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Viernes, 28 de octubre de 2011

El campo semántico de Cristina

 Por Belen Iannuzzi *

“Es de la Patagonia, creo.” “Dicen que está buena.” “Habla bien, con fuerza; es inteligente además.” Lo escuchaba en los pasillos de los tribunales comerciales después de la crisis de 2001. En ese momento, mientras por Diagonal Norte veíamos pasar a la Montada, los juicios que estaban en dólares se pesificaban y se les agregaba el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Los abogados de los estudios más grandes del país pedían audiencias con los jueces que, desbordados, veían pasar la historia argentina por tele. Los pedidos de quiebra se caían de los estantes de la mesa de entradas, previa costura con aguja de colchonero hecha con prolijidad por el meritorio de ocasión.

2004 “La que maneja los hilos es ella, no él.”

2007 “El que maneja los hilos es él, no ella. Ella es bipolar, está medicada, tiene un amante, no duermen juntos, se puso bótox, es groncha, le gustan las carteras, usa las uñas demasiado largas, el pelo también.”

2008 Paso las tardes en la redacción de un diario que llama “guerra gaucha” al conflicto con el campo. Los mozos que traían el café del Brighton para los editores, los redactores de deportes, los diagramadores, los fotógrafos, los correctores, las chicas de administración, todos hacíamos una “u” alrededor de la tele más grande e, hipnotizados, la escuchábamos. Qué dice, de qué habla, gugleá “yuyito”, gugleá “monocultivo”, gugleá “retenciones”, gugleá “yegua”, gugleá “Laclau”. “Yo quiero pedirles, humildemente, que despejen las rutas.” La tapa del día siguiente fue una foto de ella con el mentón en alto y “Humildemente” en mayúsculas, como una guillotina en el cuello.

2009. “Tía, no zabéz qué nervioz. Vamoz a bailar para la Prezidenta, que noz va a devolver el Carnaval.” Santino tiene 6 años y baila con los Endiablados de Villa Ortúzar.

2010. En el Colón hay una gala convocada por el alcalde de la ciudad. Están invitados embajadores, políticos, empresarios, incluso el que fundió el diario donde trabajaba. Ahora podría venir un fade out. La pantalla se funde a negro. En la calle somos miles. “Quiero agradecerles la alegría y el patriotismo con que han vivido este Bicentenario de la Patria.” Fito Páez toca para una multitud en la Plaza. Otro fade out. Tocan el timbre las mujeres que van a censarnos. Mi vecina del A dice que “ahora la ‘señora’ se quedó sola”.

2011. El miércoles pasado, la Presidenta inauguró en uno de los edificios de la ex ESMA la nueva sede del canal Encuentro. Cerca de las cinco de la tarde, empezamos a escuchar los bombos que avanzaban por Libertador. Militantes históricos de la JP, chicos y chicas de La Cámpora, su hija, Florencia, va primera en la fila, mujeres con bebitos sostenidos con aguayos en la espalda y banderas de la Tupac Amaru, militantes LGTB, Hijos, grupos de amigos con equipos de mate en mano, hombres de traje y Blackberry tuiteando desde el predio. Tengo 32 años, es la primera vez que una Presidenta me mira a los ojos y me habla.

* Profesora en Letras. Trabaja en el área de Publicaciones de la Secretaría de Derechos Humanos. Integra la revista Cítrica, cooperativa de ex trabajadores del diario Crítica.

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