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Domingo, 1 de octubre de 2006

STEFANO BENNI > AQUILES PIES LIGEROS

Llega la Bennimanía

En los ochenta tuvo un desembarco prematuro en algunas revistas. Pero aun así es poco lo que se consigue del italiano Stefano Benni en castellano. La publicación de Aquiles pies ligeros quizá sea el primer paso de un amor que ya despunta con los lectores argentinos.

 Por Mauro Libertella

Aquiles pies ligeros
Stefano Benni
Norma
285 páginas.

¿Quién es Stefano Benni? Algunos lo consideran el autor italiano más importante de la nueva camada. Y eso de nueva lo podemos poner entre comillas: Benni tiene hoy 59 años. Nació en Bologna, al noreste de Italia, y empezó a publicar narrativa en la década del setenta. Desde joven trabajó en diarios y revistas, y en los ochenta nadó con habilidad por entre las aguas de la escena cultural italiana. En aquellos años, en el ojo de un torbellino de intervenciones culturales, Benni dirigió la colección Oxigeno para la prestigiosa editorial Feltrinelli, trabajó el guión y la puesta en escena de la película Musica pero vecchi animali, y escribió la obra teatral Sconecerto, que mezclaba poesía y jazz. En los albores de la década del noventa, Benni ya era un tipo experimentado, que conocía a la perfección los tramposos pasillos del mercado y sabía abrirse paso en los medios italianos. Para ese entonces, las novelas que venía publicando habían levantado una curiosa polvareda de la que emergieron miles de fanáticos, literalmente. Sus seguidores crearon, entre otros homenajes, la Bennilogia: una enciclopedia dedicada enteramente a la obra de Benni, con una cartografía de los personajes, los ambientes y los diálogos de sus ficciones (se puede visitar en www.bennilogia.org). Sus novelas fueron traducidas a 18 idiomas, pero sus relatos vertidos al español son todavía escasos. Con un poco de suerte, en nuestras librerías se puede conseguir ¡Tierra!, El bar del fondo del mar, Baol, La compañía de los celestinos y Los maravillosos animales de Extrañalandia. Títulos que dibujan solo una pequeña isla en el archipiélago de la obra total de Benni, pero que son suficientes para vislumbrar los cruces precisos entre el humor y la filosofía, entre lo trágico y lo paródico que marcan y definen el estilo de Benni. Durante los últimos años, Benni ha escrito corrosivas columnas en los diarios Il manifiesto y Panorama, que probablemente encuentren una edición en forma de libro en los próximos tiempos. Su última novela fue publicada por Feltrinelli en 2003, y se llama Achille pie veloce. Esa novela, que le sumó algunos miles de fanáticos en Europa, se edita en estos días en castellano con el nombre de Aquiles pies ligeros.

El libro está protagonizado por dos muchachos de nombres bien literarios: Ulises y Aquiles. El primero es un joven escritor que trabaja de lector en una editorial. Un día recibe una carta bastante misteriosa firmada por un tal Aquiles. Cuando Ulises llega hasta su casa, después de atravesar varias barreras, ve que Aquiles es una especie de monstruo simpático, un chico deformado, postrado en una silla de ruedas, dotado de un humor y una inteligencia pasmosas. Así comienza la amistad vértice del libro, regada de una sensibilidad sutil y transparente. Porque así es el estilo de Benni: transparente. Y quizá su mayor habilidad, lo que lo convierte en un gran escritor, sea desplegar profundos problemas filosóficos, entreveros psicológicos y sociales con un lenguaje llano, real, desafectado. Aquiles pies ligeros produce la perturbadora sensación que sentimos cuando nos bajan lo trascendental a la tierra y nos lo muestran libre de metáforas.

Benni es también un docto artesano del verosímil. Muchos críticos lo han etiquetado como uno de los últimos exponentes de la literatura fantástica italiana, y algo de eso hay. Pero sería injusto y reduccionista, en ese afán lunático por encasillar, ponerles el sello final de literatura fantástica a sus libros, porque justamente lo que está mostrando con Aquiles pies ligeros es que lo fantástico surge de estirar lo real, de jugar con sus posibilidades y sus fisuras. Algo parecido hace el también reconocido autor de Turín Alessandro Baricco, sobre todo en la novela City, erigida a partir de un grupo de personajes tramados con un imaginario similar al que patentó Benni. Quizás sea importante en el futuro, a la hora de reconstruir los ejes de estas generaciones en ascenso de narradores italianos, desentrañar las afinidades de la prolífica dupla de Benni y Baricco.

En los años ochenta y noventa, algunas revistas argentinas publicaron traducciones propias de cuentos sueltos de Stefano Benni. De ese modo, algunos grupos quisieron al mismo tiempo darlo a conocer e insertarlo en el interior de un tipo de literatura que ellos mismos producían. Marcar límites y propiedades. Y si hoy quisiéramos pensar la literatura de Benni en relación con nuestra narrativa nacional, podríamos hablar de un extraño triángulo que incluiría a Blaisten –el diálogo fresco, el humor agudo y local–, a Aira –el manejo del verosímil, el lenguaje libre de solemnidad– y a Macedonio Fernández –el juego metaficcional, la literatura dentro de la literatura–. Y si bien Aquiles pies ligeros no es un libro escrito como guiño para el mundillo literario, la trama incurre en una interesante reflexión sobre las posibilidades de la escritura, sobre el eterno retraso del escritor frente a la hoja en blanco y sobre la propiedad intelectual de una obra. También hay una lectura de la relación entre los autores y las editoriales que roza lo bizarro: Ulises lleva en su bolso los manuscritos de posibles publicaciones futuras en la editorial para la que trabaja, y esos manuscritos le hablan, le imploran ser publicados, lo interpelan durante todo el libro.

Hacia el final de la novela, Aquiles y Ulises intercambian algo (no queremos develarlo) en un clímax verdaderamente emocionante. Quizás esos momentos de intensidad literaria, en donde la prosa se acerca vertiginosamente a las emociones, hasta tocarlas, sean los que han cautivado a miles de lectores que ya son fanáticos de Benni. Y tal vez con la publicación de Aquiles pies ligeros la obra de Benni se deje ver un poco más en nuestros estantes y en las librerías, y podamos leer con mayor frecuencia a este raro y talentoso escritor italiano.

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