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Domingo, 3 de diciembre de 2006

El legado de un pionero

LOS RECORRIDOS DE UNA ESTETICA

 Por Mariano Blejman

Juan Castro era un fan declarado de Fabián Polosecki, aunque su propuesta con Zoo, primero, y con Kaos en la ciudad, después, fue producto de la mélange de sensaciones que habían dejado el menemismo y el delarruismo más decaído: mezcla de periodismo poloseckiano con el magazine de panel que se parecía a la televisión basura, pero en horario central y con un promedio de 18 puntos de rating. Pero las cosas no quedarían ahí: después del éxito de Kaos en la ciudad por Canal 13, a pedido de Telefé, Ideas del Sur evaluó la posibilidad de hacer un programa de características similares. Castro había pulido una idea inventada ocho años atrás, la había espectacularizado, y la competencia iba a jugar sus fichas con alguien que él había intentado convocar para el primer Zoo: Gastón Pauls.

Pauls conocía a Juan Castro desde 1992, cuando el actor hacía un programa de Cablevisión llamado América TV, y Castro estaba haciendo Crema americana con Ari Paluch y el Pato Galván. Juan Castro –quien falleció el 5 de marzo de 2004– lo había llamado en 1993 para coconducir Zoo. Hubo dos reuniones y Pauls desistió. “Siento que Juan era un tipo visionario. De hecho, seis o siete años antes, me ofreció algo que terminé haciendo diez años después”, contó Gastón Pauls después de su muerte.

Desde 1998, Pauls filmaba en las noches de Buenos Aires desde su auto, con una cámara propia. “Surgió una vez que estaba muy solo y pensé que había otra gente como yo”, contó Pauls en una entrevista con Página/12. Empezó a grabar a personajes solitarios desde la ventanilla de su auto. Y justo cuando andaba con ganas de usar sus 50 horas de material, apareció Ser urbano. Se metió en la vida oculta de Buenos Aires para descubrir –por ejemplo– cómo es una noche arriba de una ambulancia, cómo es la vida de una travesti cuando vuelve a casa o cómo es vivir sin techo. Así, la sombra de Fabián Polosecki se hacía presente otra vez. “Tengo una influencia personal muy grande de Polo. Ese era el único programa que veía en esa época. Además, en nuestra producción hay gente que viene de haber trabajado en ese programa. Faltaba un espacio así para observar la cultura de la calle”, dijo en esa misma entrevista.

Ser urbano (y Humanos en el camino después) tuvo que lidiar con dos “cargas”: Polo (el pasado) y el Kaos (el presente en ese momento). Pablo Culell y Sebastián Ortega lo llamaron de Ideas del Sur a fines de 2002, para hacer un programa periodístico en el que él iba a interactuar con un micrófono en mano. “Les dije que quería hacer un programa más cercano a Fabián Polosecki con El otro lado. Un amigo me recordó que en el ’94 quería hacer un programa parecido al de Fabián. Pero ellos me dijeron que era un poco oscuro y poco comercial”, contó Pauls. Y explicaba: “Cuando propuse hacer algo más parecido a Polosecki, quería contar historias todavía más pequeñas. Quería meterme un día a vivir con un portero de un edificio de Belgrano. Después empezó a abrirse el juego”, contó el actor que se peleó con Ideas del Sur cuando pidió tener el “corte final” del programa que ostentaba la productora. Sus caminos urbanos se separaron.

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