futuro

Sábado, 22 de noviembre de 2003

FINAL DE JUEGO

Donde se concluye con la saga de Aristipo y se propone un enigma de economistas

 Por Leonardo Moledo


–Aristipo me fascina –dijo el Comisario Inspector–. No sé muy bien por qué, ya que la policía es más bien estoica que epicúrea.
–Salvo cuando come pizza –dijo Kuhn–. Y según lo que se está averiguando cada día sobre los comisarios millonarios, parece tener su lado epicúreo. O por lo menos hedonista.
–Aristipo decía que recibía el dinero que sus amigos le daban, no para su provecho, sino para que éstos viesen cómo conviene emplearlo.
–Ah, es una teoría bárbara –dijo Kuhn–. Que le vendría muy bien a cualquier ministro de obras públicas. O a cualquier comisario.
–Comisario general –aclaró el Comisario Inspector–; no sé por qué lo digo. Bien. Una vez Aristipo navegaba para Corinto, y lo asustó una tormenta. Entonces un marinero le dijo “¿yo, que soy ignorante, no tengo miedo, y tú, filósofo, tiemblas?”. El contestó. “No se trata de la pérdida de una misma vida entre tú y yo”. Otra: una vez, entró Polixeno en casa de Aristipo, y al ver muchas mujeres y un magnífico banquete, lo censuró por ello. Y Aristipo sin contestarle, le preguntó: “¿Puedes quedarte hoy con nosotros?”. Polixeno dijo que sí, y entonces Aristipo: “¿Pues por qué me censurabas?”. Y a uno que lo reprochaba lo suntuoso de sus comidas: “¿Tú no comprarías todo esto por tres óbolos?” “Sí”. “Entonces no soy yo tan amante de las comidas suntuosas como tú del dinero.”
–Bien –dijo Kuhn–. Ya tendríamos que ir planteando el enigma.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Pero para terminar con Aristipo, aquí va una historia que me impresiona particularmente: Estando enojado con Esquines, le dijo: “¿No nos reconciliaremos? ¿No cesaremos de delirar? ¿Esperas que algún truhán nos reconcilie en la taberna? Y Esquines: “De buena gana.” “Acuérdate, pues –dijo Aristipo–, que siendo de más edad que tú, te busqué primero.” A esto dijo Esquines: “Por Juno, que tienes razón. Bien; yo fui el principio de la enemistad: tú de la amistad”.
–Bueno –dijo Kuhn–. Ahora, el enigma.
–Cien economistas participan de un simposio –dijo el Comisario Inspector–. De pronto, uno se para y grita: “Todos ustedes son mentirosos”. Inmediatamente, otro se para y grita lo mismo, y luego otro y otro hasta que los cien lo han hecho. Dado que los economistas son o bien veraces (siempre dicen la verdad), o bien mentirosos (siempre mienten), ¿Cuántos economistas veraces había?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuántos había? ¿Y les gustó Aristipo?

Correo de lectores

Intuicion
No sé cómo, ni por qué, pero me parece que el máximo número tiene que tener 4 cifras y es el 1248. Sólo es una intuición (algo así como Fermat y su famoso problema, salvando las infinitas distancias). Se me ocurre que viene dado por las potencias de 2 o algo por el estilo, pero no logro darme cuenta.
Gonzalo Albisu

Corresponsal
Diría que, si el resultado se refiere a números de tres dígitos solamente, habría que escribirlos y contarlos o bien, si no hubiera límite de dígitos, serían infinitos (en este caso lo “curioso” de la propiedad del número 124 estaría en duda: o no es curiosa porque compartiría la propiedad con infinitos números, o sí lo es porque otros infinitos números no compartirían dicha propiedad).
Sr. Kuhn: lo saludo desde el paradigma “PC” que, si bien no puede explicar casi nada, está impuesto y muy lejos de entrar en crisis.
Jorge Puccio

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