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Domingo, 26 de enero de 2014

TELEVISION › MARTIN BONAVETTI HABLA DEL FUTURO DE CANAL 7

“La televisión impone la renovación de los objetivos”

El director ejecutivo de la TV Pública asegura que el Mundial de Fútbol, para el cual la señal posee los derechos exclusivos, le dará la posibilidad de disputarle el liderazgo a los canales privados. Y lo hará con una programación abarcativa.

 Por Emanuel Respighi

El año que acaba de comenzar no parecería ser, a priori, uno más para Canal 7. Tras un período en el que la TV Pública tuvo que “resurgir de las cenizas” en la que anteriores administraciones la habían dejado, tanto en términos técnicos como en la calidad de sus propuestas, el 2014 se presenta como una temporada en la que la emisora puede terminar de dar el ansiado salto de popularidad. “Queremos disputar el liderazgo”, dispara Martín Bonavetti, director ejecutivo de Canal 7, ante Página/12. Sobran las razones para tanto entusiasmo. Por un lado, el hecho de que desde mañana la TV Pública se ubique en la grilla de Cablevisión entre Telefe y El Trece le permitirá contactarse con otros televidentes, aunque más no sea en la fugacidad del zapping. Por otro, los derechos exclusivos de televisación del Mundial Brasil 2014 también le permitirá a la pantalla asumir una visibilidad

inédita, que puede potenciar las dos ficciones de producción propia que el canal lanzará antes y después de que la pelota comience a rodar.

Si el círculo virtuoso de la comunicación reside en que lo que se produce y emite tenga la posibilidad de ser escuchado por algún receptor, el nuevo lugar del 7 en la grilla del mayor operador de cable del país parece ayudar a la accesibilidad de la programación de la TV Pública, después de años en los que el canal había sido marginado a una posición alejada de las señales del resto de la televisión de aire. Al menos ésa es la idea que, por estas horas, parece circular en los pasillos del 7. “Es una gran noticia –analiza Bonavetti–, porque parece mentira todo lo que se tuvo que pasar para que esto sucediera. Hace muchísimos años el canal no sólo no estaba en el lugar 15, sino que lo habían puesto en el número 6 de la grilla, que era la menor intensidad de frecuencia, por lo que la señal era interferida por distintas FM. Todo eso lo había puesto al 7 en un lugar sin valor estratégico. Lo que sucede ahora es el reconocimiento a la importancia que tiene un canal público.”

Aunque es claro que la nueva ubicación no mejora la calidad de los contenidos, el director ejecutivo de la señal estatal considera que la nueva posición le dará más visibilidad. “Más allá de los cambios que uno pueda operar desde la pantalla, en la transformación de la tecnología, si uno no tiene visibilidad, de nada sirve. Por eso, es que el nuevo lugar en la grilla ayuda en la visibilidad. La posición específica que se le da al canal es una oposición de tránsito de los televidentes, de hábito. Uno no va a al cine sin saber qué película va a haber, uno tiene cierta predisposición. El hábito televisivo funciona de la misma forma. Uno transita las señales y pega los saltos cuando algún segmento de canales no le interesa. Estar afuera del hábito de las señales de aire es haber estado en un lugar muy marginal”, subraya Bonavetti.

–¿Cuáles son los nuevos objetivos para este año?

–Nosotros no podemos seguir hablando de culos y tetas para valorar el trabajo que estamos haciendo. No nos tenemos que olvidar de que este canal fue utilizado para mostrar culos y tetas, pero no nos quedamos detenidos en la situación de que el canal estaba hecho pomada. Hoy el 7 es un canal equipado. Nos hemos tomado el tiempo para desarrollar algunas cosas y tenemos que ir por más. Ya transmitimos un mundial. Ahora, con los derechos exclusivos y aquella experiencia, nos exige a no hacer lo mismo que en Sudáfrica. Igual pasa con la ficción: ya hicimos dos años de En terapia, aprendimos, y ahora vamos por desafíos propios, como lo es la ficción de Santiago Loza. Tenemos la posibilidad de estar cuatro años más gestionando el canal: nos propusimos nuevos objetivos, porque si no, queremos seguir para calentar una silla.

–¿Cómo juega la visión federal en esta nueva etapa?

–Hoy hay un canal con un perfil de programación, equipado, con sueldos pagos, con una política audiovisual activa... ¿Qué tal si disputamos el liderazgo? ¿Qué tal si damos peleas más profundas? ¿Qué tal si empezamos a cambiar la escala? Este es un canal suficientemente grande para tener objetivos pequeños. Hay que disputar liderazgo sin perder de vista objetivos federales. Ya no basta con hacer un programa de escala pequeña que pretenda narrar el federalismo; lo que hay que hacer es producir en todas las provincias. Televisivamente, tendremos que encontrar y comprar formatos que nos permitan contar una escala de manera atractiva. Tener un canal de esta dimensión para producir en escala pequeña es como tener un elefante en el patio de tu casa. La culpa no es del elefante. Animarte a disputar liderazgo es un paso más de este proceso. Al lado de las tetas y culos de Sofovich, ¡todos somos Gardel!

–Lo interesante, en todo caso, es que se ha llegado un punto en el que es posible pensar en competir televisivamente con los privados.

