Martes, 30 de marzo de 2010 | Hoy
CULTURA
Silke Helfrich es una reconocida activista en el campo de la Cultura Libre. A través de Commonsblog (www.commonsblog.de) y de libros como la antología Genes, bytes y emisiones: bienes comunes y ciudadanía ha elaborado una lectura multidisciplinaria sobre el sentido de “lo público” en los albores del siglo XXI. En diálogo con Página/12, la analista explicó por qué planteos como los incluidos en Libres de monopolios... serán una clave para comprender lo que se viene. “Cuando nos pusimos a estudiar sistemáticamente, nos percatamos de que tanto en la lucha por la diversidad de los recursos naturales como en la defensa por la diversidad de los recursos culturales había problemas similares”, repasó. “En eso nos ayudó el trabajo del teórico escocés James Boyle. Según él, a lo largo de los últimos cien años se fueron ampliando las dimensiones de la `propiedad`, justamente a medida que la tecnología digital avanzaba. Se patentaron plantas, canciones y remedios tradicionales. Ese nivel ‘microscópico’ del impulso privatizador es novedoso en la historia”, advirtió. No es que el fenómeno haya surgido de la nada. Helfrich afirma: “A fines del siglo XVIII se cercaron como nunca las áreas rurales en Inglaterra y más tarde ocurrió lo mismo en otros países. Eso expulsó a millones de campesinos a las ciudades, donde se convirtieron en asalariados bajo condiciones miserables. Cuando ya no quedó terreno que alambrar, el cerco se trasladó a áreas como la genética, el robo de saberes ancestrales y la nanotecnología. Estamos, en definitiva, ante la segunda gran etapa en el cercamiento de los bienes comunes”. Los datos avalan su descripción. Ya en 2005, la revista Science divulgó un estudio donde se afirmaba que se habían solicitado patentes para el 20 por ciento de los genes humanos, una tendencia que no ha hecho más que acelerarse.
Como directora de la oficina para México, América Central y el Caribe de la Fundación Heinrich Böll –cargo que desempeñó entre 1999 y 2007–, Helfrich tuvo oportunidad de ser testigo de las consecuencias que estas políticas tienen en Latinoamérica. “Si las antiguas técnicas para sumar, restar o sembrar no se pueden atribuir a un solo individuo ni a una empresa, la misma vara debería usarse para innovaciones contemporáneas. Por eso tenemos que independizarnos del mercado. Garantizar ámbitos por fuera de sus condicionamientos, que no puedan ser invadidos. En esa protección, el Estado debería jugar un rol importante, a través de un marco legal que tenga como eje no la defensa de la propiedad privada, sino la garantía de que el colectivo social tendrá acceso a bienes públicos”, concluyó la entrevistada.
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