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Viernes, 11 de agosto de 2006

EL MEGáFONO

Una + 10... ¿y la acadé no suma?

 Por Marta Antunez *

Si siempre trabajar los temas de mujer es difícil, especializarse en deportes y género vuelve todo doblemente dificultoso. Leer la nota de Sonia Santoro acerca de la socióloga Adolfina Janson y su prolongada investigación sobre fútbol y mujeres me convenció de que hay temas que aún se mantienen en lo turbio de las historias orales, sin documentación y, por esto, sin valoraciones científicas que le den ese viso de seriedad que pueden aportar las ciencias.

Janson no es sólo una mujer más que enloqueció de gusto por el fútbol para diferenciarse de las demás sociólogas y estar a la moda de una actividad convocante para mujeres transgresoras. Ella comenzó a investigar la temática en los ‘90, cuando poco conocían las ciencias blandas del deporte en general (porque aún el deporte no era cosa seria). Hasta que algunos interesados pudieron comenzar a dar vueltas sobre estos temas pasó un tiempo, pero así y todo la hegemonía seguía trabajando alrededor de lo que fuera populoso y hasta negativo del deporte: violencia, políticas tildadas de nacionalistas, espectadores, relaciones con otras manifestaciones culturales.

Cuando comencé a investigar cuestiones de género y deporte en la Historia, algún académico insistió en que ése era campo de ellos y no de los que trabajamos en el deporte. En mi caso, el título en Educación Física no formaba parte del academicismo, y por eso el consejo fue: “Dejalo para nosotros”. Y aunque Janson pertenecía al academicismo y su investigación era interesante, no había fondos para llevarla adelante. Claro, es aceptable que el género sea una pequeña parte de un gran tema, pero no un tema en sí si se combinan género, deporte, historias de vida y miradas de mujeres que juegan al fútbol, por dentro o fuera de una institucionalidad que, las acepte o no, las regula para el afuera y la visibilidad que ellas esperan tener en una actividad que quieren desarrollar, como también es aceptable que sean varones solos (o secundados por mujeres) quienes se ocupen de estos temas, como para reafirmar eso de que las mujeres, aunque sean ilustradas, de deporte no pueden hablar.

Janson aceptó ser parte amateur del academicismo, como las jugadoras aceptan serlo del fútbol, porque hay una cuestión de convicción. Viajó por su cuenta y cargo; la ISSA (International Sociological Sport Association) la designó miembro, lo que le permitió codearse con estudiosos extranjeros; fue la única argentina invitada a presentar su trabajo en una Conferencia Internacional organizada por la Uclan (Universidad de Lancashire, England) y la UEFA en el 2005 junto a una docena de países. Aún recuerdo los esfuerzos que hicimos muchos de los que conocíamos su trayectoria para conseguir que viajara: logramos sólo que llegara el abstract “Los primeros pasos del fútbol femenino en la Argentina” a la Conferencia.

Janson trabajó 17 años para ver una posibilidad de publicación que se concreta lentamente, las futbolistas tendrán aún unos más para lograr erradicar rigideces que frenan y estereotipan su verdadera manifestación, lograr su propio camino (seguramente distinto al masculino), desarrollarse en los cuerpos directivos y la dirigencia según sus propias necesidades y miradas, todo esto, sin la presión de tener que convencer al mundo masculino de que son capaces de hacer lo que desean.

* Responsable del Area Mujer de la Secretaría de Deporte de la Nación.

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