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Sábado, 15 de enero de 2005

CON NOMBRE PROPIO

Diseño y naturaleza

El brasileño Hugo França y sus exquisitos muebles símil-esculturas. Un buen exponente de diseño responsable.

 Por Luján Cambariere

Maderas quemadas, árboles caídos en tormentas o viejas canoas de pescadores toman nueva vida en las manos del diseñador brasileño Hugo França. El esculpe directamente esta materia prima condenada al abandono, transformándola en piezas únicas e irrepetibles, semi esculturas, gracias a sus virtuosas manos. La forma de cada mueble u objeto nace de la que supo tener o la que le sugiere cada pieza de madera que él encuentra en la región de Troncoso, al sur de Bahía. A partir de allí, França crea las más diversas tipologías. Bancos, sillas, chaise-longue, reposeras y mesas nobles, fuertes y tremendamente seductoras que ya son un emblema del diseño brasileño y un buen ejemplo de diseño responsable para el mundo entero.

Operación rescate
Nacido en Porto Alegre en 1954, França se recibió de ingeniero civil. Trabajó varios años en proyectos de estructuras de casas de madera y esa experiencia, en el sur de Bahía, fue la que le hizo tomar contacto con lo que sería su nuevo oficio. Allí, más precisamente entre Belmont y el Monte Pascoal, observando las canoas de los indios pataxó, aprendió el empleo del pequi, una madera con poco uso comercial pero extremadamente virtuosa sobre todo para el empleo en el exterior debido a que su oleosidad natural tan intensa la hace muy resistente a la intemperie.
Así, su trabajo ecológicamente correcto, encuadrado en lo que muchos dan en llamar eco-design, consiste en varias etapas. En la primera, acompañado de otras personas, recorre la zona trabajosamente al rescate de grandes ramas, raíces o troncos caídos. Con el material reunido en su taller de Troncoso da inicio a nueva etapa que básicamente consiste en retirar la parte deteriorada de las piezas, para después esculpirlas en su atelier de San Pablo.
“Hoy, hasta en las grandes urbes hay árboles condenados a morir en el olvido. ¿Por qué no aprovecharlos entonces para mobiliario de plazas o parques públicos?”, planteó hace poco en la ciudad de San Pablo, ofreciendo sus conocimientos al servicio de la comuna. “El diseño de muebles y objetos es otra manera que tenemos de crear conciencia sobre estos temas. El recurso de la madera, aparentemente abundante e interminable, siempre tuvo un rol fundamental en nuestra historia y hace tiempo es hora de preservarla de un modo más inteligente”, vuelve a reflexionar.
Para Adélia Borges, curadora de su última muestra en el Museo de la Casa de la Cultura Brasileña, “las piezas de Hugo França ejercen una especie de magnetismo en las personas. Provocan e inducen la mirada, el tacto y la aproximación del cuerpo. Continentes seguros y sólidos invitan a anidarse en ellas”. Es casi imposible estar cerca de alguno de sus bellísimos bancos, hamacas o sillones y no querer aventurarse para sentir su suave textura o esa amplitud que abraza. Borges encuentra que esta atracción ocurre por algo ancestral que tiene que ver con la fuerza de la naturaleza presente en ellas. Pesadas, brutales y al mismo tiempo suaves y gentiles, como las han definido varias veces, expuestas en numerosas partes delmundo (actualmente en París), son un ejemplo en el uso de materiales que nosotros bien podríamos replicar también para el resto del mundo n

* Hugo França: Rua Gomes de Carvalho 585, Villa Olímpia, 04547-002, San Pablo, www.hugofranca.com.br

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