espectaculos

Miércoles, 6 de enero de 2010

MUSICA

Una etapa inolvidable

 Por Fernando Bermúdez *

Trabajé muchos años con él. En un principio, tocábamos en los ’60 en La Cueva de Pueyrredón, un lugar muy under. Eramos una piña, un grupo grandote: Tanguito, Moris, Bernardo Baraj, Miguelito Fender... Toda esa gente paraba ahí. A Sandro lo había conocido antes, porque me iba a ver a los clubes del Bajo donde tocaba. Era una época de mucho compañerismo, sin individualidades, de una unión terrible entre los músicos que tocábamos en grupos diferentes y nos íbamos a ver. Siempre comentábamos: “vamos a tocar todos juntos”. Con Sandro empezamos a ensayar en una sala de Callao y Rivadavia y arrancamos una etapa juntos, después de su separación de Los de Fuego. Le pusimos Black Combo en homenaje a Elvis, por su grupo Bill Black’s Combo.

Me acuerdo de que también ensayábamos en Lanús, en el garaje de la casa muy pobre que tenía Sandro. Y cuando tuvo su primer coche, un Triumph descapotable chiquitito, venía y nos buscaba en un lugar que se llamaba El Diamante y nos llevaba hasta Lanús. Arriba del escenario la pasábamos muy bien. Era una época de rock and roll, que era lo que movía a la gente. Me acuerdo de un show en Córdoba: él con trajes eléctricos, se tiraba al público y salía con la ropa toda rota... Nos reíamos mucho. De todos los shows el que más recuerdo es el del Festival de Viña del Mar de febrero del ’68. Fue inolvidable, un éxito total. Y claro, también la pasábamos bien abajo del escenario. Me acuerdo de una vez que nos llevaron presos una noche a todos juntos y el comisario le dijo al que nos trasladó: “¿Qué hacés? ¡Este es Sandro! ¿No lo conocés?”. Y pensar que todavía no era el Sandro de los ’70.

Su muerte me ha afectado mucho, por supuesto. Tocando con él pasé una etapa inolvidable, única. Nos llevábamos muy bien, él tenía una actitud humana hacia el músico. Y había un mínimo de discusión. En el estudio estábamos todo el día comiendo, cagándonos de risa, corriendo de un lado para el otro. Teníamos una energía del carajo. Eramos jóvenes, claro. Ahora yo tengo 66 años...

Dejamos de tocar a finales del ’68, aunque seguíamos grabando. Después él se hizo baladista, abandonó su faceta rockera. La última vez que lo vi fue en el ’99. Estuve como una hora hablando con él y ya estaba jodido, ya estaba mal. Era para llorar.

- Ex baterista de Black Combo, el grupo que sucedió a Los de Fuego.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.