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Viernes, 25 de junio de 2004

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Conduzca las acciones de su amante hacia el destino de sus amores

¿Por qué recurrir a la coacción cuando bien se puede utilizar la seducción?
¡Ay, amiguitas, qué bien sabemos nosotras, de lo difícil que es conducir a amantes de toda laya al punto en que mejor latimos! Siempre un paso más allá o más acá, siempre a punto de llegar pero demorándose no deberían, convirtiendo lo que se supone una caricia erótica en mero frotar de piedra pómez. Y bien sabemos todas que no es una exfoliación lo que estamos buscando sino que nos hagan el gracioso favor de apretar el timbre que corresponde para abrir la puerta que nos hace falta. Pues bien, para todo hay un secretito, mis estimadas, y contarlo es deber de esta servidora, aun a riesgo de profanarlos:
1. Devuelva las atenciones como se debe: No puede usted esperar esmero si lo único que retribuye es silencio. Sea expresiva/o, cambie el tono de sus gemidos si pretende que éstos sean interpretados y conserve el crescendo que esta situación requiere. Recuerde que si empieza aullando será difícil indicar después que algo mejor está pasando. Y, sobre todo, guarde la actuación para momentos de emergencia, hasta ahora nadie ha aprendido nada de la sencilla complacencia.
2. No huya de la demostración práctica: Aunque a su compañero/a en cuestión le cueste copiar sus movimientos más tarde, mostrar cómo lo hace Ud. misma es una herramienta útil siempre y cuando lo que Ud. desee guiar no sea la boca de su amante/a. A menos que sea usted contorsionista.
3. Permítase la promesa vana: Ya sabemos todas/os que las mentiras blancas no manchan el alma y si lo que usted esconde es una sana intención ¿qué mal puede hacer que prometa el paraíso si se lo dan primero? No olvide que la mejor parte del sexo es pura fantasía y que del resto nadie se acuerda. Además, hasta ahora no ha habido juicios por conseguir que alguien se agache a cambio de la promesa de tenderse de espaldas.
4. Tome el timón con ambas manos: Hay veces que cierta dosis de fuerza es necesaria, si no funciona la queja, si no se interpreta el gemido, si el así así resulta vacuo ponga las cosas en su lugar y la cabeza de su amante donde Ud. lo desea. No lo/la deje moverse, ya habrá tiempo de respirar cuando el alivio sea mutuo... o bien la asfixia le ponga ese condimento extra que toda innovación necesita. Y recuerden, amiguitas y amiguitos, que mantener los ojos bien abiertos no sólo permite reconocer la buena senda, sino también volver a transitarla.

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