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Domingo, 28 de junio de 2009

INTERNET > LA DISCRIMINACIóN ON-LINE

Pescame si puedes

Desde sitios que recomiendan dónde conseguir libros de circulación restringida, como Mi lucha o Los Protocolos de los Sabios de Sión, hasta grupos en Facebook que juntan firmas y dinero para asesinar a Evo Morales, pasando por organizaciones barriales contra las villas, jugadores contra árbitros y hasta sitios que denuncian a quienes denuncian las discriminaciones. El problema de la discriminación se multiplica en Internet y el modo de combatirlo es tan vasto y ágil como la misma red.

 Por Gustavo Veiga

Si Henry Ford hubiera escrito hoy y no en 1920 su libro El Judío Internacional estaríamos ante un best seller del público antisemita. Con el libelo Los Protocolos de los Sabios de Sión difundido por primera vez en 1905 habría pasado otro tanto. Y así con cada uno de los textos más o menos célebres que pregonan el ideario de la supremacía racial, incluido Mi lucha de Adolf Hitler, editado en 1925. Con sólo un click en el mouse de la computadora, Internet haría posible la difusión de esos manuales de la discriminación entre millones de personas. Ni el fundador de la automotriz estadounidense podría detener –como lo intentó en 1942– que se distribuyera su obra. Ya es demasiado tarde. El racismo goza de buena salud en Facebook, Youtube y MySpace, aunque todavía cueste encontrar sus trabajos fundamentales.

“Estamos dispuestos a asesorarlo en lo que desee, contamos con un grupo de buscadores de libros descatalogados y difíciles de encontrar. Su consulta es bienvenida”, señala la Librería Argentina en su página web. Allí pueden adquirirse un ejemplar de Mi lucha por 35 pesos, Los Protocolos por 25 o los discursos completos del Führer por 84. La oferta es una de las tantas que circula en Internet para el público que busca con avidez ese tipo de textos. Están quienes procuran libros impresos, quienes se conforman con bajarlos de la red y quienes deambulan sin saber qué hacer. “¿En qué librería puedo encontrar Mi lucha?, vivo en Ciudad de México”, se pregunta un anónimo internauta en los foros de Yahoo.

El 14 de mayo pasado, el centro Simón Wiesenthal dio a conocer un comunicado en el que afirmaba que “el aumento más fuerte de ese odio digital viene de Facebook”. Algo semejante sostenía de Youtube y MySpace donde aquella organización denuncia que hubo un 25 por ciento de aumento en lo que denomina “grupos problemáticos”.

En Estados Unidos, el país donde tienen su dirección virtual la mayoría de los sitios antisemitas del mundo, la conocida Liga Anti-difamación (ADL) le atribuyó a la crisis financiera internacional un rebrote de las ideas antisemitas: “Los mensajes atacan a los judíos en general; algunos los acusan de controlar el gobierno y las finanzas, de formar parte de un ‘orden judío mundial’ y de ser en consecuencia los responsables de la crisis económica”. La entidad que lucha contra el racismo en EE.UU. señaló también que, en distintos foros sobre finanzas, se mandaron mensajes antisemitas relativos al quebrado Lehman Brothers y otros bancos. Aggiornado, el concepto sería parecido a uno que sostenía el propio Ford: el empresario creía en una banca positiva liderada por la Casa Morgan y una negativa, dominada por banqueros de origen judío.

El odio racial tiene varias cabezas como la Hidra de Lerna. El antisemitismo es la más conocida pero no la única. En Bolivia, un joven de 20 años, Hony Piérola, creó un sitio en Facebook al que convocaba bajo el slogan “Colecta global para liquidar a Evo Morales” y que llegó a tener 8000 usuarios. Fue luego de que el presidente boliviano reformara la Constitución de su país. Uno de los mensajes, fechado el 10 de agosto de 2008, le sugería al webmaster: “Yo no estoy de acuerdo con matarlo de un tiro, opino que habría que torturarlo y hacerlo padecer, como él lo está haciendo indirectamente con mucha gente boliviana”. El odio racial contra el presidente de origen aymara –azuzado por sus adversarios políticos– provocó que la red social creada por Mark Zuckerberg cerrara el grupo de Piérola a principios de este año.

En la página alemana www.boocompany.com se enumeran doscientas páginas nazis sólo en Facebook, la mayoría diseñadas en Estados Unidos, Italia, América latina, Indonesia, Turquía y los países árabes. Hay usuarios que se registran como Josef Goebbels o que colocaron una fotografía de Hitler en su perfil. En Youtube proliferan los videos donde se niega el Holocausto. Son conocidos dos casos en Australia donde ya hubo condenas de la Justicia por subir imágenes a Internet.

Para detectar ejemplos de esta práctica extendida, el centro Wiesenthal activó un mecanismo de monitoreo contra el racismo y el terrorismo internacional que se especializa en Facebook. Y también brotaron como hongos distintos foros contra cualquier tipo de discriminación en Internet.

En la Argentina, el Inadi inició una campaña en la que instó a denunciar a grupos como “Basta de negros villeros”, “Odio a todos los negros villeros, ¡hay que matarlos!”, “Por un Quilmes sin negros” y “No a los floggers, grasas, negros cabezas, villeros y otros en Facebook”, que a fines de 2008 eran algunas de las treinta comunidades virtuales bajo consignas semejantes.

Otro de los casos más conocidos surgió en Bahía Blanca, donde unos 3700 usuarios de Internet adhirieron al sitio “¿Quién conoce a esta muda?” en el que se burlaban de una mujer sordomuda que pide limosna en las calles de la ciudad. “El día que me compre una F100 le apunto al medio”, escribió un fascista virtual. Cuando la psicóloga Silvia Scheider acudió al Inadi para reportar lo que pasaba con ese grupo, le abrieron una página que llamaron “Yo odio a la psicóloga”.

En mayo último, un instructor de árbitros, José Barenboim, denunció ante la Justicia Federal y la DAIA al relator de fútbol Gabriel Anello por apología del nazismo. Según aquél, su hijo Roger recibió un mensaje en Facebook donde el periodista de Radio La Red le decía: “Hitler debió haber vivido 10 años más para terminar su obra”. De ese modo, Anello habría respondido a un agravio que el joven dejó en su muro, el lugar donde los usuarios colocan mensajes, fotografías y videos en Facebook.

Según los especialistas, en 1995 había un solo sitio web donde se alentaba el racismo, en julio de 1999 la cantidad se había ampliado a 2100 y hoy, de acuerdo con los datos que maneja el centro Wiesenthal, son algo así como 10.000 en Internet. Los grupos de pertenencia más atacados son los judíos, católicos, musulmanes, hindúes, homosexuales, mujeres e inmigrantes. Una señal de que la discriminación se guía por la aversión hacia todo aquel que sea diferente. No importa si se trata del color de la piel, la fe que profesa, su condición sexual o su origen étnico. Hay lugar para todos. Como en Internet.

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