EL FUTURO PERFECTO 


Nele Wohlatz

Lo bello y lo triste

En la competencia internacional y la latinoamericana de la mayoría de los festivales clase A (como es este) se suele lucir lo espectacular, lo esperado, los que tienen algo de renombre. Por ejemplo, un asiduo competidor es el director afianzado en Nueva York, Matías Piñeyro quien estrena Hermia&Helena su opus número cinco.O la nueva película de Gastón Solnicki, Kékszakállú, retrato perturbador y desenamorado de una clase alta ociosa. En otro rango del espectro, se podrá ver la versión brasileña de la novela de Sergio Bizzio, Era el Cielo, thriller psicológico con un gran diseño de producción, con el Chino Darín y Leonardo Sbaraglia a la cabeza del elenco. O incluso la desconcertante película de “Teddy” Williams, El auge de lo humano, ganadora en Locarno a mejor película. Pero entre todas esas películas más o menos grandes, más o menos tanques, suele aparecer, cada tanto, alguna chiquita e inesperada. Hablamos de El futuro perfecto de Nele Wohlatz, alemana afianzada en Argentina que ganó el premio a Ópera Prima también en Locarno. Wohlatz había indagado en los efectos residuales de la inmigración alemana de una pequeña colonia misionera en su anterior película (Ricardo Bär, co-dirigida con Gerardo Naumann), pero en este caso lleva el recurso de ficcionalizar una acción documental a un límite bressoniano. Xiaobin es una china recién llegada a la Argentina que antes de ponerse a trabajar en el supermercado de su tío tiene que aprender a hablar el español. Con muy pocos elementos, y una carencia absoluta de golpes melodramáticos, Wohlatz va tejiendo un relato contenido que deambula entre la realidad y la ficción, como en las películas de Aki Kaurismaki o Abbas Kiarostami, donde la puesta en escena va construyendo una mirada propia, obsesionada con observar los gestos mínimos con cierta distancia; la pelea facial que se tiene cuando un nuevo idioma redefine desde una sintaxis molesta otra identidad.


AUSTERLITZ


Sergei Loznitza

Los bárbaros

Alguien tenía que hacerlo. Alguien tenía que atornillar un trípode con una cámara, prender la grabadora, y ver cómo esa enorme masa de seres humanos amorfos, con sus banderitas, sus camaritas digitales, sus celulares y selfies sticks, todo ese enorme flujo de energía hiperbólica y depredadora llamada turismo hace de las suyas en un campo de concentración. Lo sabemos: los turistas no miran, por más que viajen miles de kilómetros para hacerlo, no, son ellos mismos el mensaje que trae nuevas (y oscuras) significaciones. Así lo entendió el gran documentalista ucraniano Sergei Loznitsa en su última película Austerlitz (que toma su título de la novela de W.G. Sebald pero dialoga con otra novela de las mismas características; Necrópolis de Boris Pahor). Loznitsa plantó la cámara y observó el movimiento de ameba de los turistas por el campo de exterminio de Sachsenhausen, ubicado en las afueras de la ciudad de Berlín. Filmada en un lacónico blanco y negro, la película abre con la célebre frase que se encuentra en las rejas de entrada: “Arbeit macht frei” (El trabajo los hará libres). Adentro, vemos a guías trabajando en sus detalles y fichas históricas, organizando a algún turista gordinflón que se distrajo de la manada, a hombres y mujeres, parejas de oficinistas, mochileros, recién casados, que van paseando y sacando fotos; totalemente ausentes al espejo de horror que produce su propia acción depredatoria. 


FUGA DE LA PATAGONIA


Javier Zeballos y Francisco D’Eufemia

Nuevo Cine Argentino (de Género)

Algún crítico trasnochado puesto a contextualizar podría pensar que, en esta década, la segunda del nuevo milenio que nos toca habitar, hay algo así como un Nuevo Cine Argentino de Género (¿NCAG?). Si no es por un capricho de los programadores, es entonces sintomático que tres óperas primas en competencia argentina pretendan abordar géneros con escasa tradición en nuestra cinematografía, y que lo hagan con herramientas poco convencionales o bien enfoques, digamos, “autorales” que el (viejo) Nuevo Cine Argentino explotó durante años. Ahí está Amateur de productor Sebastián Perillo, un thriller plagado de guiños a la tradición cinematográfica. Terror 5, de Federico y Sebastián Rotstein, film de terror con algo de slasher y luces de neón. Y Fuga de la Patagonia, debut en conjunto de los documentalistas Javier Zevallos y Francisco D´Eufemia, un western-gaucho, filmado en escenarios naturales por el río Limay y los bosques del lago Mascardi. Con una espectacular secuencia de inicio en una balsa por los rápidos del río El Manso, la película narra la fuga del Perito Moreno después de ser apresado por el Cacique Sayhueque y condenado a muerte. Perseguido por su ahijado y una banda de cazarrecompensas, Zevallos-D´Eufemia intercalan momentos de acción a lo Hugo Fregonese con bellos pasajes de contemplación de la naturaleza, y un montaje onírico que remite a Terrence Malick. La película se aparta de la figura convencional (y problemática) del Perito e indaga en la potencialidad del paisaje, la puesta en límite de los personajes y el código de honor en un territorio próximo a ser devastado. 