–Uno no puede estancarse. La televisión es una construcción, dentro de un proceso dinámico. La construcción impone la renovación de objetivos. Reconstruimos la TV, compramos los equipos y ahora vamos a profundizar el concepto de TV pública asumiendo el desafío de competir. ¿Por qué incursionamos con la telenovela? Porque la TV pública también debe pensar formatos masivos, populares. La tarde es un horario en el que la telenovela tiene un público al que hay que atender. El desafío, de cualquier manera, no fue hacer la primera telenovela, sino que será hacer la segunda. Hace cinco años hacer una telenovela era imposible por una cuestión de costos y producción. El desafío es disputar liderazgo y producir en escala. El Mundial, creemos, es nuestra gran oportunidad.

–En esa nueva instancia de salir a competir, ¿qué rol jugará el entretenimiento, un género que por lo general estuvo más ligado a las emisoras comerciales que a las públicas?

–Lo popular es un concepto que la TV pública debe incorporar. No tiene que ser ni exclusivamente popular o populista ni tiene que ser un ámbito de experimentación vanguardista. El 7 es un canal generalista, en cuya programación hay programas que se definen por sí mismos y otros por la coexistencia de distintas propuestas. En términos de entretenimiento, la idea nuestra es pensar en la incorporación de formatos. Formatos que obviamente traduzcan o reflejen un espíritu público y que no hagan foco en aspectos de meritocracias fútiles, como los de la idea de que el más tonto gana. En la TV mundial hay formatos que pueden ser disparadores para mostrar realidades y/o generar emociones, que son parte de la pantalla. Si nosotros apostamos por un formato que muestre la recuperación de los clubes de fútbol, o uno que haga el foco en la conformación de los coros y la competencia entre esos coros de todo el país, me parece que el entretenimiento está y al mismo tiempo no traicionás ningún valor.

–El esquema televisivo tradicional de la TV pública, justamente, define una buena programación en el equilibro entre informar, formar y entretener.

–Durante mucho tiempo sucedió que los formatos que llegaban a la Argentina estaban muy enfocados en los reality shows, en el impacto o en el que gane el más tonto o el más lindo. Estamos buscando formatos que representen los valores que tenemos desde la TV Pública. De hecho, ya hicimos contactos para incorporarle formatos a Vivo en Argentina. Nos juntamos con las compañías que comercializan formatos internacionales y ya estamos evaluando algunos. El formato es una nueva manera de contar y mostrar en TV otras formas de discurso. Si uno tiene un programa en el que los pueblos participan de un concurso cuyo objetivo es poner en valor una casa histórica, uno está contando historias de la gente, está ayudando y contando algo más entretenido.

–¿Todo lo que pasa por la TV Pública debe ser federal? El riesgo de seguir ese lineamiento es que la búsqueda federal se anteponga al entretenimiento televisivo.

–El relato federal decadente, que considera al federalismo como una sumatoria de paisajes, al individuo del interior como el poblador, con una carga melancólica pesada, es una construcción ideológica vieja. Cuando hablo de un nuevo relato federal es terminar con esa idea antigua, un relato que pueda poner en todo el territorio argentino otra visibilidad, otro individuo. No hay que seguir asociando al trabajo de las provincias a la producción de cabritas. Durante años, el relato televisivo sobre las provincias fijó a gente bailando disfrazada, más desde el color que desde la vida cotidiana. No toda la gente que vive en el interior que baila chacarera se viste con un determinado atuendo: también la baila con jean y camisa, y se divierte. El relato federal melancólico está en crisis. De la misma manera, como porteño digo también que no podemos minimizar el rol centralista que hemos tenido y seguimos teniendo en el relato audiovisual. Cantando por un sueño, por ejemplo, es un formato federal que, independientemente de las preferencias televisivas, necesita ser planteado en distintos escenarios del país.

–Hay quienes pueden pensar que salir a “competir” puede llegar a desvirtuar los objetivos de la TV Pública.

–Cuando uno habla de disputar liderazgo también debe hacerse cargo de sus prejuicios. La TV Pública es la TV de todos. Incorpora a todas las clases sociales y tiene una pretensión de ponerse varas de excelencia. En la manera en que encaramos estos cuatro años es que pensamos disputar liderazgo, abriendo nuestra pantalla a otros actores. No es desvirtuar el espíritu, sino es seguir desarrollando una pantalla para todos. Por eso incluimos una novela juvenil como Señales del fin del mundo, o una novela como Esa mujer, un programa como el del Bahiano... Todavía hay mucho por desarrollar y hay que tomar nuevos desafíos. No podemos darles la espalda a estos formatos que forman parte de la TV comercial, como puede ser la telenovela o la ficción juvenil, que acabamos de lanzar. Debemos tomar ese tono, que nos resulta más complejo porque no lo solemos transitar, y darle nuestro propio tamiz.

–El riesgo, en todo caso, es parte de la propia dinámica televisiva. Y, también, es casi una obligación estatal.

–Nosotros estamos muy orgullosos del modelo de TV pública que se construyó. Pero creemos que, como es la TV, el tema no está en el primer programa que uno hace, sino en el segundo. Lo que estamos pensando es cómo este modelo se recrea, se potencia y crece. No va a crecer a la defensiva. Este es un modelo que tiene en su propio gen la expansión. Si uno se queda en lo hecho y por prejuicios no avanzás en géneros populares o en el entretenimiento, te estancás. Con prejuicios, uno no avanza nunca. Estoy tan orgullo de la telenovela Esa mujer como de la ficción que va a hacer Santiago Loza, 12 casas, y creo que los dos les hablan a universos distintos. La clave está en tener esos dos productos conviviendo en una misma pantalla.

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“Estamos muy orgullosos del modelo de TV pública que se construyó”, afirma Bonavetti.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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