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Lunes, 27 de diciembre de 2004

AUTOMOVILISMO Y MOTORES › EL AÑO DEL AUTOMOVILISMO: MARTINEZ, AL FIN CAMPEON

El TC se despegó del resto

Por Pablo Vignone

Aunque se quiera ver al 2004 automovilístico fundamentalmente como aquel en el que Ford recuperó el título de Turismo Carretera después de cinco años de sequía, el gran signo de la temporada fue el despegue del TC respecto de las demás categorías que componen el circo grande del deporte fierrero en la Argentina.
Por las razones que fueran, y que acaso precisen de un estudio sociológico para desenterrarlas, el TC fue, abrumadoramente, la categoría que mereció la atención masiva, tanto por el predominio que mostraron los Ford como por el hecho de que también Chevrolet, Dodge y Torino ganaran al menos una carrera, por la concentración de esfuerzos y, especialmente, del público. El TC confirmó ese despegue relativo iniciado en el 2002 a partir de la devaluación, cuando el campo volvió a hacerse fuerte en los negocios y dispuso de dinero sobrante para invertir en coches y sponsorización.
Terminó coronado Omar Martínez, lo que confirmó los pronósticos de comienzos de año, pero a nadie le cayó mal que el entrerriano se consagrara tras tantos subcampeonatos...
Al TC 2000 no le fue mal tampoco: hizo una apuesta arriesgada como un reglamento que tendiera a emparejar y crear mayor atractivo, y aunque no lo consiguió en muchas carreras, organizó el acontecimiento del año, los 200 Kilómetros de Buenos Aires. La escuadra Chevrolet fue la que mejor interpretó de arranque las novedosas cuestiones técnicas que se planteaban y pudo sacar campeón con cierta comodidad a Christian Ledesma, que tuvo en Marcelo Bugliotti más a un ladero que a un coequiper.
Se desdibujó el Top-Race, acaso porque sus nuevos propietarios estuvieron más preocupados en armar una nueva versión de la categoría para el 2005 que en sostener el nivel en el 2004, con pocos pilotos de renombre y escasas novedades técnicas de interés. El título que logró Ernesto Bessone no estuvo despojado de justicia, pero careció de cierto lustre en función del mérito de la competencia.
Dieciocho pilotos argentinos se atrevieron a competir en el exterior, digeridos los principales efectos de la devaluación. A José María López, el volante con mayor proyección, no le fue tan mal: siguió probando un Renault de Fórmula 1, pero a Esteban Guerrieri le fue mejor en la Fórmula 3000, siendo elegido el debutante del año. Bastante para un país deportivo aislado del mundo.

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