Luego de la salida en 2010 de Expreso, el segundo disco de su laboratorio sonoro Isla de los Estados, las apariciones de Flavio Etcheto en la noche porteña se fueron haciendo esporádicas, hasta que un día no se lo vio más. Más tarde se supo que el amor lo sorprendió y lo raptó a Mar del Plata, donde vive hace cuatro años. Siempre quiso vivir cerca del mar, por lo que le vino bien el cambio de aire a una ciudad que en todo momento tuvo en cuenta.

Hoy asegura que no extraña el mainstream –su trabajo junto a Gustavo Cerati lo llevó a descubrir los grandes escenarios–, pero advierte que, si bien disfruta de los eventos chicos y palpables, no se cuelga al under. “Fue Leo Ferro (alquimista del proyecto electrónico SLNT) el que me conectó con esta escena”, aclara.

Si bien actúa pocas veces al año y está tratando de terminar un proyecto de canciones, el presente laboral del otrora Resonantes y Ocio gira en torno a la producción musical y a la docencia. Lo que no significa que no le haya medido el pulso a la escena marplatense. “No es una ciudad que conozca perfectamente, pero pasan muchas cosas. No sólo en el verano”, alega el artista igualmente conocido por su alter ego Flavius. “Hay un abanico de posibilidades musicales que van de la electrónica a la psicodelia. También hay un grupo llamado Cumbia Grande, que es fenomenal. Todo esto sucede en bares, salas de conciertos como Gap, que es intermedia, y polideportivos. Sucede lo mismo que en Buenos Aires, aunque al ser una ciudad más chica, se dimensiona.”