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Domingo, 21 de agosto de 2011

FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: DANIEL MAZA Y “BOTIJA DE MI PAíS”, DE RUBéN RADA

Vestido de amor con mis hermanos

 Por Daniel Maza

Hay una canción que me pegó mucho de chico y me sigue emocionando después de muchos años, y que se llama “Botija de mi país”. Es de Rubén Rada y está en su disco con Opa. La escuché por primera vez cuando yo debía tener unos 15 años, en una grabación que fue hecha en vivo en el estadio de Defensor en Uruguay, en uno de los conciertos de Opa con Rada, y lo que me ha marcado desde siempre es la letra del tema. Empieza con el “bó” famoso con que saludamos los uruguayos, ese “vamo’ arriba, bó”, y Rada dice entonces: Bo’tija; que es como les decimos a los gurises en Uruguay. Y decía entonces que Rada arranca cantando: “Bo’tija de mi país”, y en un momento dice “si libre quieres vivir no dejes de hablar con tus hermanos”. No sé muy bien por qué, pero ese tema me pegó tremendamente; todavía hoy la letra me da una cosa en la piel. Siempre me hizo pensar en la niñez. Dice también: “sólo déjate llevar/ y nunca lo olvidarás,/ tu vida será siempre un candombe” y “Si te quieren reprimir/ júntate con cinco mil/ y juntos repiqueteen las manos”. Habla de la unión de todos los botijas, los gurises de allá; si todos los gurises se juntaran para aguantar a todos los gurises que están en la calle –todos: los negros, los blancos–, serían escuchados y se terminaría de una vez por todas con ese asunto de “los niños primero”, que se usa siempre de la boca para afuera.

Yo vivía esto cerca, porque si bien tuve mi casa, con mi viejo y con mi vieja, siempre anduve en la calle. No fui un pibe de la calle, pero siempre andaba en la esquina con la barra, con los muchachos. Eran otras épocas, por supuesto, y recuerdo que nos golpeábamos contra la ventana de la peluquería de la esquina, contra la persiana, y ése era uno de los temas que cantábamos todas las veces, era el tema del que sabíamos toda la letra todos, y nos pegaba bastante, era como que había sido escrito para nosotros.

Por ahí los vecinos se enojaban con nosotros porque tocábamos la guitarra a la hora de la siesta, pero no hacíamos ningún lío. Hace poco fui al Cerro, por el barrio, y me decía Carmelo, el del bar: “Mirá: pensar que nosotros antes los rezongábamos a ustedes porque tocaban la guitarra a la hora de la siesta, y ahora no se puede dejar la casa sola”. Aquélla era una vida increíble, donde todos conocían a todos en la cuadra, y de pronto pasaba un vecino y se mojaba los dedos y te tiraba un poquito de agua y eso traía que vos le tirabas otro poco y a la media hora estaba toda la cuadra jugando una guerrilla de agua. O yo le preguntaba a mi mamá qué íbamos a cenar y si ella me decía por ejemplo, “hoy vamos a comer guiso”, y por ahí no me gustaba, me iba a lo de Pescador, a la casa de la Charo, y le preguntaba a ella qué iba a comer; y si me decía arroz con no sé qué, me cruzaba a lo de Carmelo y le preguntaba y me decía: milanesa, entonces yo pensaba, bueno, me quedo a comer acá. Y así podías ir a cualquier casa de la cuadra y decir vengo a comer y ponían un plato más y cero comentario, así como venían otros a comer a casa. Si mi mamá hacía los sandwiches (refuerzos, les decimos nosotros) para mí y para el Oscar, después íbamos a lo de Oscar, que era el hijo de Carmelo, y tomábamos la gaseosa. Fue una adolescencia increíble y la canción de Rada me remite a esa época de mi vida y a ese mundo.

No faltaban la pobreza ni los padecimientos. El Cerro estaba rodeado de todos esos frigoríficos que ahora están cerrados, y de repente había una huelga y mi papá y sus compañeros ocupaban el frigorífico para protestar. Durante todo ese tiempo, que podía durar un mes, iba a verlo a mi papá a través del alambrado, acompañado por mamá, que me llevaba antes de ir a la escuela, y durante todo ese tiempo no se ganaba plata y se necesitaba, para la casa, para comer, así que las cosas se acotaban un poco en esas épocas; era un situación difícil, pero la íbamos piloteando. Y era difícil: se veía la pobreza, pero no tantos pibes en la calle, y en la casa cada uno se las arreglaba como podía, y creo que el tema habla de eso: de cómo cada uno se las arregla como puede.

Nunca grabé “Botija de mi país”, pero lo tocamos en vivo con el trío y es lo primero que aparece cada vez que agarro la viola o estamos en alguna juntada en la que tocamos un poco. Ese candombe, que dice tanto, que lo dice todo.

Lorena Astudillo y Daniel Maza presentan su cd Sólo los dos (Acqua Records), un particular recorrido por la música rioplatense y el folclore latinoamericano. Son doce temas, entre ellos: “Doña Soledad”, de Alfredo Zitarrosa; “Zamba del Carnaval”, del Cuchi Leguizamón; “Te parece”, de Rubén Rada; “Vete de mí”, de Homero y Virgilio Expósito; “La Nochera”, de Jaime Dávalos y Ernesto Cabezas; “El manisero”, de Moisés Simons. En vivo, el sábado 3 de septiembre a las 21 en La Trastienda Club, Balcarce 460. Entradas desde $40. 5533-5533. Más información en: www.astudillomaza.com.ar / www.danielmaza.com.ar

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