Fernán Mirás entra en la sala una hora antes de la función caminando con mucha dificultad. Pero ni el director ni los técnicos se alarman. Veronese lo ve y sin espantarse le pregunta: “¿Qué hacemos? ¿Levantamos?”. “Tengo una pierna rota”, responde. “No es para preocuparse. El día que Fernán no nos gaste, ahí sí”, confiesa el director. En la ficción, Mirás es el guardia de un museo que intenta evitar que una estudiante de artes (Griselda Siciliani, bailarina y actriz que del under pasó a la televisión, hoy es la pareja de Adrián Suar y luce un notable cambio en su rostro tras una cirugía de nariz) deje su impronta en la escultura de un cuerpo desnudo. Un antihéroe por donde se lo mire, poco atractivo, feúcho, pero que a pesar suyo atrae a la despampanante chica, que de a poco lo irá transformando por dentro y por fuera. A medida que promueve en él un cambio de look y se convierte en su novio, ella también moviliza las relaciones de la otra pareja de jóvenes. Ellos son Juana (Magela Zanotta, actriz uruguaya que aquí trabajó en La duda) y Mariano (Sergio Surraco, La Celestina, Paraísos olvidados). Mirás se destaca con una composición muy sólida y rica en matices: conmueve y hace reír con soltura y sin impostar gestos ni voz dando vida a Adam, una criatura con mundo propio. Siciliani asume el papel de Evelyn, el personaje más contradictorio y polémico, para quien el arte es el único modo de generar cambios y lo hace sin escrúpulos. En el medio están la ex novia y un amigo de Adam, cuyas vidas se transforman con la irrupción de esta mujer en la vida del ex loser. Juntos disparan contra la obsesión actual por las apariencias y por el peso de la mirada del otro. Nadie sale ileso, como dice Veronese en referencia a LaBute: “Todos son responsables”. Se puede ver de miércoles a domingos en el Multiteatro (Corrientes 1283) con escenografía de Marcelo Valiente, luces de Roberto Traferri y vestuario de Andrea Mercado.