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Viernes, 3 de junio de 2016

VISTO Y LEIDO

La extranjera

En el nuevo libro de la actriz, cantante, narradora y poeta Silvia Arazi retorna un personaje inspirado en
la obra de Colette. Claudine irrumpe en una casa de piedra habitada por sombras femeninas a las que devuelve luz, brillo y, sobre todo, voz.

 Por Daniel Gigena

En su primer libro de poemas, La medianera (una novelita haiku), Silvia Arazi había creado a una serie de personajes que habitaban los poemas como si fueran capítulos narrativos; en ellos cobraban vida una visitante inesperada, una voyeur, una pequeña comunidad de niñas y mujeres con edades y lenguajes intercambiables. Claudine y la casa de piedra retoma ese universo –a medias teatral, a medias influido por la literatura de hadas– con el fin de recrear motivos clásicos de la poesía por medio de las voces de esos personajes. “–Me gusta el fuego –dijo Claudine, mientras arrojaba/ fotos viejas al hambre de los leños./ Quiénes son, pregunté./ –Marcelo, Javier, el gato, la Medianera, la Mujer que espía./ Las fotos del pasado olvidan fácilmente el ardor de la rosa”, se lee en “Fuegos”, poema-escena donde Claudine comienza a escribir sus sueños provista de pluma, papel y cartera. “El nombre evoca a Colette y también a lo extranjero. Claudine es una mujer-niña que entra y sale de la historia, como un pez de aguas lejanas, impregnándola con su misterio y su candor –dice Arazi–. Es alguien que está y no está, que crea en el relato una realidad enrarecida, como en los sueños.”

La extranjera, aun en la oscuridad de la casa de piedra, puede escribir “versos claros como lirios”; sus palabras dobladas, aplastadas en los bolsillos de un abrigo, toman “forma de sol”; se retoca los labios, contra lo que indican los prospectos, las madres y los amantes, con carbón. Intercambia versos, a los que conserva como monedas falsas, por pan perfumado. Además de paradojas y contrastes, la presencia de Claudine en la casa de piedra permite una reflexión, similar a un espejismo, sobre la escritura-escenario que la alberga: “Bebe un sorbito de té y agrega:/ –Son bellas y son tristes. Viven mirando el cielo,/ contando las estrellas,/ escribiendo tonteras de mujeres vecinas/ que toman té/ en el patio,/ mientras hablan de flores”. Claudine provee dos miradas.

Arazi señala que hace tiempo dejó de escribir novelas y cuentos ceñidos a un género estricto, como hizo en La música del adiós y La maestra de canto, que en 2016 el sello Letras del Sur va a reeditar. “Luego tuve un silencio en la escritura que duró siete años. Me sentía enlatada. La medianera y Claudine y la casa de piedra me llevaron a un lugar abierto, algo así como al país de los espejos. No sé bien si son libros de poemas, novelas o textos dramáticos”, dice. Su nuevo libro trabaja en los bordes de varios géneros: narración en verso, indicaciones escénicas para un poema, monólogos y personificaciones, literatura infantil filtrada por el romance y el drama (y por el drama del romance), novela rosa que cuestiona los clichés de la novela rosa. “Me entrego a lo que me pide el texto con docilidad. Y con algo de locura, también”, señala la autora.

La continuidad entre el libro anterior y el actual es posible por la elección de ese personaje mágico, cándido y sabio que abre las puertas de la casa de piedra y guarda sus secretos en el Gran Placard. No son, sin embargo, secretos pueriles: violencia, abandono, melancolía. “Los dos libros tienen mucho en común, aunque Claudine y la casa de piedra asume, por momentos, un tono más sombrío. Comencé a escribir La medianera hace más de diez años y guardé esos poemas mucho tiempo, como quien guarda una prenda íntima. Hace tres años volví a ese material y lo trabajé hasta que encontró su forma.” Arazi observa que no sólo se guarda lo que se oculta sino también lo que se calla. Actriz y cantante además de escritora, ella cree en la fuerza del silencio. Uno de los poemas de la serie de “Conversaciones” lo expone de este modo: “Hubiera querido decirte que/ contarte los/ cuando mis manos se// Hubiera podido mostrarte mi/ donde golpeaba la/ mientras sangraba por”. El silencio grita.

Claudine y la casa de piedra
Silvia Arazi

Ediciones del Dock

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