libros

Sábado, 20 de julio de 2002

La banalidad de lo real

Tiempos
presentes


Hannah Arendt


Trad. R. S Carbo

Gedisa

Barcelona, 2002

Paula Croci

222 págs.

Por Paula Croci
Sin duda, Hannah Arendt es una de las intelectuales más independientes y controvertidas del siglo XX, condenada al mismo tiempo por la derecha (que ve en ella una feroz enemiga), por la izquierda (que le teme cuando devela ciertas prolongaciones del totalitarismo en los sistemas socialistas) e, incluso, por los grupos sionistas (quienes no le perdonan ni la autocrítica sistemática a la causa judía ni su romance de juventud con Heidegger). No obstante, nadie puede dejar de reconocer que sus intervenciones son extremadamente lúcidas, sobre todo porque son capaces de mostrar aquello que el resto todavía no alcanza a ver: la condición negada de refugiados de los judíos durante el régimen nazi, el “problema alemán” una vez finalizada la Segunda Guerra, la cuestión de los negros en los Estados Unidos, la caducidad de los aparatos jurídicos o el sentido de la “revolución americana” a doscientos años de la declaración de la independencia. Tópicos que son tratados en ese orden en Tiempos presentes, un libro que traduce por primera vez al castellano una compilación de artículos escritos entre 1943 y 1975, publicada originalmente en 1986.
Los ensayos replican el itinerario biográfico de Hannah Arendt, una judía alemana, desde el momento en que huye del campo de detención de mujeres de Gurs (Francia) y se traslada a los Estados Unidos, hasta prácticamente su muerte en 1975; en ellos se puede ver una secuencia de pensamiento filosófico que se inicia con “Nosotros los refugiados”, donde analiza en primera persona del plural la construcción de la identidad judía a partir de la adopción de la lengua del país en el que viven; sigue con “El problema alemán”, donde intenta desvincular el nazismo de todas las tradiciones alemanas y del carácter nacional que se le atribuía por entonces; se suman las observaciones resultantes de una visita a la Alemania de posguerra hacia 1949, en las que describe los pormenores del proceso de desnazificación puesto en funcionamiento para recuperar la imagen frente al mundo. Finalmente, se avoca a la cuestión americana en “Little Rock”, “Desobediencia civil” y “200 años de la revolución americana”: allí refiere a las mentiras sobre Vietnam, a la corrupción generalizada, a los peligros de la mercadotecnia política, al racismo y al funcionamiento perverso de las leyes. Por su contemporaneidad, estos ensayos completan (y muchas veces amplían) las posibilidades de comprensión de sus obras más provocativas, Los orígenes del totalitarismo (1951), La condición humana (1958) y Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal (1963), el que despertó las polémicas más enardecidas.
A pesar de la variedad de objetos y de la distancia histórica entre algunos de los textos, Tiempos presentes dibuja una línea argumentativa en la que las conclusiones de los primeros escritos —los que abordan problemas europeos— son premisas de los últimos —los que debaten sobre los problemas americanos— y cuya hipótesis general sintetiza bien Marie Luise Knott, la editora de la versión original en alemán, quien sostiene en el epílogo que: “Con la tesis de que lo que provocó los movimientos totalitarios no fue ningún carácter nacional (alemán) sino el vacío político y el ser-superfluo de las sociedades de masas, también agudiza la mirada de Hannah Arendt sobre la realidad política de los Estados Unidos (...). La sociedad de masas amenaza la libertad pública también en las democracias”.
Tiempos presentes es uno de esos libros que deja el gusto amargo de saber que todo ya estaba escrito desde antes, aunque nos esforcemos en creer lo contrario.

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