ARTIST OF FASTING 


Masao Adachi

Una vida ejemplar

Abarcar la vida del cineasta, guionista y activista político japonés Masao Adachi en unos pocos caracteres puede parecer un pecado. Haremos el intento: guionista de directores de renombre de aquella época dorada del cine japonés de los 60, como Nagisa Oshima o Koji Wakamatsu, Adachi hizo varias películas de un género japonés conocido como “pink films” (pinku eiga), películas de bajo costo con temática sexual (eróticas, digamos), que revelaban el costado perverso del sexo, con personajes desgarrados, tiranos y oscuros, en una sociedad fraccionada y en ascedente decadencia como la Japón de los sesentas. Después de este comienzo próspero, comenzó a vincularse con grupos de izquierda y a virar su cine hacia lo experimental. Viajó al festival de Cannes con Wakamatsu y aprovechó para conocer Beirut. Hizo un documental sobre la resistencia palestina Red Army/PFLP: Declaration of World War. Decidió no regresar a casa, viajar un poco más por el norte de África y entrar en contacto con la situación política y social del Líbano. Abandonaría el cine para tomar las armas y unirse al partido extremista Nihon Sekihun, en 1971. Permaneció en el Líbano por 28 años haciendo distintas actividades políticas y humanitarias, añorando el sueño dorado de la revolución. Por una confusión diplomática y un problema de pasaportes, Adachi compadeció ante un tribunal que lo sentenció a 4 años de prisión (aunque cumplió 18 meses). De nuevo en Japón, otro tribunal lo volvió a sentenciar por el mismo problema diplomático: tres años en prisión (aunque cumplió un año y medio). Al salir de la cárcel, volvió al cine en 2007. El festival tendrá una muestra especial de sus 14 películas como director, que son una de las perlas de toda la programación: desde su época rosada y retorcida, pasando por su activismo experimental hasta la actualidad reflexiva. Vale marcar, en este escueto breviario, tres: AKA Serial Killer (1969), Sex zone (1968) y su segundo regreso a la pantalla grande vía formato digital, Artist of fasting (2016).


DE PALMA


Noah Baumbach
y Jake Paltrow

Fans

Dos películas muy esperadas y de difícil acceso en pantalla grande. Dos películas que revelan el amor por el cine y por sus últimos ilusionistas. Dos directores que en cierto modo podrían entrar en contacto, o al menos, en un contacto onírico. Dos amantes de Hitchcock que lo supieron reinterpretar de distintos modos; uno, en clave de thriller-homenaje, el otro en clave pictórico-onírico. David Lynch: The Art Life dirigida por un conjunto de realizadores daneses y norteamericanos: Jon Nguyen, Rick Barnes y Oliia Neergaard-Holm. Tercera aproximación al enigma Lynch, retrata de un modo un poco más convencional su vida. Lynch es un gran performático y si bien en esta película se escapa su histrionismo oculto, se puede ver una faceta no tan conocida del director de Corazón salvaje, su actividad pictórica que ha desarrollado en paralelo a la cinematográfica, y en algunos momentos con más ímpetu. La película parece preguntarse por momentos, ¿cómo puede ser que este tipo no filme más películas? La otra es De Palma, documental coral y en primera persona sobre el director de Carrie. Dirigida por el wesandersoniano Noah Baumbach y Jake Paltrow, la película indaga en su técnica, obsesiones, amores cinematográficos, y sobre todo, sus problemas productivos, e intenta dar una respuesta a ese gran enigma: ¿cómo puede ser que uno de los directores más talentosos, emblema del cine de Hollywood academicista, tenga problemas para mantenerse en actividad?


