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Domingo, 31 de marzo de 2002

VALE DECIR

Vale Decir

Confirmado: estamos condenados al éxito

Que la medición del riesgo país está “por las nubes” y que la crisis argentina ha cobrado proporciones “siderales” será cierto, pero aquellas no son más que expresiones, formas de decir. Sólo que, al parecer, la astróloga Lily Süllos se las ha tomado algo literalmente y, muy preocupada por el hecho de que la asistencia externa parece cada vez “más distante”, ha decidido ponerse al servicio de sus fieles seguidoras mediante el anuncio de una serie de poderosas predicciones astrales. Y para su óptima difusión, ¿qué mejor medio que la revista Mía? En el número de esta semana se anuncia, en tapa y a modo de “exclusiva”, “cómo Marte ayudará a la Argentina”. Al parecer, el año 2002 correspondería al planeta rojo, y a partir del 21 de marzo (fecha de comienzo del “calendario astronómico”), “tenemos la influencia de este planeta belicoso”. Y todo indicaría que “si pudiéramos responder a sus efectos en la manera elevada, lo que llamamos en astrología la octava superior de sus efectos, presenciaríamos el gran adelanto de la industria, medicina, seguridad, y también un ejército que sirve a un Estado democrático”. Su contracara, la octava inferior, sería “la violencia, el desorden, la delincuencia y la deshonestidad”. De nosotros depende cuál “octava” utilizamos, aclara la astróloga y, como si no tuviéramos ya bastante responsabilidad con todo esto, agrega que, en julio, “el poderoso planeta Júpiter forma conjunción con el sol natal de la Argentina”, de tal manera que “casi seguro que viene una ayuda del extranjero para la sufrida doncella” y, si el Gobierno la aprovecha como es debido, “sucedería el milagro: una Argentina hacia su destino que Dios le designó en el principio de los tiempos: SER LA PRIMERA ENTRE TODAS LAS NACIONES”. Lo que no queda claro es: ¿la primera en qué?


Todas somos Madonnas

El último número de la revista especializada Psychology Today ha lanzado al mundo académico una noticia bomba que amenaza con hacer estallar los límites entre conocimiento científico y devoción religiosa. En un artículo titulado “¿Puede una plegaria dejarla a una embarazada?”, la publicación especializada informa que dos estudios separados “revelan una sorprendente correlación entre plegarias y concepción”. Un estudio de la Universidad de Columbia habría concluido que las posibilidades de fertilización de mujeres sometidas a tratamientos in vitro parecían haberse duplicado en los casos que se vieron “asistidas” por algún rezo “direccionado”. Y, aclara la nota a los lectores suspicaces, el estudio descarta que se trate de un efecto inconsciente de persuasión, dado que las plegarias en cuestión no provienen de las aspirantes a madres (unas 200 en un hospital de Seúl, en este estudio particular) sino de otras miles de personas en los Estados Unidos, Canadá y Australia que rezan por ellas. Lo cual deja a las pobres chicas coreanas de cara, una vez más, al viejo problema de no saber por culpa de quién han quedado embarazadas.


No Logo

La noticia recuerda a la presentación de la serie de antología “Rumbo a lo desconocido”, donde se advertía al espectador que (palabras más, palabras menos) “nosotros controlamos su televisor”. A principios de este año, tres poderosísimas empresas multimedios –Disney, Viacom y la NBC– decidieron aunar esfuerzos para llevar a juicio a Sonicblue, compañía creadora de la nueva línea de videograbadores ReplayTV 4000. ¿Por qué tanta saña contra un aparato que, con mayores o menores modificaciones, ya lleva mucho tiempo en el mercado? Bueno, porque el ReplayTV 4000 graba programas televisivos en una suerte de disco duro (como ya lo hacían el Replay anterior y el TiVo), pero esta vez agregando la posibilidad de saltear las publicidades de manera automática, sin apretar ni un solo botón. La tríadacorporativa puso el grito en el cielo, asegurando que este Replay “pone en peligro a la TV gratuita tal como la conocemos”. Forbes, la revista yanqui especializada en asuntos económicos, hizo en su número del mes pasado una breve investigación al respecto, señalando que la tecnología llevada a la Corte tiene un nombre (commercial advance), un padre (Arthur D. Little) y edad suficiente para ir a la escuela primaria, ya que existe en el mercado desde 1995. E ironiza sobre la arremetida de los gigantes multimediáticos sugiriendo que Forbes y otras revistas podrían prohibir a sus lectores pasar con rapidez las páginas publicitarias en busca de los artículos que les interesen.

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