A Independiente no le empató Chacarita. A Independiente le empató Matías Alustiza. Chiquito (acusa 1,62 m de estatura), vivaracho, astuto, rápido, hábil, encarador e inteligente para saber cuándo salir y cómo entrar, el delantero nacido en Azul fue un enigma que la defensa de Independiente nunca alcanzó a descifrar. Sus movimientos simples, alejándose del área para meterse inesperadamente en diagonal, complicaron y deslucieron el trabajo de Matheu y Galeano y mantuvieron vivo a su equipo, aun en los momentos en los que Independiente controlaba el juego con mayor holgura y Chacarita tenía problemas para sumar más de tres pases entre sus jugadores.

En el primer tiempo (en verdad durante todo el partido), a Alustiza le tiraron pelotazos llovidos desde el fondo, rara vez los volantes se le acercaron para acompañarlo y él igualmente se las arregló más que bien para arrimar peligro. Un zurdazo suyo obligó a una contención en dos tiempos de Gabbarini y, luego del gol de cabeza de Galeano a los 28 minutos, un derechazo de volea se fue apenas afuera, y otro zurdazo rasante volvió a exigir al arquero de Independiente.

Siguieron jugando Gabbarini y Alustiza su mano a mano en el segundo tiempo. El arquero le ganó el primer tiro a los 7 minutos. Pero el delantero tomó desquite cinco minutos más, definiendo por debajo de la salida de Gabbarini tras una buena jugada de Zarif. Con menor tenencia de la pelota, con mucho menos juego, con más limitaciones individuales, pero con un delantero picante y atrevido (y su aplicación para defenderse), a Chacarita le alcanzó para conseguir y sostener el empate. Eso fue consecuencia tanto de lo bien que jugó Alustiza como de lo poco que hizo Independiente con sus ganas de ganar jugándole a favor y su falta de ideas patéandole en contra.