en el país que abastecerá del grueso de imágenes que la TV emitirá de aquí hasta el 11 de julio. La cobertura más “argentina” de lo que acontece en el mundial que aún no empezó es la de TyC Sports, con una programación que –con los matices propios de ciclos como Despertate, Estudio fútbol o Indirecto– gira siempre alrededor del seleccionado nacional. Una única materia prima a la que, por más periodistas que hayan viajado a Pretoria, no pueden aún sacarle demasiado “jugo”. En el canal argentino, por ahora, mucha cháchara –algo a los que los periodistas de la señal están acostumbrados–, escasa originalidad en la temática de los debates e información a cuentagotas. Hasta el momento, lo mejor de TyC Sports de cara al Mundial es el spot institucional que anuncia la transmisión de buena parte de los partidos del mundial por la señal.

Por su parte, aprovechando su staff de profesionales de diferentes países del continente, Fox Sports decidió convertir la señal deportiva en un noticiero 24 horas referido exclusivamente al Mundial de Sudáfrica: Fox Sports Central es el primer canal de noticias panregional sobre el evento, con principal énfasis en las concentraciones de la Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Honduras y México. ESPN, en tanto, decidió hacer una cobertura mundialista más sobria, dándole prioridad a la información deportiva a través de flashes y completando el trabajo con la dosis de análisis justa (aportada principalmente por la edición ad hoc de Hablemos de fútbol). En esa misma línea, pero contando con el privilegio de poseer los derechos exclusivos para la transmisión en directo y en HD de los 64 partidos del mundial, la cobertura de DirecTV a través del canal 610 cuenta con dos versiones diarias de Mundial Total, tres del noticiero, un programa semanal de Figuras del Mundial y otro sobre el Color del Mundial.

En los canales abiertos, en cambio, la clave para ir metiendo a la gente en clima mundialista es el humor. Sin llegar –por ahora– al vergonzoso nivel de estupidez de Corea-Japón ’02 y Alemania ’06, donde los cronistas exportaron la peor cara del ser argentino, la cobertura de Telefe elige mostrar lo exótico de la cultura y las costumbres africanas con ojos del argento canchero primermundista, nunca mejor representado que por los periodistas deportivos enviados por el canal. Basta ver los informes de Queijeiro en AM, donde la gracia es hacer chistes sobre los hábitos del lugar o mostrar sus estrategias para seducir mujeres, o los que la dupla Paolosky-Carlos produce con inimputabilidad habilitante para Telefe Noticias (desde el chiste obvio de asociar objetos con jugadores hasta enseñarles a bailar y a hacer gimnasia a los sudafricanos en medio de la calle) para entender por qué en el exterior el argentino es tan “querido”. Con el agregado de Diego Korol y Yayo Guridi en Diario del Mundial, a la medianoche, el trío se convierte en un quinteto tan difícil de digerir que al lado de ellos hasta Tití Fernández y Marcelo Benedetto parecen periodistas argentinos presentables.

Mientras América envía a Sudáfrica un staff de todoterrenos que a priori pareciera que no mejorará el producto importado desde el otro lado del océano Atlántico (Alejandro Fantino, Pamela David, Pablo Layus y Toti Pasman), el único canal de aire que no se tienta con el chiste fácil y burlón es el 7. Con un equipo que cuenta con ex jugadores (Diego Latorre, Enzo Francescoli), más la experiencia en competencias internacionales de Gustavo Kuffner, el canal estatal se limita a hacer una cobertura formal e informativa, basada en flashes y en las dos ediciones diarias de Viva el Mundial. Desde pasado mañana, por suerte, cuando Sudáfrica y México disputen el primer partido, el Mundial verá su cara más feliz.

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Diego Korol es parte del quinteto difícil de digerir que Telefe mandó a Sudáfrica.
 
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