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Jueves, 27 de octubre de 2011

CINE

Experiencia lúdica

Las grabaciones que muestran el ahorcamiento de Saddam o el linchamiento de Khadafi emergen de una corriente donde también entran los crímenes en Abu Ghraib y tantos otros registros que se están volviendo cotidianos. Frente a eso, ¿cómo programar un ciclo de terror? Pablo Sapere cree que es preciso empezar trazando un límite. “He visto películas donde pasan cosas francamente espantosas, cuyo principal objetivo es incomodar al espectador. Y me las banco sin problemas. Pero en tren de ser sincero –y so pena de pasar por blandito– no me banco los programas de médicos y de operaciones. Si pasan uno de esos asépticos documentales sobre técnicas de cirugía... ¡me levanto y me voy!”, cuenta. El disfrute de un film de miedo se basa, entonces, en un lazo con la fantasía. “Cuando vemos ‘una de terror’ se establece un pacto, una momentánea suspensión de la incredulidad. Cuando se prenden las luces de la sala, vuelve a funcionar la parte racional de la cabeza y asumís que ese actor que viste sufrir y gritar en pantalla salió vivo y festejando del set de filmación. Lo de Khadafi es exactamente lo contrario. La mayoría de los fans del terror buscan otro tipo de experiencia. Una experiencia desafiante, incómoda y angustiante, pero también divertida y lúdica. En un linchamiento no hay nada lúdico.”

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