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El placard de los libros de moda tiene como casos de alta costura las constantes ediciones de las editoriales y multinacionales Taschen o Phaidon, de las cuales rescato el reciente lanzamiento de A century of fashion, del sello alemán Taschen, escrito por Alison Nieder. Consiste en un rescate de publicidades de la colección de Jim Heimann, un antropólogo e historiador del diseño gráfico que compone el equipo editorial, articulado en diez capítulos fechados entre 1910 a 1999. Allí desfilan los artilugios de la Belle Epoque, los trucos de la moda para escapar a la realidad económica, una guerra mundial y un nuevo look –léase Dior–, los hippies vs. Halston –1970–, el punk, el pop y el traje que otorga poder –1980 a 1999– para concluir con cruces del hip hop con la alta costura. Con una fabulosa puesta visual, e introducciones que ilustran cambios en usos y costumbres de cada década, desfilan de atrás hacia adelante las campañas de Gap con Kim Bassinger en camisa blanca, Kate Moss en su abordaje de una nueva silueta sin curvas para Calvin Klein, las ironías de Moschino y de Diesel, el fetichismo por las botas, las carteras y las gafas de Gucci. Le preceden los trajecitos Chanel en la silueta de Inés de la Fressange, o las mujeres con faldas rectas de estilo Pendleton, la campaña de Jesus Jeans, que fue prohibida por el catolicismo por considerarla porno, los vestidos fifties con materiales Avondale.

Alison Nieder es editora de Apparel News, una revista de la industria de la moda hecha en California. Además, se dedica a la fabricación minorista, de ahí su buen ojo para jerarquizar tanto las campañas de las zapatillas Keds, los sombreros de fieltro Knapp Felt, los zapatos Naturalized, los bañadores Jantzen y la ropa interior femenina Maidenform.

En el mercado local, los libros referidos a imagen y documentación de moda son escasos, casi nulos. Sí prolifera esa mirada acotada sobre lo que hay y no hay que usar, y nuevas revistas, muy lindas, con costos de impresión y precio de venta cercanos al de un libro pero que no ahondan más allá de los temas de una temporada. Un pequeño sello llamado Nobuko ha publicado Moda y cultura de Sonia Marsal, Apuntes sobre el barroco y el rococó de Carlos Bembribe, Debajo del vestido y por encima de la piel, de la historiadora Diana Avellaneda, y promete más libros didácticos que van desde cómo hacer una cartera hasta una colección de zapatos destinados a los estudiantes de diseño. Para quienes investigamos moda, existe un santo grial referido a la historia de la moda en la Argentina que quedó trunco tras la muerte de Enrique Astesiano, un cronista de modas de antaño que ojalá sea rescatado pues planeaba reunir los bocetos, campañas diseñadas por artistas plásticos, fotografías y campañas de los ateliers que cimentaron la Cámara Argentina de la Moda en su apogeo y cuando era moneda corriente que su house organ tuviera cartas firmadas por Victoria Ocampo,

Un tesoro que sí fue publicado es La cabeza contra el suelo, de Paco Jamandreu –lo editó Corregidor en una edición muy cutre y encantadora, rica por los chismes, la malicia y el vasto anecdotario de moda alrededor de Eva Perón y los amoríos del modisto, pero también sobre desfiles extravaganza por Latinoamérica ya en cruceros o simulacros de globos Montgolfier. Un caso rara avis del abordaje visual a la moda en el hemisferio Sur lo representa la editorial paulista Cosac Naify, que tiene su propia “Colección de Moda Brasileira”, lanzada en 2008 y que ya documentó colecciones y biografías de una docena de creadores, de Alexander Herchcovitch –con una edición de lujo de la que se jacta mi biblioteca–, pero también sumó a Gloria Coelho, a Ronaldo Fraga, Lino Villaventura, hasta llegar a Reinaldo Lourenco. Del lado de la teoría de moda, el sello español Gustavo Gili propone, en el apartado GG Moda, “50 respuestas sobre la moda”, de Fréderic Monneyron, y “Víctimas de la moda. Cómo se crea, por qué la seguimos”, de Guillaume Erner.