Lunes, 5 de mayo de 2008 | Hoy
VARIOS JUGADORES DE BOCA RINDIERON BIEN
Por Juan José Panno
Battaglia, el mejor, tuvo que esforzarse hasta el último minuto para evitar que alguno de los integrantes de la línea de cuatro, Ledesma o Palermo lo desplazaran del lugar que empezó a ocupar desde el arranque del partido en lo más alto del podio. Boca fue un equipo que tiró duro y parejo, y eso se notó en el rendimiento individual, con varios puntos altos.
La gran ovación de la tarde se la llevó Morel Rodríguez, cuando viajó en el autito de los enfermeros hacia la entrada al túnel. El espontáneo aplauso fue un reconocimiento por el coraje y la garra que siempre le aporta al equipo y también por su actuación prolija y segura. Su incorporación como segundo marcador central, a pesar de que no estaba todavía en las condiciones físicas ideales, le dio solidez a toda la línea de fondo. Cáceres, plantado como primer marcador central, tuvo menos urgencias que otras veces, y no se vio obligado a salir alternativamente a los dos laterales para cubrir errores ajenos, lo cual solía opacar sus producciones. Los dos ganaron casi siempre de arriba y River sólo tuvo una marca en este rubro: un cabezazo de Abreu que se fue cerca del travesaño. Ischia dudó en algún momento en la semana entre Alvaro González y Monzón. Si hubiera jugado el uruguayo, Maidana se corría hacia el medio, Cáceres a la posición de 6 y Morel a la de 3. Pero optó por la variante que le daba más consistencia a la zona central. Claro que todo esto se dio así porque los dos laterales cumplieron con lo suyo. Maidana se las rebuscó como lateral y casi nunca fue desbordado. Monzón, con pocos partidos en Primera, jugó como si cargara sobre los hombros con una punta de superclásicos. Empezó con algunas dudas, pero se fue afirmando con el correr de los minutos y hasta hizo algunos aportes ofensivos en los tiempos en que Boca pensaba más en Carrizo que en el reloj. Entre los cuatro serenaron a Caranta, que casi no tocó la pelota y tuvo una tarde muy tranquila sólo alterada en el primer tiempo con un pelotazo largo que generó dudas en los centrales y que le hizo acordar –seguramente– al gol de Menseguez de una semana atrás.
En el medio, Ledesma fue un buen escudero del noble Battaglia, especialmente en el segundo tiempo. Fue de menor a mayor, resultó importante en la recuperación de la pelota y la supo tener bajo la suela en los momentos en que River se iba al ataque como toro enfurecido.
Dátolo se prodigó como siempre, pero no terminó bien casi ninguna de las maniobras que intentó partiendo desde la izquierda o desde el medio. Riquelme estuvo por debajo de lo que Boca esperaba de él. Tiró el centro en el gol, hizo una buena jugada que casi termina en golazo, trató de enfriar el balón bajo la suela en el segundo tiempo, pero no logró que el equipo jugara al compás suyo. Se fue golpeado cuando quedaba todavía un rato de partido y hacía rato que no controlaba la pelota. Arriba, el mayor aporte lo hizo Palermo, con un extraordinario pase que dejó a Palacio mano a mano con Carrizo, con un par de pelotas que bajó en el área y con mucha movilidad para generar espacios a sus compañeros.
Palacio, por su parte, siguió en una línea conocida: corre, desborda, gana en velocidad, llega a posiciones de gol y define mal. Desaprovechó una gran oportunidad en el primer tiempo en una jugada clara de gol solo ante Carrizo, que desvió al corner. No hubo mucho tiempo para el reproche porque del corner llegó el cabezazo de Battaglia. Los rendimientos fueron un poco desparejos, pero de ninguno se puede decir que no haya puesto lo que era necesario poner en un clásico de éstos.
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