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Lunes, 3 de marzo de 2003

OPINION

Triunfo y enigma en el presente de Pablo Chacón

Por daniel guiñazu

Pablo Chacón comenzó a recorrer un tramo difícil de su carrera, seguramente el más decisivo para su presente y su futuro. Asumido como liviano junior, enfrentó, en la medianoche del domingo y en el Polideportivo Municipal de Villa Carlos Paz, a un viejo conocido suyo, el santafesino Claudio Víctor Martinet. Y le fue bien, muy bien, si es el resultado lo único que merece ser tenido en cuenta: Chacón ganó por nocaut técnico a los 2 minutos 24 segundos del 8º round y se consagró campeón sudamericano de la categoría.
Ahora, si entran a considerarse otros aspectos, el saldo no es tan positivo: el mendocino lució lento y discontinuo, y le costó descifrar el estilo pícaro y movedizo de Martinet (58,750 kg) quien, visteando los golpes de Chacón, trabajando desde afuera y circulando permanentemente por el cuadrilátero, se las arregló para sobrevivir con decoro.
Martinet, un veterano de 38 años que lleva 17 temporadas en la profesión, pudo durar a partir de las dudas de Chacón (58,750 kg) para achicar distancias y proponer pelea. Pero su astucia probó ser insuficiente cuando Chacón decidió pasar al frente. Eso sucedió sobre el final del 6º asalto: Martinet lo había puesto a retroceder con tres buenas izquierdas sucesivas y Chacón respondió con dos perfectos uppercuts de izquierda. El último le abrió a Martinet una herida sangrante sobre el párpado derecho.
Recién a partir de ese momento (nunca antes) quedaron marcadas las diferencias entre un ex campeón del mundo que aspira volver a serlo y un veterano que dispara sus últimos cartuchos entre las doce cuerdas. Chacón se puso en marcha. Y Martinet no pudo soportar su artillería distinguida de golpes precisos, ortodoxos, pletóricos de potencia y calidad. A los 2 minutos y 24 segundos del 8º round, un cross de derecha de Chacón sacudió a Martinet y desde el rincón del santafesino, su entrenador, Julio García, lanzó la toalla interrumpiendo una pelea que empezaba a ser despareja.
¿Qué puede esperarse de Chacón ahora que pesa 1,600 kg más que antes? El mendocino reconoce que sigue costándole ceñirse en la categoría. Pero está dispuesto a apretar los dientes porque sabe que lo esperan peleas importantes. Quiere a la “Hiena” Barrios en un combate que no tiene sentido deportivo. Y es posible que a mitad de año, su manager, Osvaldo Rivero, le traiga a Buenos Aires al campeón superpluma del Consejo, el tailandés Sirimonkol Sigmanassuk, para hacerlo pelear por el título, quizás en el Luna Park. Es lo que necesita Chacón para crecer: actividad, desafíos que lo motiven. A los 27 años, no hay razones para que su talento se llame a descanso.

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