El 57 por ciento de las mujeres declaró haber sufrido maltratos durante el noviazgo, según una investigación propia realizada sobre 500 casos de víctimas de violencia de género, entre 2011 y 2012. Asimismo, las estadísticas muestran un promedio semanal de cinco mujeres asesinadas en situaciones de abuso. Una de las medidas necesarias para resolver estos ataques –que también comprenden situaciones de dominación y denigración psicológica– es concientizar desde la escuela.

Por esta razón, en septiembre pasado presentamos el proyecto Noviazgos Violentos, que impulsa identificar tempranamente la problemática, crear conciencia crítica, romper estereotipos de género, promover relaciones sanas e informar a los adolescentes a dónde recurrir por ayuda. La norma prevé canalizar acciones mediante talleres y jornadas, lo cual implica un costo operativo muy bajo, tanto en el diseño como en la capacitación del personal docente y no docente.

Pero la violencia de género está naturalizada en nuestras sociedades y, también, en el irracionalismo del PRO, que ha archivado otro proyecto –consensuado en todo el arco opositor– para dar un subsidio habitacional a las mujeres que sufren estas injusticias, conforme con las ideas surgidas del Parlamento de las Mujeres, en 2012.

Existen tres pilares básicos que deben ser articulados para que las víctimas logren salir del círculo de la violencia: acceso a la vivienda, al trabajo y derecho al buen cuidado de los niños. Sin embargo, la solución habitacional fue rechazada por Mauricio Macri. Respecto de la situación laboral, aún está en comisión el tratamiento de otra iniciativa que estipula un cupo del 5 por ciento de los puestos de trabajo del gobierno porteño para víctimas que hayan iniciado la denuncia o transiten por alguno de los programas de la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Asimismo, el nuevo sistema de inscripciones online conspira contra el buen cuidado de los niños. Su trato deshumanizado impide acceder a las vacantes en los establecimientos educativos elegidos por las mujeres según sus necesidades y prioridades, lo cual implica una forma de violencia institucional solapada.

Existen otras iniciativas, pero lo cierto es que este Presupuesto 2014 reduce un 22 por ciento la asignación para la Dirección General de la Mujer y un 30 por ciento al Programa Asistencia a Mujeres Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual. Esta patología política del macrismo se combate con educación y sin ajustes sobre las mujeres, golpeadas, desposeídas e ignoradas por una gestión que sólo prioriza proyectos inmobiliarios.

* Legisladora porteña del Partido Socialista Auténtico.