Lunes, 20 de febrero de 2006 | Hoy
CONTRATAPA
Por Gustavo Veiga
Un tal Stefan Mörz, historiador de Ludwigshafen, descubrió la perturbadora coincidencia. “Du bist Deutschland”, un slogan que significa “Tú eres Alemania” y que nació de una iniciativa privada ampliamente difundida en el país del próximo Mundial, es casi idéntico a un mensaje con que los nazis hacían campaña en la década del ’30: “Denn du bist Deutschland” o “Porque tú eres Alemania”. El rostro de Hitler que acompañaba esa inscripción en la convención de su partido de 1935, ahora es reemplazado por otras caras, que sugieren una nación multirracial, con el ghanés Gerald Asamoah –integrante del seleccionado de fútbol– a la cabeza. El hallazgo de Mörz reveló la poco feliz idea de aglutinar a la nación detrás de una consigna con reminiscencias fascistas.
Una fuente de la Embajada de Alemania en la Argentina y un abogado alemán, Wolfgang Kaleck, que suele viajar a Buenos Aires porque patrocina causas de desaparecidos de ese origen durante la última dictadura, confirmaron que la campaña “Du bist Deutschland” tuvo gran envergadura. A tal punto que, según dos periódicos británicos, el London Mail y el Telegraph, se gastaron 30 millones de euros. Asimismo, aún está activo un sitio alusivo en Internet.
“Han gastado mucho dinero, creo que en la primavera o durante el verano pasado. Pero ahora esa campaña no está tan fuerte. Se puede relacionar con la que hicieron para el Mundial, porque tiene el mismo discurso nacionalista. Muestra a todo el pueblo con camisetas de la selección alemana y lo junta con el discurso de que la familia alemana quiere agasajar a sus visitantes. No me gusta para nada ese tipo de campañas. Es una expresión muy fuerte que puedes encontrar en la época de los nazis. Aunque si no existiera ese antecedente, a nosotros tampoco nos gustaría”, le señaló Kaleck a Líbero.
Las imágenes de personajes que sintetizan el pasado y el presente de Alemania acompañaron este mensaje con el propósito de identificar al pueblo con el Estado. Beethoven, Einstein, Schumacher y Beckenbauer, lo mismo daba, aparecieron en las publicidades de “Du bist Deutschland”. Sobre lo que no hay acuerdo, es en las consecuencias que generó el slogan. Se habló de escándalo; también de que el mensaje no guarda relación con otros hoy más instalados (“Alemania, país de ideas”, impulsado por el gobierno y “El mundo entre amigos”, del Comité Organizador de la Copa) y hasta hubo una contracampaña de sectores de izquierda que preguntaron: “¿Tú eres Adolf Eichmann?”.
Kaleck, quien rescata la política exterior de su gobierno porque mantiene los pedidos de extradición de Videla y Massera por crímenes durante la dictadura, sin embargo, cuestiona a la Asociación Alemana de Fútbol: “Se ha negado totalmente a hablar con la Coalición contra la Impunidad que yo integro, porque estamos criticando muy fuerte su actitud. Sus dirigentes deberían explicar dos incidentes del pasado. Uno, cuando dejaron entrar al campo de entrenamiento alemán, en el Mundial del 1978, al coronel Rudel, un nazi de la Segunda Guerra Mundial. Le dieron la bienvenida. La Asociación también hizo un amistoso con la Argentina después de que fuera secuestrada, presa y asesinada una ciudadana alemana. Sabían que Elizabeth Kezeman estaba muerta y lo jugaron igual. Nosotros lo hemos denunciado”.
La mala relación entre el fútbol alemán y los integrantes de la organización donde participa Kaleck quedó en evidencia durante un partido de la Copa de las Confederaciones que se disputó en Alemania el 18 de junio del año pasado. La selección argentina goleaba a Australia 4-2 en el estadio Franken, de Nuremberg, cuando un grupo de la Coalición intentó colocar una pancarta con la inscripción “Verdad y Justicia”. El mensaje aludía a los desaparecidos de origen alemán durante el régimen militar.
El abogado recuerda: “El personal de seguridad echó a mis compañeros. No dejaron entrar esa bandera, diciendo que era una actitud política. Había ido un pastor de la iglesia alemana, vocero de la Coalición contra la Impunidad. La noticia salió en los medios locales”. Y Kaleck también la emprende contra los dirigentes porque “no son capaces de pensar su posición del ’78. Hubiera resultado muy fácil decir ‘sí, era un error, todos estábamos un poco confundidos, vivíamos en la época de la Guerra Fría...’ Pero lo niegan totalmente. Hicimos una pequeña campaña, juntamos mil firmas, y acabamos de hacer otros pedidos”. Estas son las historias que, como el aggiornado slogan nazi, se conocen muy poco fronteras afuera de Alemania.
“El mundo entre amigos”, elevado a la categoría de lema por el Comité Organizador que preside Franz Beckenbauer –quien pasó por Buenos Aires en la semana–, está dirigido a personajes como Henry Kissinger, uno de los invitados de honor del Mundial. Resta esperar ahora lo que se anticipa previsible. Alguna frase de gentileza del visitante ilustre, como aquella que dejó tras presenciar el campeonato de 1978: “Fue una fiesta magnífica, con un merecido vencedor. Es una prueba irrefutable de lo que son capaces de hacer los argentinos”. En la visión de la dictadura, éramos derechos y humanos.
A los alemanes les está llegando el turno por segunda vez, reunificados y no como en 1974. Hoy, Kissinger afirma desde una lujosa revista del Comité Organizador: “Durante toda mi vida he seguido la evolución de Alemania y soy consciente del papel que desempeña el fútbol. Practicado con gran entrega y presenciado por un público apasionado, se convierte en la fuente de un sentimiento de unidad nacional”. Por fortuna, sin la sombra de Hitler, y pese a que ciertos mensajes como “Du bist Deutschland” confunden al fútbol con las señales de un nacionalismo exacerbado. En su peor versión. Ese es el mérito que tiene el descubrimiento de Stefan Mörz.
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