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Domingo, 25 de enero de 2004

PERDONA NUESTRA TIBIEZA

por C.Z.

Hace diez años, PNP inauguró un formato y estilo de parodia televisiva que resultó muy efectivo: refrescó la pantalla, tuvo varios continuadores voluntarios e involuntarios y, en definitiva, la televisión adquirió a la fuerza una especie de psicoanalista dispuesto a revelarle sus fallidos, lapsus y furcios. La TV se hizo autoconsciente de sus pecados, aunque no por ello dejó de cometerlos a granel, alimentando cada vez más horas de testimonios para futuros PNP. Una década después, sin embargo, los formatos se muestran un tanto desgastados. Al fin y al cabo ya somos espectadores avezados del error ajeno, y no van a conformarnos así nomás. De lo nuestro lo peor y Nosotros también nos equivocamos (bloopers autogenerados del 13 y Telefé, respectivamente) son el ejemplo de que no basta con que una puerta del decorado se caiga o que el actor farfulle mal el libreto y putee. Tiene gracia, pero es un poco tonto si no hay un plus de sarcasmo.
Quizás por eso la efectividad de estos programas se basa cada vez más en el carisma de los conductores, y no sólo en el material procesado. Para El ojo cítrico (producción general de Gastón Portal) se convocó a Mariana Fabbiani, protagonista de aquel PNP, y a Luis Rubio, humorista de pura cepa capaz de decir chistes con una máscara muy seria. Sus estilos se han fundido en una combinación que funciona especialmente cuando actúan: es excelente el sketch “Latinoticias”, donde imitan a conductores latinos bajo los nombres de Lupita Goldenberg y Evaristo Hurtado; o la parodia de Matrix, incluido Mukenio, que de la publicidad de Arnet entró de lleno al mundo televisivo, aquí haciendo de “Morfenio” (además de haberse subido a la pasarela del desfile de Roberto Giordano en Punta del Este). Entre Fabbiani, Rubio y Mukenio logran una pieza humorística interesante.
Los momentos de bloopers, furcios y secciones de gaste a los famosos son más trillados y, sobre todo, muy medidos. Mientras en el Canal 9 Televicio fue evolucionando hacia una versión derechizada y ultra gastadora de PNP, El ojo cítrico parece su versión políticamente correcta. Gastar a Adrián Suar, capo del canal, diciendo (a raíz de un falso documental editado con retazos de sus programas juveniles) que “por lo que hemos visto Suar no sólo se rateaba de las clases del colegio, también de las clases de teatro”, no alcanza para sacar credencial de acidez crítica.
En medio de esta andanada de propuestas que invadieron la TV estival, El ojo cítrico se presenta como más clásica y bien llevada por sus conductores. En gran parte, se debe mucho al humor rápido y mordaz de Rubio, quien ya acuñó al menos una candidata a Frase del Año en la televisión cuando dijo: “Trabajar al lado de Sueiro es la muerte”. No será tan ácido, pero es bueno.

El ojo cítrico, los viernes a las 22 por Canal 13. CORRECTO

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