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Domingo, 28 de junio de 2009

Partes de guerra

El marplatense Mauro Andrizzi siempre se interesó por Medio Oriente y sus conflictos, pero como cineasta se encontró con la doble imposibilidad de viajar al destino pretendido y de poder filmar allá. Por eso montó su película Iraqi Short Films desde su casa, con fragmentos de videos de YouTube que van desde noticieros hasta videos caseros subidos a la web por las guerrillas.

 Por Juan Pablo Bertazza

“En lo que dura un simple parpadeo se fueron nuestros años de paz, se fueron nuestras cosas más hermosas” canta un joven en Iraqi Short Films, el largometraje del también joven marplatense Mauro Andrizzi que, en muy poco tiempo, recorrió varios de los festivales más importantes del mundo, además de gozar del rarísimo privilegio de haber sido pasado en varios actos de la serie preelectoral de Obama y también en un colegio doctrinal de Hamas, ubicado cerca de Teherán.

En millones y millones de simples pero estremecedores y remixados parpadeos podría formularse lo que muestra Andrizzi, ya que su propósito fue realizar un verdadero trabajo de DJ del séptimo arte sobre las bases y pistas de los bombardeos en Irak. Así, una de las razones por las que impacta tanto su trabajo no es el mero hecho de ver cómo la realidad supera la ficción sino más bien el hecho de que lo haga artificialmente, queriendo parecérsele en lo que tiene de manipulable y espectacular: Andrizzi abrevó, por un lado, en las filmaciones que las diversas guerrillas iraquíes hacen de todas sus operaciones bélicas mediante un complejo proceso de postproducción destinado a la propaganda (es común que agreguen el logo que corresponde a cada milicia) difusión y reclutamiento de nuevos soldados. Por el otro, hizo también uso de algunos videos caseros realizados por soldados occidentales pese a que el gobierno de Estados Unidos prohíbe explícitamente dicha práctica.

Luego de cinco minutos didácticos en que se resume (de una manera demasiado prolongada, tal vez) la actualidad política y militar de Irak, la película va encontrando su tono entre la polifonía, entre explosiones y bombas de todo tipo que marcan los continuos estribillos de una canción que, a veces, siente nostalgia por la paz pero nunca se arrepiente de la guerra.

“Hace mucho que me interesa el tópico de Medio Oriente como lugar para emplazar ficción, más que nada por lo exótico que se nos presenta a los occidentales, incluso a los occidentales sudamericanos, porque Medio Oriente es en sí una gran ficción llena de versiones superpuestas. Siempre quise hacer de eso una película. El problema era que tenía la imposibilidad económica, por un lado, y la imposibilidad mucho más concreta de poder filmar allá. Así que se me ocurrió contar esa ficción de una manera alternativa, porque para mí más que documental esto es una ficción”, se explaya el director y editor de este curioso film que, podría decirse, implementó una manipulación en segundo grado: si los videos bajados de Internet ya estaban montados, Andrizzi puso su propio sello haciendo también diversos “arreglos” que representan, a su vez, la manipulación que las grandes cadenas de información hicieron de este tipo de conflictos. Así, además de juegos entre el color y el blanco y negro, Iraqi Short Films amontona cortos de fundamentalistas rezando mientras festejan la explosión de dos vehículos con palabras de Robert Fisk en torno a la brutalidad con que se pronuncia la palabra terrorismo, vehículos recortados tan de cerca que pronto se convierten en insectos a punto de morir, tropas británicas bailando en un break al compás de (Is This The Way To) Amarillo, un discurso de Dick Cheney sobre el gran enemigo Saddam Hussein y muchos otros interesantes eslabones de una cadena de tensión y relajación que, inevitablemente, acaba con fuego, muertos, fantasmas.

“Más allá del valor documental que de por sí tienen las imágenes registradas por los soldados, que no son otra cosa que obreros de guerra, la intención fue manipular cada uno de los cortitos y hacer de cada historia una microficción. Los subtítulos, por ejemplo, los hice con un iraquí –uno de los cinco que hay en Buenos Aires, según me contó– que, si bien me pidió no salir en los títulos porque la guerra le mató tres hermanos desde el 91 hasta ahora, sí aceptó darme una mano con la traducción; por lo que podría haber contado con una traducción perfecta. Pero, en ciertos momentos, preferí fabular un poco el subtitulado para enriquecer los relatos, sobre todo en aquellas escenas donde no se hace otra cosa que rezar. En algunos agregué música y en otros llegué a excluir alguna voz del audio que entorpecía, por ahí, el efecto de misterio que buscaba lograr”, completa Andrizzi.

Más allá de la innovación formal de haber compuesto una película con retazos de videos de YouTube, el gran mérito de Iraqi Short Films se advierte apenas termina, en la sensación final de impacto, sí, pero sobre todo de enorme confusión que, entre otras cosas, obliga a rever todo lo que sobre Irak nos llega por vías tradicionales.

“No hay una verdad absoluta sobre Medio Oriente. Cuando fui a Irán hablé con la corresponsal de El País que hace como veinte años vive ahí y me decía que el principio básico de un periodista de Medio Oriente es que nunca vas a conocer la situación política ni vas a saber de qué va. Las guerrillas son muy disímiles y responden a intereses étnicos, religiosos y económicos muy distintos; es un tire y afloje permanente y, como si fuera poco, los servicios de inteligencia manipulan y, por momentos, inventan la realidad a partir de los medios de comunicación. Por eso quise hacer algo así como un antinoticiero; en lugar de ser didáctico o esclarecer la guerra, busqué sembrar más dudas, borronear todo porque sabía que la ética no pasaba por manipular el material o no” cuenta Andrizzi, tranquilo y orgulloso.

Iraqi Short Films se presenta los viernes y sábados a las 22 hs en el Malba.

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