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Jueves, 14 de junio de 2012

El festival más largo del mundo

Cada verano, junto al Mar Negro, miles de rusos, ucranianos –y últimamente también jóvenes de otros lugares de Europa– llegan hasta la península de Crimea (bien al sur del país) para sumarse al Kazantip, el festival de música electrónica más famoso del Este, que dura... ¡6 semanas! Sí, durante más de un mes, cada día, y con una concurrencia que fue in crescendo desde la creación del festival en 1992, se celebra esta cita anual que es promocionada y ambientada en una especie de república soberana, con un gobierno “dictatorial” que hasta exige una “visa” para los asistentes. Jugando con la idea de la gran fiesta de fiestas, durante el encuentro tocan algunos de los DJs más conocidos de la actualidad, en esta nación utópica que ya no sólo está hipermasivizada en los países de la ex Unión Soviética sino en casi todo el continente. Curiosamente, lo que hoy es multitudinario comenzó como un festival un tanto virginal y sin intenciones de abrirse al público general, dado que en sus inicios lo llevaron adelante varios windsurfers que tenían el hábito de enfiestarse en las playas de Ucrania cada atardecer. Actualmente es un monstruo al que llegan miles de ingleses, alemanes y americanos sedientos de tecno y descontrol. Y en el que las nuevas generaciones de rusos adinerados se sienten como peces en el agua, ostentando las concesiones y privilegios que otorgan ser rico y poderoso en el Este europeo, así sea en el marco de un espectáculo.

Con una concurrencia que habitualmente llegaba a las 100 mil personas, las últimas dos ediciones mostraron una merma no sólo en público sino también en su calidad artística, al menos según se han ocupado de aclarar algunos visitantes que acostumbran asistir cada temporada. Tanta parafernalia también tiene su correlato en el rubro hospedaje, ya que allí mismo, junto al mar y a los escenarios, hay decenas de cabañas de lujo y espacios VIP para acampar, con precios altísimos incluso para Occidente, por lo que no son pocos los que critican el desmedido afán de lucro que persigue el Kazantip. De hecho, dormir en uno de los campings de lujo cuesta unos 200 euros por noche, y tanto las bebidas como los comidas tienen precios desorbitantes para lo que es Ucrania. Yo soy un bolchevique.

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