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Martes, 8 de noviembre de 2005

TELEVISION › ULTIMO CAPITULO DE “LA NOCHE DEL DIEZ”, EN EL LUNA PARK

Maradona cerró su programa con un nuevo golpe de K.O.

Mike Tyson fue el invitado estrella de una velada que tuvo todos los condimentos del ciclo, pero potenciados. Fidel Castro volvió a lucirse.

Consecuente con el espíritu que dominó el programa desde el primer capítulo, la última emisión de La noche del diez tuvo un propósito que no disimuló en ningún momento: tirar la casa por la ventana. En este caso el Luna Park, el estadio que Diego Maradona eligió para despedirse –al menos en esta temporada 2005– de su romance televisivo. Con horario ampliado, hubo tiempo para que pasara de todo, sin respiro, en un tono de efervescencia sin fin. Se vivió el clímax con la aparición de Mike Tyson, en muchos sentidos el personaje ideal para cerrar esta etapa de La noche del diez. “Vos y yo somos buena gente, algunos dicen que somos un poco excéntricos”, reconoció ayer el boxeador, o ex boxeador, si sostiene en los hechos lo que admitió en la charla con Maradona: “No boxeo más”. “¡Tranquilo Mike...!, le tiró Diego, después de que Tyson le diera la mano con el mismo vigor con el que derrumbaba a sus rivales. La entrevista terminó con un “cabeza” entre ambos, unas breves lecciones de boxeo y Diego literalmente llevado a upa por Mike.
Alrededor de cinco mil personas, en un sitio que fue anunciado con euforia como “el estudio más grande de Sudamérica”, tres escenarios (en los que tocaron La Bersuit, Ratones Paranoicos y Los Piojos, que terminaron interpretando juntos el homenaje que Rodrigo compuso para Diego) sumados al que cobijaba a Diego, y todo el Luna Park saturado de banderas argentinas (lució especialmente una con el rostro del Che Guevara), resumieron una velada que pareció darle una nueva vuelta de tuerca –maradoniana– a la exaltación de la argentinidad. Fue, a su manera, una noche política. Y no sólo porque se puso al aire la segunda parte de la entrevista realizada por Diego a Fidel Castro (en la que el líder cubano habló del “progreso evidente” de la Argentina, atacó a “la mafia de Miami”, al FMI y bromeó a un Maradona exhausto, después de varias horas de reportaje: “Yo estoy fresco...”); también el Pelado Cordera, antes de cantar La Argentinidad al palo, dijo frente al micrófono: “Argentina se la banca contra el ALCA”.
En esa Argentina a full, no podía faltar un espectáculo de tango for export y la recreación del segundo gol a los ingleses (del primero, con la mano, ya había dado cuenta en uno de los primeros programas) que Diego dedicó al Turco, su hermano, que le había aconsejado cómo debía definir frente al arco. En ese despliegue de patriotismo futbolero, no se podía salvar Brasil. En más de una oportunidad, el público se unió en un “Brasileño brasileño / qué amargado se te ve / Maradona es más grande / es más grande que Pelé”. A la hora del fútbol tenis, Diego jugó con Fernando Redondo, contra la dupla Brujita Verón-Burrito Ortega (Maradona retó al público porque algunos silbaron al jujeño), pero mucho antes, como estaban en el Luna Park, hubo pedido de aplausos para Nicolino Locche y Carlos Monzón, dos personajes que también hicieron rugir el mismo estadio. El rumor lo tiró un integrante de Aptra, como para ir preparando el terreno: ¿se viene un “Maradona revelación” en la próxima entrega de los Martín Fierro?

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Maradona se dio el gusto otra vez: todas las miradas estuvieron puestas en La noche del diez.
 
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