GULISTAN: LAND OF ROSES


Zayne Akyol

Mujeres en guerra

Dos secciones ponen al festival en un lugar autoral. Si se pensaba que, en una época, el festival de Mar del Plata era un poco más “comercial” que el BAFICI, su “enemigo” invisible para una época de la pequeña cinefilia local; la acentuación en llamar esas dos secciones como Autores y Nuevos Autores puede ser leído como una toma de posición. En la primera, conviven erráticamente una serie de nombres muy disímiles entre sí, tanto en géneros como en temporalidades. Desde Hang Sang-soo, el experimento onírico cibernético de Werner Herzog, Oliver Stone y la última de Jim Jarmusch Paterson, hasta una micro retrospectiva de Jacques Rivette, la nueva de Raúl Perrone y la segunda película de Milagros Mumenthaler La idea de un lago. En Nuevos Autores la selección es menos ecléctica, un poco más poderosa. Ahí se podrá ver el documental Gulistan: Land of Roses de Zayne Akyol que viene de ganar el premio a mejor documental en el Doc Alliance de Locarno. La película retrata a una franja del brazo armado del PKK, Partido de los Trabajadores de Kurdistán. La diferencia con cualquier brazo armado es que son mujeres: no solo combaten en la frontera con Irak y Siria, contra eso que se percibe como ISIS, sino que promueven un empoderamiento de la mujer desde el combate armado. La mirada de Akyol se detiene en sus gestos, sus rostros, y va siguiendo sus movimientos en ese lugar complejo y por momentos contradictorio que cumple la mujer en las guerras que durante años fueron, como señaló Virginia Woolf, patrimonio especular de los hombres.   
 


BITTER MONEY
Wang Bing

En busca del tiempo digital

La historia del cine es también la historia de sus formatos, sus modos de reproducción. Hoy día, el mini dv, aquella imagen precaria que no solo vino para reemplazar al vhs sino para imponer un nuevo modo de hacer y de mirar cine (o incluso de llamar al cine como cine), es para nosotros un tipo de imagen tan vieja como el superocho. Pero ahí estuvieron sus defensores: esos que con una camarita chiquita de ese formato vapuleado intentaron torcer el rumbo de la historia (para bien o para mal). El cine del realizador chino Wang Bing fue pionero en el formato con su obra magna Tiexi Qu (2002). Un retrato de largo aliento (nueve horas) sobre la China helada del norte y una zona industrial en decadencia. El tiempo de duración no fue poco: constituyó una marca de estilo que gracias a la tecnología digital, amable para esta clase de duración, le permitió a Wang Bing capturar la morosidad de los cambios, la degradación de los espacios, la irresponsable destrucción del paso del tiempo. Dos películas se proyectan en el festival: Ta´Ang, un retrato sobre la guerra civil en Birmania y los campos de refugiados de casi tres horas de duración. Y Bitter Money, un documental más conceptual, que persigue el movimiento de la plata, las transacciones comercial, la líquidez de sus conexiones. De yapa: un documental del crítico coreano Jung Sung-il, Night and Fog in zona, sobre el método de trabajo de Wang Bing, su modo de ver y concebir el tiempo y sus rodajes. 
 


APOCALIPSIS NOW
Francis Ford Coppola

Volver a volver

La insistencia del festival, durante los últimos años, en tener un lugar para los rescates ha ganado terreno en la programación hasta convertirse, como en esta edición, en poco más de un tercio de todas las películas seleccionadas. Hay varios rubros que las abarcan e intentan diferenciar con nombres más o menos llamativos, y a la vez, tienden a generar un micro festival dentro del mismo festival: Cine Noir, por ejemplo, clásicos no tan revisados del género negro. O una sección íntegramente dedicada a películas de Buster Keaton. También otra sección denominada como “El espectáculo más grande del mundo” con películas épicas de Anthony Mann y Nicholas Ray, hacedores de un cine a escala irracional que llevaron al límite de lo inhumano el diseño de producción. Rescates de películas argentinas y también un amplio y sendo homenaje personalidades de la producción local. De toda la (inabarcable) sección, vale remarcar la que lleva el título enigmático y juguetón de Generación VHS: una serie dedicada a películas que brillaron, más que en el formato pantalla grande, en la pequeña caja boba que alumbró como un comensal más la punta de la mesa de la clase media. Hay para ver ahí las más previsibles, Apocalipsis Now de Coppola por ejemplo, como rarezas que viajaron directo a los videoclubs, como Una Mujer Poseída de Andrzej Zulawski, Mientras el cuerpo aguante de Michele Lupo y Visitante de Más Allá de Giulio Paradisi. Conviene agendarlas antes de que, en los próximos años, la Generación DVD o la Generación DCP, comience a ganar espacio en los rescates.