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Lunes, 3 de marzo de 2008

FúTBOL › AUDAZ PLANTEO DE RIVER EN EL MONUMENTAL

Simeone se dio el gusto y puso cinco delanteros en la cancha

 Por Adrián De Benedictis

La victoria ante América de México, la primera en la Copa Libertadores, hacía presumir que el entrenador Diego Simeone repetiría ese esquema táctico, un poco más clásico a los anteriores que había probado. Sin embargo, el ex volante sorprendió ayer antes del comienzo del partido ante San Martín, con un planteo más audaz de lo habitual. Si bien la línea de cuatro defensores se mantenía inalterable, la novedad surgió de mitad de cancha hacia adelante. En esa zona, Simeone ubicó solo a Ponzio como volante defensivo, y luego desplegó cinco delanteros escalonados. El chico Sciorilli y Falcao se retrasaban un poco más, y más adelante estaban Alexis Sánchez, Abreu y Buonanotte.

Con ese panorama River rápidamente se adelantó en el campo, y comenzó a controlar la pelota con facilidad. En la primera llegada profunda el local se puso en ventaja con un gol de Abreu, el primero oficial con su nueva camiseta. El uruguayo recibió la pelota de Sánchez –el mejor del partido–, remató de derecha, y después de que la pelota diera en los dos postes, encontró el rebote y convirtió con un toque de zurda. Al estar perdiendo, San Martín salió un poco de ese asedio inicial y comenzó a acercarse con envíos aéreos. Y en una de esas aproximaciones, el árbitro se equivocó al cobrar penal para los visitantes, debido a que la pelota dio en el pecho de Ponzio y no en su brazo derecho.

Pero el empate marcado por Brusco no le duró mucho, porque dos minutos más tarde Buonanotte armó una gran jugada por la derecha, y definió de zurda para ubicar la pelota en el ángulo. A partir de ahí, San Martín generaba peligro con los errores defensivos del local, sobre todo en la zona central que ayer integraron Cabral y Nasuti. Encima, Carrizo tuvo dos salidas a destiempo, y eso también causó temblor en el área.

Si bien el segundo tiempo no fue del todo normal (ver aparte), River siguió buscando en el área de Medrán y todo pareció solucionado con el gol del propio Nasuti. El defensor fue a buscar la pelota en un tiro libre, y luego de que Ortega (ingresó por Buonanotte) se la cediera con precisión, venció al arquero con un cabezazo cruzado.

El propio Ortega pudo haber convertido el cuarto tanto, pero Medrán le ganó el duelo personal. Un minuto después de esa jugada, Bravo encaró por la derecha, escapó de su marcador y descontó con un derechazo para colocar la pelota en el ángulo izquierdo de Carrizo. A partir de ahí, las llegadas de River fueron muchas, pero entre el arquero y la falta de precisión de los delanteros no podían aumentar la diferencia.

Cuando Simeone trataba de que Ponzio tuviera un colaborador con la entrada de Ahumada, el agua impidió que llegara el final y la incógnita de lo que hubiera sucedido en esas circunstancias.

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Buonanotte convierte el segundo gol de River con un gran zurdazo.
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