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Jueves, 14 de enero de 2016

RESURRECCIóN EN LAS SALAS

AL TERCER DIA REESTRENO...

Fe y mito en conflicto en la tensa película de Gonzalo Calzada.

 Por Stephanie Zucarelli

No es mala noticia cuando la agenda del cine argentino abre con un estreno que rompe con el statu quo del cine de género. Resurrección, del director Gonzalo Calzada (La plegaria del Vidente, Luisa), es una película de suspenso gótico con una atmósfera densa y que fusiona los elementos de una lucha cultural entre el rigor religioso de la Argentina europeizada de 1875 y su contraparte del interior, que habla de mitos folclóricos regionales. La fiebre amarilla está exterminando Buenos Aires y sólo los miedos mitológicos pueden explicar semejante plaga. Es en ese momento que Aparicio (Martin Slipak), un joven sacerdote recién ordenado, decide que su llamado divino es ir a salvar a esos enfermos. Pero en su camino elige parar en El Paraíso, la casa de su infancia que devela su pasado oligárquico.

Sólo la voz de su estoico sirviente Quispe (Patricio Contreras) le da un poco de guía acerca de la misteriosa desgracia que cayó sobre el lugar. La muerte de su hermano, el encierro autoimpuesto de su cuñada y su sobrina y la decadencia de su hogar son razones suficientes para que Aparicio comience a sumergirse en una espiral caótica que sólo tiene salida en lo que parece ser la perdición inevitable.

Catalogada como “terror”, Resurrección apenas cuenta con un par de sustos repentinos y caretas feas, pero lo que sí consigue es tener al espectador tenso durante toda su trama. No es difícil crear el ambiente con una locación que fue fundada en la época en la que los pasadizos secretos y las tenebrosas capillas privadas estaban en boga, pero no hubiera sido posible coordinar un escenario con una personalidad tan definida sin la atención a detalles que no dejan de seguir hundiendo al espectador en una historia que habla de un laberinto sin salida.

A pesar del brillante logro estético, la película pierde la dinámica y desequilibra la ilusión con un guión agrietado, lento y que se come el tiempo como olvidándose de que es importante que el espectador esté al tanto del progreso del argumento. En los últimos minutos, se atan los cabos sueltos con una apurada explicación que da la sensación de que el tiempo de filmación se hubiera terminado abruptamente.

Dejando de lado estas fallas, Resurrección deja la vara alta para el resto de los estrenos 2016. Con una introducción con ilustraciones del historietista Enrique Breccia, una puesta de escena tétrica y el conflicto entre la fe y el mito, la película de Calzada crea una tensión que se genera desde lo más profundo del espectador. Para todos aquellos fanáticos del misterio y lo gótico –o para quienes simplemente quieren dejar de tomar sopa en lo que a cine argentino de género se trata–, Resurrección es un buen camino para sorprenderse.

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